En la Navidad de 1947, el Gobierno Peronista los Repartió Juntos
En el mentado crisol de razas llamado Argentina existe una cierta tendencia a realizar declaraciones orgullosas de paternidad o maternidad de cuestiones diversas; abarcan desde la birome al dulce de leche, con pisadita futbolera incluida. También la picana integra el repertorio de las invenciones locales, aunque en este punto el orgullo de trasforma en vergüenza.
Sin embargo, el catálogo de creaciones locales no está completa. No ha sido muy difundido el origen de una tradicional costumbre como es la de comer juntos sidra y pan dulce. Dicha fusión hispano-italiana es en realidad de pura estirpe nacional.
Los inmigrantes italianos trajeron el panettone los españoles la sidra.
En las celebraciones de Navidad y Año nuevo de 1947, el Presidente Juan D. Perón decide repartir golosinas y bebidas entre los sectores humildes para que también ellos puedan celebrar con alguna delicia propia de una mesa de fiesta. A través del Programa de Ayuda Social se distribuyó el panettone o pan dulce italiano y sidra, bebida muy usual entre los españoles. Ambos productos eran consumidos por los sectores más acomodados de las dos colectividades mayoritarias de la Argentina.
Tomar una fresca bebida de manzana como es la sidra y comer un budín con frutas secas y perfume de azahar , como el pandulce, es una magnifica combinación de sabores y texturas que honra a las colectividades donde se origina cada producto y también honra a los que tuvieron la idea de comer junto aquello que antes se comía separado.
La costumbre se extendió a Paraguay, Uruguay, Bolivia y Chile y hoy es un símbolo de las fiestas de fin de año.
El panettone nació en Milán, Italia, bajo los bríos entusiastas del gran duque Ludovico Sforza, El moro, en la segunda mitas del Siglo XV. Cuenta la historia, que el duque comió ese pan junto con Leonardo da Vinci, en una boda en la que el padre de la novia, Toni, era dueño de una panadería.
De ahí en más, el pan de Toni (la contracción luego lo llamaría panettone) se expandió por toda la península itálica y el resto de Europa.
Y como no podía ser de otro modo en la Italia del Renacimiento, hay otra version que habla de amor y de pobreza. Dice que en la panadería del viejo Tone, al contrario de años anteriores, las cosas no iban bien y estaban todos muy preocupados. Uguetto, un empleado que solo tenía ojos para Adalgisa, la hija del patrón, pensó la manera de ayudar y grangearse la simpatía de la familia de quien le quitaba el sueño.
Buscó harina y la agitó suavemente. Preparó levadura y en endulzó la preparación. Incorporó fruta, avellanas y agua de azahar. Amasó y dejó reposar la masa toda la noche. Luego de soñar con Adalgisa horneó los pancitos y el dulce aroma atrajo a todo el vecindario y la gente comenzó a llegar. Todos pedían ese pane de Tone. Uguetto fue ascendido a socio y en poco tiempo se casó con Adalgisa.
Su consumo se extendió por América y en cada sitio le agregaron productos del lugar.
La difusión del consumo del tradicional Panettone data de 1919, una vez terminada la Primera Guerra Mundial, El mérito lo tuvo un joven pastelero milanés, Angelo Motta, que ha dejado su nombre a una de las marcas más conocidas de Italia.
Motta revolucionó el pan tradicional dándole una forma de cúpula alta. Para ello, modificó la receta, a fin de obtener una miga leve y esponja. Los movimientos de emigración italiana llevaron esta deliciosa costumbre el resto del mundo, sobre todo a los Estados Unidos, Canadá, Brasil, Argentina y Uruguay. De allí, cada país le dio su propio giro y toque cultural con el agregado extra de frutas secas, almendras, nueces y hasta chocolate. A pesar de trajines y agregados el pan dulce italiano tradicional hace honor a sus orígenes, masa muy liviana y esponjosa con el agregado único de pasas.
Suaves Burbujas de Jugo de Manzanas
Una de las bebidas más representativas de las fiestas decembrinas es, sin duda alguna, la sidra. Es una bebida fresca de baja graduación alcohólica (5º-7º), elaborada de la fermentación de mosto de manzanas ligeramente carbónica. Su acidez y dulzor varía según las manzanas utilizadas en su elaboración. Si bien en la década de los ‘80 era un producto en declive, hoy día está en auge y avanza su consumo y producción.
Se cree que su origen se remonta al siglo XI cuando comienza a extenderse la explotación del manzano en España, país origen de la sidra.
La palabra sidra o sidre, deriva del griego Sikera. De ahí paso al latín como sicera. Después en asturiano se empezó a pronunciar sidsra y finalmente sidra, como se le conoce actualmente.
Adjudican su creación a la distraída Santa Radegunda , monja de un convento de los Pirineos españoles, que al olvidar sus manzanas maceradas en un fuentón se maravilló ante el aroma de la fruta fermentada y probó el exquisito jugo. Bebida de origen asturiano, comenzó a beberse en toda España primero y después en América. En el siglo XVIII se extiende la costumbre y en el siglo XX era una bebida popular hasta el fin de la República. La miseria que sobrevino a la Guerra civil (1936-1939) y la persecución a las culturas regionales por parte del régimen franquista origina un descenso drástico del consumo que recién comienza a recuperarse en los años ‘80.
Por tradición, la sidra adorna las mesas de Escocia, Inglaterra, Bretaña, y desde ya, Asturias y el País Vasco, herencia que legaron a la Argentina. Pero hoy ya es un patrimonio de la humanidad.
Actualmente la producción mundial de sidra se concentra principalmente en países como España, Francia y Argentina, quienes son grandes consumidores de este producto.
La sidra es quizá la bebida alcohólica que más expuesta está a problemas por su bajo contenido alcohólico y su baja acidez. Algunos de esos problemas son:
-El ahilado, filado o grasa. La sidra se enturbia y al cabo del tiempo adquiere una consistencia viscosa. Ocurre con sidras pobres en manzanas, o en las que se emplearon para su elaboración manzanas muy maduras o que permanecen a temperaturas muy bajas.
-El avinagrado, picado. Bacterias que vive en contacto con el aire y oxida el alcohol y lo transforma en ácido acético o vinagre. Esto se da en sidra pobre en alcohol.
– La sidra se torna oscura en contacto con el aire. Se observa sobre tofo cuando se abren las botellas, pues al poco tiempo se pone de este tono, se debe al exceso de sustancias básicas en el mosto procedentes de las impurezas que arrastra la manzana.
-El color verdoso aparece por llevar en el mosto materias minerales y exceso de cal.
El secreto de la buena sidra, dicen los asturianos, está en el proceso de producción artesanal y en la roja calidad de las manzanas. Del prensado de su pulpa (llamado mosto) sale un jugo que fermenta durante cinco meses y luego se embotella o se lo almacena en barricas.
Diario Sur – 21-12-08 – por Noemí Cohen