Es muy probable que haya existido una relación de causa a efecto entre la crisis de la década del ’30 y el aumento de las actividades criminales.- No puede ser casual la aparición, entonces de bandas de delincuentes como las de “Chicho Grande” y “Chicho Chico”, con epicentro en Rosario, ni los secuestros extorsivos, como el del joven Abel Ayerza, con trágico final.- Estas bandas delictivas se organizaron al estilo de la mafia: tenían sus códigos, sus capos, sus leyes de silencio y hasta su diva, Agata Galiffi.- La actuación de estas bandas hicieron rebautizar a Rosario con el sobrenombre de “la Chicago argentina”, que antes se lo había ganado por el rápido crecimiento de su industria frigorífica.
En Buenos Aires y suburbios (Avellaneda por ejemplo), delincuencia y política se mezclaron.- Algunos dirigentes como Alberto Barceló eran acusados de proteger el juego clandestino, la prostitución y ciertas formas de extorsión a industrias locales, so pretexto de “protección”. Un personaje típico de este accionar fue “Ruggerito”- Juan Nicolás Ruggero-, pistolero tan capaz de balear bandas rivales como de manipular elecciones.- Lo mataron en 1933; su cuerpo fue velado en un local del Partido Democrata y el ataúd envuelto con la bandera argentina…
Tambien hubo blindaje rural. En La Pampa apareció la figura del legendario Juan Bautista Bairoletto, con imagen de bandolero romántico, tipo Robin Hood; asesino del policía que lo había agraviado, fuera de la ley, asaltante de ricos, generoso con los pobres, ubicuo, caliente. La imagineria no alcanza sin embargo, a ocultar la verdad histórica de Bairoletto; un asaltante convertido en mito popular, recordado aun hoy en La Pampa, sur de Córdoba, San Luis y Mendoza.
La visión de estos hechos contradictorios marcó un recuerdo traumático en la memoria de la mayoría de la población.
Las letras de los tangos de Discépolo, son un testimonio de aquella atmosfera de descreimiento, desazón, inseguridad y escasez de la década del ’30.
Pero es en la letra de Cambalache donde Discépolo deslumbra haciendo prestidigitación con las metáforas, donde intenta provocar una conmoción emotiva y también donde aparecen nítidos su pesimismo y su desesperanza.
Letras de Tangos Selección (1897-1981)- José Gobello- 1997
Cambalache
Que el mundo fue y será una porquería
ya lo sé…
(¡En el quinientos seis
y en el dos mil también!).
Que siempre ha habido chorros,
maquiavelos y estafaos,
contentos y amargaos,
valores y dublé…
Pero que el siglo veinte
es un despliegue
de maldá insolente,
ya no hay quien lo niegue.
Vivimos revolcaos
en un merengue
y en un mismo lodo
todos manoseaos…
¡Hoy resulta que es lo mismo
ser derecho que traidor!…
¡Ignorante, sabio o chorro,
generoso o estafador!
¡Todo es igual!
¡Nada es mejor!
Lo mismo un burro
que un gran profesor!
No hay aplazaos
ni escalafón,
los inmorales
nos han igualao.
Si uno vive en la impostura
y otro roba en su ambición,
¡da lo mismo que sea cura,
colchonero, rey de bastos,
caradura o polizón!…
¡Qué falta de respeto, qué atropello
a la razón!
¡Cualquiera es un señor!
¡Cualquiera es un ladrón!
Mezclao con Stavisky va Don Bosco
y «La Mignón»,
Don Chicho y Napoleón,
Carnera y San Martín…
Igual que en la vidriera irrespetuosa
de los cambalaches
se ha mezclao la vida,
y herida por un sable sin remaches
ves llorar la Biblia
contra un calefón…
¡Siglo veinte, cambalache
problemático y febril!…
El que no llora no mama
y el que no afana es un gil!
¡Dale nomás!
¡Dale que va!
¡Que allá en el horno
nos vamo a encontrar!
¡No pienses más,
sentate a un lao,
que a nadie importa
si naciste honrao!
Es lo mismo el que labura
noche y día como un buey,
que el que vive de los otros,
que el que mata, que el que cura
o está fuera de la ley.
Letra y música de Enrique Santos Discépolo.- Es considerado el epítome, o algo así, de la supuesta filosofía discepoliana. Fue presentado en el teatro “Maipo” por Sofía Bozán y estrenado por la orquesta de Francisco Canaro y su cantor Ernesto Famá ene l filme Alma de bandoneón (Argentina Sono Film -1935)