“Pasé de considerar el peronismo como una corriente de izquierda a una forma de fascismo – resume Sebreli -. El descubrimiento del fenómeno del populismo me sacó de la fantasía de que pudiera existir un peronismo de izquierda.
Sebreli – Sociología del Pequeño Burgués
Corría el año 1964. En la Argentina gobernaba el radical Arturo Umberto Illia, quien había accedido a la primera magistratura un año antes, con cerca del 25 por ciento de los sufragios y el peronismo proscripto. Poco después, un Plan de Lucha organizado por la Confederación General del Trabajo (CGT), se desarrolló por etapas hasta culminar en la toma de unos doce mil establecimientos fabriles; en demanda de una serie de reivindicaciones.
Un pequeño foco guerrillero detectado en la provincia de Salta fue desactivado por fuerzas de seguridad antes que comenzara a operar, convirtiéndose en nota destacada en los medios de comunicación; su líder el periodista argentino Jorge Massetti cofundador de la agencia noticiosa cubana Prensa Latina, desapareció (presuntamente) en la selva, y nunca más se supo de él. La anulación de contratos petroleros del gobierno de Arturo Frondizi, igual que otras medidas de perfil progresista, le granjearon al gobierno simpatías y también esperanzas.
La visita del presidente francés Charles De Gaulle fue un ejercicio de masas del peronismo, que recibió al líder galo como uno de los suyos, por su posición tercerista en medio de un mundo partido en dos por las superpotencias hegemónicas (EE.UU. y URSS). La movilización del justicialismo tenía en vista también el retorno de Juan Domingo Perón en diciembre de ese año, frustrado por pedido del gobierno argentino a la dictadura militar brasileña, que se encargó de obligar al líder exiliado a volver a su destierro madrileño. La última posibilidad de normalizar la vida política argentina e impedir los años de violencia que seguirían, se había cerrado, y el “fantasma del comunismo” inquietaba a los factores de poder económico, político y militar locales.
En el resto del planeta y en el marco de las tensiones de la Guerra Fría, Paulo VI tomó un avión convirtiéndose en el primer Papa que en veinte siglos viajó a Tierra Santa; un signo de los nuevos tiempos.
En nuestro país pese a las anormalidades políticas, existen niveles bajos de desocupación, un desarrollo industrial importante y una fuerte clase media que en las ciudades, se expresa en la compra de departamentos en propiedad horizontal en cuotas, el auto propio y el acceso a la universidad. El psicoanálisis está de moda en éstos sectores, igual que el cine de arte, cuyo éxito se percibe en las numerosas salas destinadas a esas proyecciones; por ejemplo, los cines “Arte” (frente al obelisco), o los de la avenida Corrientes; Lorraine, Lorca, Losuar, Loire y otros. Los directores europeos como Federico Fellini, Ingmar Bergman, Michelangelo Antonioni o Mario Monicelli, engalanan las marquesinas de las salas. Se lee mucho y de todo; las revistas de historietas, las deportivas o las llamadas “femeninas” abundan en los kioskos. Pero la clase media más inclinada a los libros, lee a Julio Cortázar, Ernesto Sábato o Gabriel García Márquez; es el “boom” de la literatura latinoamericana.
Son los años de una creciente vida nocturna porteña establecidas en las “boites” y las parejas furtivas frecuentando los “hoteles – alojamiento”.
El fenómeno sociológico que implica ese sector social que desde los primeros años del peronismo gobernante recorría un camino social ascendente, intriga a numerosos investigadores que se introducen en su cultura, hábitos, triunfos y fracasos. Uno de los pioneros es Juan José Sebrelli, porteño nacido en 1930. Nadie mejor que el personaje para presentarse:
“Mi vida no es excepcional y exponer con sinceridad mis propias experiencias es tender un espejo donde pueda verse reflejada, en muchos aspectos, la pequeño burguesía porteña de la tercera década del siglo. (…). Mis recuerdos más entrañables estarán siempre ligados a algunas modestas calles de Buenos Aires, que tal vez para nadie, fuera de sus habitantes tengan algún valor” (1).
Sebreli se refiere a las calles de su antiguo barrio de infancia y adolescencia: Constitución.
Como pibe quinceañero fue contemporáneo del nacimiento del peronismo el 17 de octubre de 1945 y creció con las olas progresistas que se manifestaban en el mundo de posguerra y en la Argentina, mediante la política, el cine y la literatura. Estudió sociología en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y fue parte de esa generación conmovida por la Revolución Cubana y las luchas de la Resistencia Peronista, donde se incubaba en ésta última, el sector más radicalizado que luego se conocería como Tendencia Revolucionaria, inclinada a la construcción de una versión nacional del socialismo, por la que brevemente Sebreli se interesaría.
Con referencia a su simpatía transitoria por el justicialismo, reflexiona el sociólogo: “Pasé de considerar el peronismo como una corriente de izquierda a una forma de fascismo – resume Sebreli -. El descubrimiento del fenómeno del populismo me sacó de la fantasía de que pudiera existir un peronismo de izquierda. Influyeron lecturas del filósofo francés Maurice Merleau – Ponty y por otro lado, la ruptura con la Iglesia Católica, de la que siempre fui muy crítico. Eso me facilitó otra mirada del peronismo” (2).
En 1964 Sebreli publica “Buenos Aires Vida Cotidiana y Alienación” y en el comentario de la contratapa de la 15° edición (1979), el presentador Carlos Correa explica el “corpus” del trabajo: “Con una lucidez y una valentía que escandalizaría a quienes viven en la ocultación y el miedo, Sebreli desenmascara el significado histórico y social de hábitos, prejuicios, fobias, manías, tics, gustos, modas, peculiaridades lingüísticas, inclinaciones sexuales, ritos y mitos cotidianos de los porteños…” (4).
Probablemente esa obra que hoy se considera un clásico, hizo camino en la indagación del alma porteña; su historia, costumbres y conflictos. A su vez, Arturo Jauretche edita “El Medio Pelo en la Sociedad Argentina”, desde la perspectiva “populista” que luego rechazaría Sebreli. Sigue Alfredo Moffatt con su “Estrategias para Sobrevivir en Buenos Aires” y también José Luis de Imaz con “Los que Mandan”; radiografía del poder real en la Argentina. Este conjunto de trabajos minuciosamente documentados y provenientes de autores con miradas tan diferentes sobre los temas abordados, demuestran la preocupación de una parte de nuestra comunidad intelectual para acceder al autoconocimiento sociológico e inevitablemente, político. Si bien abordan aspectos de toda nuestra sociedad, el eje en todos los casos está centrado en Buenos Aires.
Volviendo a Sebreli, en el prólogo a la 15° edición de “Buenos Aires…” del año 1979, el autor entonces instalado en una perspectiva más cercana al marxismo ortodoxo, desliza una autocrítica sobre los contenidos de la primera edición de ese trabajo (1964). Allí dice: “Por ejemplo, ya no suscribo de ningún modo algunos párrafos referidos a la ‘liberación nacional’ y al nacionalismo burgués, que reflejan mi fascinación por el populismo y el tercermundismo. Visto desde mi perspectiva actual, el libro se me aparece como una expresión de la ideología pequeñoburguesa radicalizada, ese semi marxismo, el marxismo combinado de existencialismo y populismo. Lo paradójico es que en aquellos años, yo asumía solitariamente esas posiciones que años después cuando ya las había superado, eran de pronto descubiertas masiva y tardíamente por la juventud pequeñoburguesa de los años ‘70” (3).
Desde la primera edición de “Buenos Aires…” (1964) y la número 15 (1979) en un contexto nada recomendable para la indagación sociológica, Sebreli tuvo una prolífica producción:, entre las investigaciones más destacadas, podemos citar “Los Deseos Imaginarios del Peronismo”, “Mar del Plata, el Ocio Represivo”, “Tercer Mundo, Mito Burgués” y otras obras que se internan en filosofía, reflexión política, sociología, hasta alcanzar los veinticuatro títulos.
El FLH en Plaza de Mayo durante la asunción de Héctor José Cámpora, 25 de mayo de 1973.
Pero Sebreli no se limitó a la producción literaria solamente. Junto a Manuel Puig, Blas Matamoro, Néstor Perlongher y otros intelectuales, y aún bajo la dictadura de la llamada Revolución Argentina, en 1971 crea el Frente de Liberación Homosexual (FLH), siendo ésta una entidad pionera en la lucha por la ampliación de los derechos civiles.
En el año 2015 fue declarado Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires y tres años después, obtuvo otro reconocimiento por parte del Honorable Senado de la Nación.
Su tránsito político lo llevó en el año 2022 a adherir a la alianza política Juntos por el Cambio y, hasta sus 93 años, colaboró con notas en medios de comunicación como el diario porteño La Nación.
Sebreli pertenece a esa generación de investigadores que con lucidez asombrosa, desnudó la estructura social de su tiempo, en particular, la clase media argentina en todos sus matices.
1) Sebreli Juan José, Revista Confirmado – Buenos Aires – 04-08-66.-
2) Gigena D. La Nación – Buenos Aires – 12-08-22.-
3) Sebreli Juan José, “Buenos Aires Vida Cotidiana y Alienación” – Ediciones Siglo XX -Buenos Aires – 1979.-
4) Ibidem.