Los resultados obtenidos por la conjunción de aportes materiales, recursos humanos, culturales y científicos para alcanzar los objetivos de una Comunidad, no podrían ser posibles sin un Estado Presente; como enseña nuestra propia experiencia social.
El Estado de Bienestar (1946 – 1955) 2 de 2
La dispersión existente en las cajas jubilatorias, se resolvió con la creación del Instituto Nacional de Previsión Social. En 1948 se pensiona a los mayores de 60 años sin posibilidad de jubilarse, accediendo a la “Pensión a la Vejez”. En 1954 los trabajadores rurales se benefician con la jubilación, igual que sus compañeros industriales o de servicios. También el beneficio de pensión por viudez, se extiende a todos los trabajadores. Por decreto N° 33.302 (20/12/1945) nace el aguinaldo; y acto seguido, las vacaciones pagas. Luego los Tribunales del Trabajo, que fueron resistidos por el empresariado hasta el Poder Judicial tradicional. El Turismo Social fue otra de las grandes conquistas de aquellos años.
La búsqueda de una solución al drama habitacional ocupa recursos y esfuerzos durante años. Un papel clave en ésta planificación lo cumple la Fundación Eva Perón, que comandó la esposa del Jefe del Estado hasta su muerte. Financiada con aportes de distintos orígenes que incluía desde sectores empresarios hasta los trabajadores sindicalizados, construyó colonias de vacaciones, policlínicos como el Presidente Perón de Avellaneda y el Evita de Lanús; proveedurías, hogares para ancianos, la Ciudad Estudiantil y la Ciudad Infantil en la Ciudad de Buenos Aires, hogares – escuelas en el Interior, el Hogar de la Empleada, la Escuela de Enfermería y la asistencia directa a personas cuyas necesidades no podían esperar.
A su vez, los sindicatos emprenden gracias a préstamos oficiales y el aporte de sus afiliados, la construcción de obras como el Hospital Ferroviario, el Sanatorio del Vidrio, el de la Asociación Bancaria y otros.
Con respecto a las viviendas familiares, la concurrencia del Banco Hipotecario Nacional, la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, el Ministerio de Obras Públicas y los préstamos personales otorgados por el banco citado, permitieron construir medio millón de casas y departamentos en el período 1946 – 1955.
Pero el Estado de Bienestar planificaba un cimiento fundamental: la salud pública.
Refiriéndose a ese déficit que arrastraba desde siempre nuestro país, el Presidente Perón sostuvo: “En un país como el nuestro en que se apreciaban más los animales que los hombres; en cuyas estancias había toros gordos y peones flacos; en donde la salud de las vacas interesaba más que la de las personas, había un Ministerio de Agricultura… pero no un Ministerio de Salud Pública! Una de las medidas que tomamos nosotros fue la de crearlo” (2).
Para semejante tarea el presidente designó a un médico santiagueño: el Doctor Ramón Carrillo. El pensamiento revolucionario del Doctor Carrillo se sintetiza en algunas de sus frases: “La salud es el resultado de la Justicia Social” y también que: “Acusar a los microbios y las bacterias es una pobre excusa frente a la gran causa social de la enfermedad”(3). Pero el científico no se quedó en las frases. Puso en marcha un proyecto colosal que abarcaba unas cuatro mil páginas, integrando el combate contra las enfermedades endémicas que hacían estragos en la población, como el paludismo; a lo que se debía sumar las condiciones paupérrimas de vida que iban de la mala alimentación a las viviendas precarias.
El médico (a quien puede calificarse como padre de la medicina social), contemplaba tres frentes de batalla: la medicina asistencial, la sanitaria (defensiva) y la social, cuyo eje es la prevención. El gobierno le brindó todos los recursos necesarios para que en pocos años, en nuestro país fuera erradicado el paludismo, se formarán médicos especialistas y siguiendo sus recomendaciones, se construyeron el Instituto Nacional de Gastroenterología, el Instituto Central de Cardiología, el Instituto Central de Endocrinología, el Instituto Nacional y el Servicio Nacional de Asistencia al Quemado y otros establecimientos que en conjunto, trazaban una red sanitaria que cubría todo el territorio. El Tren Sanitario que recorría la Argentina profunda y las campañas de vacunación permanentes fueron también preocupaciones suyas permanentes.
El derrocamiento del presidente Perón sorprende al Doctor Carrillo realizando un tratamiento en el exterior para atender su hipertensión severa. Luego fue a trabajar como médico en el Interior de Brasil donde falleció. Sus restos recién fueron repatriados en 1972. Una larga campaña de calumnias implementada por el gobierno de facto de 1955, lo acompañó hasta que la Historia, la medicina y la memoria colectiva lo rehabilitaron.
Los resultados obtenidos por la conjunción de aportes materiales, recursos humanos, culturales y científicos para alcanzar los objetivos de una Comunidad, no podrían ser posibles sin un Estado Presente; como enseña nuestra propia experiencia social.
2) Perón – Director de la Obra: Rosa, José María – Buenos Aires – 12-1987.-
3) Carrillo Ramón (Citado por el Dr. Rodrigo Gutiérrez Hermelo) – La Maga – Buenos Aires- 10-11-1993.-