Expresión criolla que nació a fines del siglo pasado y fue popularizada por un sainete de la época así titulado. Denota a la persona codiciosa que, no conforme con la ganancia que le corresponde en un trato se empeña en obtener mayores ventajas.
Ilustración de Pablo Benedini – 2024
Es condensación de otro dicho más largo,”el chancho, la chancha y los veinte lechones”, que agrega el abuso una exageración la cría de una cerda a través de su vida fértil rara vez llega a la veintena.
Por concisión, la idea quedo abreviada en su forma actual: ”Querer la chancha y los veinte…” Pero a la picardía popular no le pareció suficiente. Eran tiempos del auge de los frigoríficos y de la explotación de todo lo que se pudiera sacar de un animal. De modo que la frase se usa en locuciones tales como “Fulano pretende quedarse con la chancha, los veinte… y la máquina de hacer chorizos”. Ese agregado tecnológico eleva la rapacidad del colmo. Muestra el afán desaforado de quedarse con todo. Y con algo más, de ser posible.
Tres Mil Historias de Frases y Palabras que Decimos a Cada Rato – Héctor Zimmerman – 1999 – Aguilar
«Querés el Chancho, la Chancha y los 20 Chanchitos»
«La chancha, los 20 y la máquina de hacer chorizos» es una frase que significa que una persona se quiere quedar con todo. Originalmente, el dicho era distinto: «Querés el chancho, la chancha y los 20 chanchitos», pero con la llegada y masificación de los frigoríficos, se transformó en la expresión que se conoce hoy.
A diferencia de otros dichos populares, que provienen de Europa y fueron incorporados con la llegada de distintas oleadas de inmigrantes, este nació en el Río de la Plata, a fines del siglo XX.
Fue popularizada por una obra de teatro de la época.
https://billiken.lat/ – Por Luciana Jauzat – Fragmento –
La Chancha y los 20 en San Juan
«Un juego macabro, un diálogo sutil y explícito a la vez. Filosofía sobre la existencia y el poder de los hombres se ve reflejado en una discusión casi sin sentido que cobra relevancia en boca de las protagonistas. El paralelismo entre el cuerpo del cerdo y el del ser humano trasmuta hasta volverse uno. El cuerpo no miente… ¿Quién tiene jurisdicción? ¿Quién decide?», explicó la sinopsis.
En escena: Valeria Sánchez y Yanina Marras, en el diseño lumínico María Victoria Barud, en diseño de vestuario Carla Garbi con confección de Rosana Granados y en utilería María de los Ángeles Carbajo. Además, la obra cuenta con el diseño sonoro de Gabriel Dávila Kurbán, audiovisuales y community management de Valentina Pantano y producción de María de los Ángeles Pérez.
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