En el caso de los niños, las fantasías los ayudan a comprender mejor el mundo que los rodea; es una etapa de ingenio e imaginación que los motiva, dado que aún no han desarrollado toda la madurez de un adulto.
Claudio Valerio
Somos el producto de lo que sentimos y pensamos… Mucho de lo que nos sucede en nuestra vida cotidiana, por lo tanto, está influenciado por nuestra propia fuerza interior que, indudablemente, nada tiene que ver con que las cosas que nos pasan. Ellas son, por tanto, producto de la mala suerte. El «antídoto contra la mala suerte» está en la forma de ser y de vivir de cada persona, en la manera como canaliza las energías que están dentro de sí mismo y, sobre todo, en la forma como trasmitimos esa energía a las personas que están cerca de nosotros.
Las fantasías nos enseñan pero no es perfecto; vivir en una fantasía puede ser tanto fascinante, como peligroso y decepcionante.
Soñar despierto, o vivir en una fantasía es una adicción conductual que puede resultar tóxico para nuestra salud, que pueden traducirse como relaciones tensas.
En el caso de los niños, las fantasías los ayudan a comprender mejor el mundo que los rodea; es una etapa de ingenio e imaginación que los motiva, dado que aún no han desarrollado toda la madurez de un adulto.
Los niños a menudo viven en un mundo de fantasía en un mundo que, a veces, no entienden.
Envío un cálido y fraternal abrazo y acompaño con un bello cuento de nuestra escritora cubana Caruca Montano.
El Jardín Encantado
Desde lejos una bandada de multicolores mariposas, se acercaban volando, aproximándose cada vez más y llamando la atención del niño y a los que venían con él. Era tal la atracción y la curiosidad que sentían, que no se percataron que ya estaban próximos al lugar que los deslumbraría. Sería para ellos una experiencia fantástica, única y para nosotros también.
Junior, que así se llamaba el niño de nuestra historia y su mascota Duqui, además de su señora madre que los acompañaban, nunca pensarían vivir momentos inolvidables, que a todos nos sorprenderán.
Les cuento que ya muy cerca de ellos se escuchan voces y se percibe una agradable mezcla de fragancias que los atraen en gran manera… ¡QUÉ SORPRESA! Un jardín gigantesco, sembrado de plantas preciosas, muy bien cuidadas, y todas con hermosas flores: rosas, alelíes, olorosas mariposas y azucenas, en fin, gran variedad de plantas ornamentales.
Hubo un silencio de parte de los visitantes, sorprendidos por tanta belleza.
Un señor, adelanta unos pasos y se presenta saludando.
– Buenos días, soy Miguel el jardinero de este florido recinto de paz, sean bienvenidos. Pasen adelante. ¡Están en su casa!
– Hola, muy buenos días, gracias
Una bella flor se presentó, manifestó llamarse Floralia y dio la bienvenida en nombre de las demás flores. Cada vez más Junior y los acompañantes se sentían maravillados. El niño hizo las presentaciones, dijo su nombre.
La madre del niño, emocionada ante tanta belleza, exclamó:
QUÉ BELLAS LAS MARIPOSAS
CUANDO EN EL JARDÍN FLORECEN
Y A LO LEJOS SE PARECEN
COMO VOLAR ENTRE ROSAS.
Las flores agradecidas manifestaron sentirse halagadas y dieron las gracias.
La estancia en el jardín fue muy divertida, pues intercambiaron adivinanzas, cantos y versos.
Llegó la hora de retirarse, hubo intercambio de palabras de agradecimiento y prometieron volver. Les entregaron obsequios a los visitantes y sellaron una bonita amistad.
La mascota Duqui, muy entusiasmado con los nuevos amigos , mientras salía del jardín … jau.. jauuu….
Exclamó, mirando a los que estaban allí:
-LA AMISTAD ES UNA FLOR QUE SE CUIDA CON ESMERO. EL RESPETO ES LO PRIMERO… LO DEMÁS ES PURO AMOR.
Pero… la historia no termina aún… pues se escucha desde lejos….
– Junior, Junior.. dónde estará este muchacho que siempre que va a leer el libro de cuentos que le regaló su madrina Ada se me pierde en el bosque…. jau… jauuu…
Duqui, ¿dónde está el niño?
¡Pobrecito! se quedó dormido leyendo – comentó la señora.
El niño se despierta, y… ¡Se dio cuenta que se había dormido leyendo y todo había sido tan solo un mágico sueño! Al partir hacia su casa, el niño se quedó algo rezagado y en voz baja le comentó a su mascota…
Mañana volveremos al bosque con el libro… visitaremos de nuevo a las flores amigas. Duqui, muy feliz por volver al jardín encantado, ladraba moviendo su cola.