Plutarco, en sus vidas paralelas, narra el episodio que terminó popularizando este dicho.
Parece ser que un conocido romano, estaba casado con una mujer muy bella y rica, a la que muchos hombres festejaban. Un buen día este pidió el divorcio, el que aparentemente no tenía fundamento.
Sin amigos, sin entender nada, le reprocharon inquiriendo su actitud que era considerada un disparate bajo todo punto de vista.
¿Veis mi zapato? ¿Veis lo bueno y bien hecho que es? ¿Vio alguien alguno más hermoso últimamente? Sin embargo, amigos, la única persona que sabe dónde aprieta soy yo que tengo el pie dentro.
Del Origen de los Dichos – Editorial Selene – Ilustración Carlos Valle -1990
Dónde Aprieta el Zapato
Según una vieja historia, que se pasa en España de generación en generación, todo se remonta a una conversación entre un zapatero y un sacerdote. Habría ido el trabajador a visitar al párroco para pedirle consejo sobre su matrimonio, que estaba en crisis. El cura intentó persuadirlo de que la relación aún podía mantenerse firme, pues él creía que su esposa era “bella, buena cocinera y correcta cristiana”. Ante esos argumentos, el zapatero habría utilizado una linda metáfora para rebatir. Tomó un par de zapatos y le dijo al cura que le diera su opinión sobre el calzado. El sacerdote señaló que eran “hermosos, hechos de buen cuero, que parecían cómodos…” Entonces el zapatero sentenció: “todo muy lindo, pero usted no sabe dónde me aprietan”. Así son las cosas cuando se juzgan desde afuera, sin tener todos los datos para considerar la situación.
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