Payanca: Pial de payanca; el pial es un tiro de lazo que se hace a las manos del animal para voltearlo en su carrera.
La payanca se tira por la izquierda o por derecha sin revolear el lazo. El pialador trata de aproximarse todo lo que puede el animal a la carrera, se agacha y con una armada más o menos chica, con muy pocos rollos, hace el tiro antes sus manos, cuando pasa corriendo por su frente, presentando la armada abierta verticalmente, resultando un tiro muy seguro y fácil.-
Existen otros tipos de piales, como el pial de paleta, el pial de volcao o el que se tira sobre el lomo. Cada pialador elige su forma de pialar, de acuerdo a la necesidad del momento o al floreo que precisa. Describe poéticamente Elías Regules:
Dende que te vi en el baile
me tenés redomoniao
porque una mirada tuya
es como pial de volcao.
Letras de Tango – Tomo III – 1997 – Ediciones Centro Editor
La Payanca
¡Ay!, una payanca yo quiero arrojar
para enlazar
tú corazón…
¡Qué va cha-che!
¡Qué va cha-che!
Esa payanca será certera
y ha de aprisionar todo tu amor,
¡Qué va cha-che!
¡Qué va cha-che!
porque yo quiero tener todo entero tu querer.
Mira que mi cariño es un tesoro.
Mira que mi cariño es un tesoro.
Y que peor que un niño por ella lloro,
Y que peor que un niño por ella lloro.
Payanca de mi vida,
ay, yo te imploro.
Payanca de mi vida,
ay, yo te imploro,
que enlaces para siempre
a la que adoro…
que enlaces para siempre a la que adoro…
Luis Andrés Caruso escribió estos versos para el tango La Payanca, que Augusto Pedro Berto había compuesto en 1906 a 1907. Lo grabó en 1917, Francisco Nicolás Bianco (Pancho Cuevas) con la orquesta de Eduardo Arolas. Hay otra letra, posterior, de Jesús Fernández Blanco, que mejora un poco la de Caruso.
La Payanca
Con mi payanca de amor,
siempre mimao por la mujer,
pude enlazar su corazón…
¡Su corazón!
Mil bocas como una flor
de juventud, supe besar,
hasta saciar mi sed de amor…
¡Mi sed de amor!
Ninguna pudo escuchar
los trinos de mi canción,
sin ofrecerse a brindar
sus besos por mi pasión…
¡Ay, quién pudiera volver
a ser mocito y cantar,
y en brazos de la mujer
la vida feliz pasar!
Payanca, payanquita
de mis amores,
mi vida la llenaste
de resplandores…
¡Payanca, payanquita
ya te he perdido
y sólo tu recuerdo
fiel me ha seguido!
Con mi payanca logré
a la mujer que me gustó,
y del rival siempre triunfé.
¡Siempre triunfé!
El fuego del corazón
en mi cantar supe poner,
por eso fui rey del amor…
¡Rey del amor!
Jesús Fernández Blanco