Mucho nos queda por hacer; trabajo arduo, por cierto, de despertar a la aventura de aprender a crear consciencia que, para algunos, será sin apuros ni cerrojos y para otros a puro dolor; pero siempre con actos que hacen bien al corazón y al amor.
Por Claudio Valerio
Charles Chaplin decía que “La vida es una tragedia cuando se la ve en primer plano y una comedia cuando se la mira desde lejos”…
Con Fe, Celebremos Esta Navidad 2024
El hecho es que no hay tragedia sin comedia. Si la felicidad es un hacer, en el camino de la vida necesitamos de enojos, obstáculos y contrariedades para, en algunos momentos, conseguir ser felices
A veces la vida se convierte en una amarga obra de teatro en la que queremos hacer caer el telón cuanto antes a esos malos actores quienes, todavía, no han aprendido que el concepto de amistad implica tolerancia, comprensión, respeto, sinceridad y también mucho amor.
Y es así que cuando nos encontramos con un sincero y real amor, con verdaderas amistades, y otras, nos damos cuenta que todo lo demás fue una mala obra teatral; una representación que resulta ser comedia barata o dramática llevadas a cabo por algunos bromistas que solo saben hacer farsas… El verdadero amor, como el verdadero amigo, ríe nuestras risas y lo hace sin recelo alguno, nos apoya en los momentos tristes, llora nuestros desvelos y, en caso que nos vea caer, nos acoge antes de que caigamos al suelo.
El amor, siendo verdadero, llega a disipar la soledad que nos quiere visitar, haciendo que de nuestras entrañas aparezca una sonrisa de manera que convierta a nuestra amargura en una lluvia de sonrisas y mares de esperanza. No permitamos que la frustración nos pase por encima, vivamos la vida con enseñanza y aprendizaje y con la aceptación de nosotros mismos. Porque, si por ese amor caemos en soledad, esa amistad a la que nos entregamos con empeño, bajemos el telón del teatro sin pena ni lágrimas, porque se convirtió en algo que no tiene remedio.
¡Despertemos!… Porque este presente que hoy vivimos es solo una pausa, un puente que cruzar; es otra puerta que se abre, es el ayer que está cambiando. Hoy estamos despertando a la aventura; ahora, y de nuestro interior, resuena todo lo aprendido de la vida y reaprendiendo día a día, que no es tarea fácil mirar al otro. Mucho nos queda por hacer; trabajo arduo, por cierto, de despertar a la aventura de aprender a crear consciencia que, para algunos, será sin apuros ni cerrojos y para otros a puro dolor; pero siempre con actos que hacen bien al corazón y al amor.
En estos tiempos en que se celebra el Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo, tiempo de Navidad, es el momento propicio para que procuremos de reciclarnos más fuertes y, también, transmutemos al olvido y el perdón; porque a todos la Navidad nos trae recuerdos de nuestra infancia, de la celebración familiar; tiempo mágico este que procuramos expandir y compartirlo para, así, encontrarnos a puro cielo y decirle al viento… Y próximos al inicio del nuevo año, 2025, procuremos modificar lo vivido y hacer de un presente como este, una oportunidad para hacer caer estructuras ausentes de razón y, con valor, acercarnos a esas del corazón.
Cuando la miramos de cerca, la vida es una tragedia; pero, vista de lejos, ella se parecerá a una comedia.
Desde la ciudad de Campana (Buenos Aires), recibe un Abrazo, y mi deseo que Dios te bendiga, te sonría y permita que prosperes en todo, y derrame sobre ti, Salud, Paz, Amor, y mucha Prosperidad.
Claudio Valerio
© Valerius