Existen documentos que prueban la existencia del legendario personaje. Otros han “desaparecido” misteriosamente. Un militar- periodista, amigo de Hernández, habría sido el encargado de relatarle la verídica historia sobre la que está basado el épico poema. La pulpería, escenario del duelo criollo que dio origen al drama, todavía existe.
José Hernández siempre fue por demás parco en dar detalles sobre el origen de su obra máxima, pero nunca dejó de reiterar que la historia por el contada tenía su origen en la más cruda realidad histórica de entonces. También es cierto, méritos literarios aparte, que la elevación del Martin Fierro como paradigma del gaucho se debió, entre otras causas, a que refleja la vida real de muchos paisanos.
Recientemente han salido a la luz unos documentos registrados en el libro “Por los pagos de Monsalvo”, síntesis de una serie de obras realizadas por el Centro de Investigaciones Históricas de la Municipalidad de Maipú, dirigido por el profesor Yves Earth Gramigna. Los datos que se dan a continuación están tomados del citado trabajo.
El jueves 17 de enero de 1873, aparece la primera edición del Martin Fierro. En agosto de 1869 el poeta funda el diario. “El Rio de la Plata”, y en noviembre del mismo año el Club de los Libres, que frecuentan Vicente Gil Quesada, Carlos Pellegrini y otros.
Colaborador del mencionado diario y frecuentador del club era un tal Álvaro Barros, muy amigo de Hernández, quien podría haber sido el encargado de narrarle al poeta las peripecias y desgracias de un paisano de los pagos del Monsalvo (Maipú en la actualidad).
Álvaro Barros aparte de periodista, fue jefe del Batallón 11° de Línea en Azul con el grado de sargento mayor. La relación entre el uniformado amigo de Hernández y el milito personaje se habría producido en agosto de 1886, cuando el juez de paz de Monsalvo, don Enrique Sundblad “de juzgado en juzgado”, le remite reo y condenado a servir tres años en 11° de Línea a un paisano de nombre Melitós Fierro. Había sido condenado por el juez del crimen del Departamento Sud doctor J.J. Cueto. Pero por error o ignorancia del escribiente, quedo asentado en ese batallón, con la firma del mismo Alvaro Barros, que en agosto de 1866 entró a servir por tres años, condenado por una riña donde había inferido heridas leves a su rival, un ciudadano llamado Martin Fierro… Con ese nombre va a ser destinado a la 2° compañía, a la razón acantonada en Tapalqué, donde permaneció unos cuatro meses, ya que en la Navidad de ese año, el martes 25 de diciembre de 1866, desertó en compañía de un tal Sixto Base.
La documentación encontrada hasta ahora permite inferir que la pelea que mando a Melitón (Martin) Fierro al cepo, a los juzgados y por ultimo a la línea de fronteras del desierto habría ocurrido a mediados de junio de 1866, en el Boliche de La Rosa, pulpería ubicada en el campo de un tal Acosta. (Aún se conserva su tapera, cercana a la ciudad de Maipú).
Los detalles se han perdido. El contrincante, un tal Pablo Vera, salió con algunas cortadas menores del duelo a cuchillo suscitado, según versiones orales, por “cuestiones del momento”, eufemismo que suele referirse al ánimo pendenciero, falta de mujeres y algunas ginebras de más…
Desde aquí los hechos se hacen difusos. Fierro es detenido en un paraje llamado Mari Huincul, y el miércoles 27 de junio de 1866, con la “segura custodia” de una partida a cargo del sargento Bartolo Santucho (¿el Cruz del poema?) es remitido a Dolores con una nota para el juez Cueto y “las armas que le fueron tomadas” al reo. ¿Algún trabuco amen del facón?
Desgraciadamente no se tienen más datos; el libro de notas recibidas por los alcaldes 1866-67 ha “desaparecido” del Juzgado de Paz de Maipú. Del libro del año siguiente alguien arranco las paginas 17-20 (continúan la citación de un tal Carmelino Fierro a comparecer el lunes 20 de mayo de 1867, por una acusación de “mezclar ovejas”, ¿Un pariente?) ¿La persona que ha hecho desaparecer esos documentos sabía que, en efecto se trataba del legendario Martin Fierro?
Hay más oscuridades. Por ejemplo, en vista de la causa, el juez Cueto remite una nota a Mari Huincul el domingo 1° de julio de 1866, solicitando al alcalde Agustín Lastra le envíe “inmediatamente” el facón de Pablo Vera así como también “un caballo zaino , un lazo trenzado y un bozal, pertenecientes al reo Melitón Fierro, y que se encuentran en la casa del referido Vera” ( ?!)
¿Quién llevó el zaino y sus arreos hasta allí, donde y en qué estado se encontraba el mencionado Vera?, es un misterio con contornos hasta risibles, si se quiere. Se entiende que llegaron finalmente al juzgado en una semana, porque Melitón Fierro fue condenado el sábado 10 de agosto de 1866.
Remitido al juez de paz de Monsalvo nuevamente, Fierro es enviado de inmediato hacia Azul a cumplir condena en el batallón que comandaba Álvaro Barros. El militar – periodista, amigo del poeta José Hernández, acusa el recibo sin fecha precisa, poniendo solamente “agosto de 1866”, y lo hace de esta manera:
“El que suscribe acusa recibo de la comunicación fecha 10 del presente y del individuo Martin Fierro, destinado al Batallón 11° de Línea. Recomiendo a usted haga todo empeño en remitir algunos más para remontar del cuerpo. Dios guarde a usted”.
El martes 25 de diciembre de 1866, junto con Sixto Base, el paisano Melitón (Martin) Fierro desertaba. Se sabe que al tiempo volvió para los pagos de Monsalvo. Quién sabe si algún día se llegará a saber si estas dos historias son una sola o si solo se trata de mero juego de espejos, de contornos y datos similares. De algo podemos estar seguros: el militar- periodista Álvaro Barros tenía sobrados conocimientos como para referirle anécdotas de este tipo a su amigo el poeta José Hernández.
La Nuestra – Folklore, Vida y Costumbres de un Pueblo – Marzo 1982