Grandes consumidores de esos deliciosos instrumentos de las tinieblas, los romanos comenzaron entonces a traficarlas y contrabandearlas a gran escala. El movimiento de los salchicheros, con un aliado en cada casa, tenía fuerza.
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Salchicha, Identidad Nacional y Cánidos
Degustadas, por chinos y caldeos mucho antes de la Era Cristiana, la salchicha siempre tuvieron buena prensa. Es que los embutidos fueron una de la primitivas formas concebidas por el hombre para conservar sus alimentos y remedio de las épocas de escasez.
Incluidas por Homero en La Odisea tomaron viento a favor en Europa. Eso hasta que el emperador Constantino se convirtió al cristianismo y las prohibió en todo el Imperio Romano. Se malquistó porque hasta allí, doradas, asadas o a la parrilla, eran atracción central de las fiestas paganas.
Poco le importo al pueblo la disposición oficial digna del más puro extravío fundamentalista.
Ein Prosit – 02-10-20 – Facebook
Grandes consumidores de esos deliciosos instrumentos de las tinieblas, los romanos comenzaron entonces a traficarlas y contrabandearlas a gran escala. El movimiento de los salchicheros, con un aliado en cada casa, tenía fuerza. La resistencia pegó fuerte, ganó el combate y quedo instaurada la libertad de paladares (la historia debe una investigación acabada de este capítulo por las luchas de los derechos civiles) y las salchichas entraron victoriosas a la Edad Media Proliferaron en cada pueblo, particularmente en Europa septentrional, desplegaron alas y fueron millones.
Pronto se vieron envueltas en conflictos regionales para probar cual fue si lugar de nacimiento. Cada salchicha guarda en su masa genética factores culturales y de identidad que, como fetiches, la hacen reconocible y asimilable a su procedencia: las pequeñitas de Núremberg, las blancas de Baviera, las de Frankfurt o de Viena, etcétera. Solo en Alemania hay mil quinientos tipos.
Hace apenas unos días los austriacos celebraron, con pompa y oropel, el bicentenario de la Salchicha Vienesa o de Viena sobre la que reivindican paternidad. Fácil de comer, conveniente y barata, se ha extendido por el mundo a favor de su denominación de origen. El onomástico sirvió para recordar que fue el plato favorito del emperador Francisco I de Austria y que a Franz Schubert le encantaba con mostaza aprisionada entre dos rebanadas de pan.
Según la creencia, dado por buena, a mediados de mayo de 1805 el carnicero Johann Georg Lahner criado en Hasseldorf, que había aprendido su oficio en Frankfurt, colgó las primeras salchichas en su tienda del distrito séptimo de Viena y las llamó frankfurter.
Idea Vintage Muestra de la Lata de Salchichas -httpswww.istockphoto.comes
Pero los alemanes refutan sarcásticos esa historia. Las salchichas de Frankfurt, apuntan, ya se conocían en 1562 y resultó la vianda preferida en la coronación de Maximiliano II. De hecho en 1805, agregan, ya se habían cumplido 50 años de la publicación de la primera receta. Los austriacos se limitaron a copiarla y cambiarle el nombre, acusan. Por eso, y para evitar que usaran el mismo relleno, se presentaron como querellantes. La vida sigue su curso. De hecho, Frankfurt celebró el quinto centenario de la salchicha en esa ciudad
A la distancia el entredicho parece cuestión nimia, aunque por menos hubo guerras Militares de bandos distintos podrían destriparse sin remordimiento en defensa de sus creencias. Será por eso de reafirmar la identidad racional ¿Vio?
Si así fueron los hot dogs norteamericanos tallarían en la pulseada. El platillo nacional de los Estados Unidos proviene claramente de la salchicha europea, introducida por inmigrantes de distintas procedencia, pero tiene gusto timan, carnicero alemán, abrió el primer local de hot dogs en Coney Island. En 1893 ya eran el alimento estándar en los estadios de beisbol. Bautizadas dachshund (por la raza alemana de canes pequeños y largos) se convirtieron en perros calientes una fría tarde en el Polo Ground de Nueva York.
Aquí se llaman panchos. El consume en el mercado local ofrece cifras significativas: casi mil millones de salchichas anuales, equivalentes a veintisiete unidades per cápita. El Código Alimentario Nacional específica, en el artículo 349, sobre calidades y contenidos de las salchichas tipo Frankfurt o tipo Viena (denominación exigida por la Unión Europea):
“Se entiende al embutido cocido, elaborado sobre la base de carne de cerdo o carne de cerdo y vacuno, con el agregado de tocino, sal y especias”.
No muy diferente era la receta básica del carnicero Lahner con carne embebida de agua molida en una maquina operada por seis hombres fuertes. La mezcla tenia, eso sí, un 40 por ciento de grasa y hoy el porcentaje bajó al 20 por ciento. Aunque lo más importante fue y sigue siendo que a la salchicha no le metan el cánido.
Debate – 10-06-05 -Por Lorenzo Amengual
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