Cuando promediaba el segundo año del gobierno de Raúl Alfonsín (1985), la economía estaba jaqueada por la inflación que en junio rondó el 40 por ciento. A mediados de ese mes, se lanza el Plan Austral que congela precios y salarios, regula el tipo de cambio y las tasas de interés y desindexa los pagos en cuotas mediante el sistema de “desagio”. La consecuencia inmediata de esas medidas es la caída del índice inflacionario que en agosto llega al 3 por ciento, pero el reacomodamiento a la nueva situación repercute en la actividad económica que se retrae. En septiembre, la CGT realiza el más importante acto de protesta desde la recuperación de la democracia, repudiando los aspectos negativos del Plan Austral.
En el terreno político hay un crecimiento visible de los partidos de izquierda y derecha. En una alianza inédita, el comunismo y el trotskismo representados por el Partido Comunista (PC) y el Movimiento al Socialismo (MAS) respectivamente, lanzan el Frente del Frente del Pueblo (FREPU).
En el centro-derecha la Unión del Centro Democrático es el sector más representativo de esa tendencia. El partido, que ostenta el mismo nombre que la fuerza que condujo en España la transición del franquismo a la democracia, fue fundado en 1982 por el ingeniero y ex militar, Alvaro Alzogaray.
Si bien esa sigla aparece en la vida política argentina con la recuperación democrática en 1983, el capitán-ingeniero desde la década del 50 intentó desarrollar distintas formaciones políticas; hasta los años ochenta esas propuestas fueron rechazadas por las mayorías ciudadanas cómo sucedió con el Partido Cívico Independiente y la Nueva Fuerza, entre otros emprendimientos que en todas las elecciones, siempre habían obtenido magros resultados. Eso no impidió que el ingeniero Alzogaray fuera funcionario de los distintos gobiernos militares que se sucedieron a partir de 1955.
Con la debacle peronista de 1976 y las crecientes complicaciones de Alfonsín en 1985, sumado a un contexto mundial favorable (las publicitadas experiencias Thatcher en Inglaterra y Reagan en Estados Unidos), la idea de la economía de mercado como fuerza rectora de la sociedad en paralelo con el repliegue del Estado fueron creciendo en la sociedad argentina, cómo quedó reflejado en el desarrollo de la UCEDE y en las elecciones de septiembre de 1985: cuando esa fuerza obtuvo el cuarto lugar a nivel a nivel nacional y fue tercera en la capital federal. El 3 de septiembre, el partido de Alzogaray realizó una importante concentración proselitista. Miles de liberales se encontraron para escuchar a sus líderes en una curiosa simbiosis de cultura política con sus adversarios tradicionales (peronistas y radicales), abundaron los bombos y redoblantes y por supuesto, los cánticos:
“Juventud liberal
la esperanza nacional”.
Al promediar el mitin y cuando hacía uso de la palabra Pedro Benegas, uno de los principales referentes de la agrupación, los jóvenes liberales entonaron:
“Somos la patota del doctor
Pedro Benegas
Dejen todo y vengan volando
Que se está gestando
La Revolución”.
Pero no todo fue exaltar a sus dirigentes y propagandizar su plataforma política; los simpatizantes liberales se dieron tiempo para parodiar al partido gobernante. Con la melodía de la conocida marcha de la UCR, entonaron una cuarteta adaptada para la ocasión:
“Adelante, radicales
Adelante sin cesar
Pero no tan adelante
Que se viene Alzogaray”
A fines de los ochenta la agrupación liberal alcanzó su máximo desarrollo.
Con la llegada de Carlos Menem al gobierno (1989), muchos dirigentes ucedeístas se transformaron en funcionarios del nuevo presidente y la UCEDE como partido, inició un proceso de declinación incontenible.