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Cesare Lombroso: Si son Feos, son Malos
Fue uno de los pioneros en criminalizar la protesta y se especializó en teorizar sobre la peligrosidad de la corriente anarquista
Cesare Lombroso: Si son Feos, son Malos

En su carrera de medico fue acumulando datos antropomórficos que lo llevaron a elaborar una teoría sobre las personas capaces de cometer delitos y llegó a la conclusión de que un criminal nace, no se hace. La realidad lo desmintió.

Lombroso – Caras y Caretas – Agosto 2013

Cesare Lombroso: Si son Feos, son Malos
Ezechia Marco Lombroso, que nació el 6 de noviembre de 1835 en Verona, fue un médico y criminólogo italiano que alcanzó gran notoriedad por sus novedosas teorías sobre el delito. Bajo el seudónimo Cesare Lombroso, publicó varios trabajos en los que rechazaba la posibilidad de que el delito fuera una mera conducta humana, postulando su raíz genérica. Basándose en una mezcla de conceptos fisonómicos, psiquiátricos, etc., creó una teoría según la cual alguien nace criminal y puede ser identificado por sus características físicas.

Hijo de padres acaudalados, estudió literatura, lingüística y arqueología en las universidades de Padua, Viena y Paris hasta que decidió ingresar en la facultad de Medicina de Pavía, donde se graduó en 1858. En 1871 asumió la dirección del manicomio de Pesaro y ese mismo año fue nombrado profesor de Medicina Legal en la Universidad de Turín, donde construyó su teoría del delincuente nato tras realizar más de cuatrocientas autopsias y analizar a seis mil bandidos encarcelados. Su conclusión fue que tenían características físicas similares a las de simios, por lo tanto, un criminal no era más que un ser involucionado

Las teorías de Lombroso causaron gran impacto porque postulaban que las causas de la criminalidad eran biológicas, pero también porque las exponía con un lenguaje crudo, científico, libre de todo tipo de juicio moral. Según él, los que cometen delitos graves tienen en común ciertas taras genéticas y carecen de frenos inhibitorios, por lo que cometen actos inimaginables para las personas normales. Para preservar a la sociedad plantea un curioso abanico de penalidades pena de muerte para los asesinos, cadena perpetua para los delincuentes violentos y trabajo en colonias agrícolas de ultramar para los ladrones. Lombroso planteaba castigos, pero no lograba resolver una contradicción intrínseca de so teoría la imputabilidad. Si se nace criminal se es inimputable, por lo tantos, no puede haber castigos Lombroso murió el 19 de octubre de 1909, en Turín, sin ver desacreditadas sus ideas.

 ¿Qué relaciones pudo establecer, según sus hipótesis, entre la forma del cráneo y la delincuencia?
-Comencemos por la anomalía que pudiera decirse más característica y ciertamente más atávica en los criminales, es decir, por el hoyuelo en medio del occipital. Morselli acaba de encontrar este hoyuelo en 14 por ciento en un grupo de 200 locos. La nariz torva, las anomalías de la oreja y, sobre todo, del labio y de la mandíbula son más frecuentes en los criminales que en los soldados. Sin embargo, las anomalías del cráneo son casi más numerosas que los mismos cráneos normales. Así mismo se ha observado la herencia morbosa en un 85 por ciento de los criminales hombres y en un 90 por ciento de las mujeres en un 84 por ciento de los alienados y en un 57 por ciento de los hombres normales. Entre las anomalías hereditarias la que ofrece mayor número de ejemplos es el aplanamiento unilateral de la frente y del occipucio, la unión prematura de las suturas. Aplicando la fotografía al estudio del tipo criminal he hallado en seis cráneos de asesinos, y en otros tantos de terribles salteadores de caminos, dos tipos de un maravilloso parecido y que presentan, con una evidente exageración, los caracteres del criminal y, hasta me atreve na a decir, del hombre salvaje: senos frontales muy pronunciados, mandíbulas de gran volumen, orbitas muy grandes y demasiado separadas, asimetría del rostro, tipo peleiforme de la abertura nasal y un exagerado apéndice en las mandíbulas.

-De sus estudios surgen conclusiones tales como que hay razas mejor predispuestas que otras para el delito, como los gitanos y los judíos. Pero llama la atención la ausencia de estadísticas sobre los occidentales y cristianos que han saqueado medio mundo cometiendo todo tipo de actos delictivos.
-Cierto es que ni yo ni mis compañeros de armas nos creemos libres de error y hasta es posible que estemos llenos de ellos. Pero deberían revelar los errores examinándolos, comprobándolos, y no echándonos el muerto de ser inventores de conclusiones y teorías que nunca fueron las nuestras. Hay conclusiones análogas en la antigüedad, en Homero, en Salomón. Aristóteles y Avicena han descrito la fisonomía del hombre criminal. La influencia de la raza en la criminalidad aparece con toda evidencia en el estudio de judíos y gitanos, si bien en sentido opuesto para cada uno de estos pueblos.

La estadística demostraría en los judíos de ciertos países una criminalidad inferior a la de sus compatriotas católicos, hecho tanto más notable cuanto que, dadas las profesiones ejercidas preferentemente por aquellos, debería establecerse la comparación no con la población en general sino con los comerciantes y pequeños industriales, que dan elevadas cifras de criminalidad. En Baviera hay un condenado judío por cada 315 habitantes y un católico por cada 265. En Baden hay 63,3 judíos por cada 100 cristianos condenados. Según Kolb, en Prusia, en 1859, hubo un acusado judío por cada 2.793 habitantes, un católico por cada 2.645 y un evangelista por cada 2.821. La criminalidad especifica de los judíos es un hecho más cierto que la proporción mayor o menor de delincuentes. Como entre los gitanos, predomina en ellos la forma hereditaria. En Francia se cuentan familias enteras de estafadores y ladrones. La mayoría se dedica en Francia a estafas especiales, como la del anillo que consiste en fingir el hallazgo de un objeto precioso, o bien la del saludo matinal, que les facilita la ocasión de despojar los dormitorios abiertos y hasta los comercios. Los palios rusos son, especialmente, usureros, monederos falsos, contrabandistas y hasta tratantes en mujeres.

Pero si puede afirmarse la menor criminalidad de los judíos en comparación con otras razas, no sucede lo mismo con la locura, que entre ellos tiene evidente predominio. Pero más que a la influencia de la raza se debe esto al exceso de trabajo mental, porque en las razas semitas (árabes, beduinos) la enajenación es muy rara. No se puede decir lo mismo de los gitanos, raza de criminales con todas sus pasiones y vicios. Son vengativos hasta el extremo. Tienen la imprevisión del salvaje y del criminal. Aunque carecen de moral son supersticiosos y se creerían condenados si comieran anguila o ardilla, en cambio comen carne putrefacta. Se entregan a la orgía, aman el ruido y arman gran agitación en los mercados, Feroces, asesinan sin remordimiento, por robar. Algún tiempo se les tuvo sospechosos de canibalismo. Las mujeres son muy hábiles en el robo y educan en él a sus hijos.

Deseando conocer la proporción de delincuentes franceses según la distribución del color rubio o moreno de los cabellos, notamos que en los departamentos en que predomina el cabello negro, los asesinos dan 12.6 por ciento, mientras que los rubios dan una cifra muy inferior: 6,3 por ciento. Los cabellos y las barbas espesas, y la derivación de padres alcoholizados y neurópatas, caracterizan a los grandes salteadores de caminos. Muchos de estos tienen pecas.

-Usted fue uno de los pioneros en criminalizar la protesta y se especializó en teorizar sobre la peligrosidad de la corriente anarquista.
-En estos tiempos en que todo tiende a complicar cada vez más la máquina gubernamental, no puede ser considerada una teoría como el anarquismo, que representa la vuelta al hombre prehistórico. Sin embargo, del mismo modo que en el fondo de toda fabula late algo verdadero, en toda teoría, por absurda que sea, máxime cuando ha conseguido reclutar crecido numero de partidarios, debe contenerse algo cierto, algo positivamente aceptable.

Puede, no digo justificarse, pero si explicarse, como ha surgido el anarquismo, como ha nacido la idea de protesta de un alma sincera o excitada contra la mentira y la injusticia, que humilla y menosprecia al honrado y al trabajador. Ravachol y Pini, por ejemplo, presentan los más completos caracteres del tipo del criminal nato, no tan solo en sus rasgos fisonómicos, sino también en el hábito del crimen, en el placer del mal, en la absoluta ausencia de sentido ético, en el odio invencible que sienten hacia la familia, en el desprecio de la vida humana. Lo que más marcadamente se revela a primera vista en la fisonomía de Ravachol es la brutalidad. La cara, extraordinariamente irregular, se caracteriza por una grandísima estenocrotafia, por lo exagerado de los arcos supraciliantes, por la desviación marcadísima de la nariz hacia la derecha, por las orejas en forma de asa y colocadas a diferentes alturas, y en fin, por la mandíbula inferior enormemente grande, cuadrada y muy saliente que completa en esta cabeza los caracteres típicos de un delincuente nato. A todo esto, hay que añadir un defecto de pronunciación que muchos alienistas consideran como signo frecuente de degeneración. Su psicología corresponde en todo a sus lesiones anatómicas. Otro ejemplo reciente de criminal nato anarquista lo encontramos en Pini. De 37 años, es uno de los jefes de los anarquistas de París, hermano de un aloca, tiene poca barba, frente huida, exageradísimos arcos superficiales, mandíbulas enormes y orejas muy largas. No tan solo se jactaba de ser anarquista, sino de haber cometido robos para vengar a los oprimidos, contra los ricos, contra la burguesía y llamaba a sus robos una expropiación legitima a favor de los no propietarios.

– ¿Cómo explica el altruismo, el sacrificio por el otro y la empatía de los militares anarquistas?
-Este altruismo llevado al último limite es uno de los caracteres que con gran maravilla encontramos siempre en Vaillant,en Henry, en Caserío y aun en otros anarquistas más criminales que estos. P. Desjardins dice a este propósito lo siguiente: “Hay sin duda alguna, anarquistas malvados, pero la mayor parte son buenos, transformados por una excesiva sensibilidad en malos; se ha dado alguna vez el caso de volverse uno anarquista por ver a s u patrón romper un brazo el aprendiz. Reclus se distingue por su bondad sin límites. Pini y

Ravachol donaban casi todo el producto de sus robos a sus compañeros o a la causa común.

He recibido una carta en la que me decían que Spies era venerado como un santo por sus compañeros, a quienes daba los 19 francos que ganaba por semana. En una ocasión socorrió a un hombre que meses antes le habían insultado groseramente”. En el periódico La libre parole cuenta Drumont del famoso nihilista Stepniak que, después de haber cometido un asesinato político, aprovechándose del estupor de la multitud, subió a una troika donde le esperaba un cómplice disfrazado de cochero. Este, pensando que no había tiempo que perder, fustigaba al caballo para acelerar su carrera, a lo cual Stepniak, le dijo: «Yo soy muy sensible y no puedo ver sufrir a un animal, si sigues maltratando al pobre caballo, me bajo y me entrego a la policía«.

De la indagación de Hammon sobre varios anarquistas resulta que la mayor parte estaban movidos por un exagera- do altruismo, una sensibilidad morbosa para los dolores ajenos. Me encargasteis-escribía uno- que interrogara a los infelices del hospital donde yo estaba, y el efecto de tal interrogatorio fue espantoso en mi alma; comprendí la necesidad de la solidaridad y me volví anarquista. ¿Por qué me hice anarquista? -decía otro- porque vi de cerca el frío, el hambre y la fatiga de mis compañeros, reducidos a la abyección y obligados a mendigar trabajo ante un patrón que los rechazaba murmurando en voz baja: «No tengo mi dinero para saciar hambres».
Caras y Caretas – Agosto 2013 – Por Felipe Pigna

Las Respuestas de Lombroso Provienen de:

Lombroso y la Escuela Positivista Italiana – Estudio preliminar de José Luis Peset y Mariano l’eset, Clásicos de la Medicina – Instituto Arnau de Vilanova. Ed. Castilla. Madrid, 1975.
Lombroso, Cesare – Los Anarquistas – Editorial Antorcha
Lombroso, Cesare – El Delito. Sus Causas y Remedios – Editorial Victoriano Suárez – Madrid 1902.
Lombroso, Cesare – Los Criminales – Centro editorial Presa – Barcelona.

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