En 1806 el “Cairo” fue testigo del paso de las tropas británicas, que habiendo desembarcado en las costas de la actual ciudad de Quilmes, intentaron tomar la ciudad de Buenos Aires, en lo que se llamó la “Primera invasión inglesa”.
Dr. Juan Silvio Aleksander*
La Blanqueada: El ”Bar Notable” que no Fue
En el barrio de Nueva Pompeya, en cercanías del Puente Alsina, avenidas Sáenz y Francisco Rabanal; allí se encontraba, hasta hace pocos tiempo atrás, el bar “La Blanqueada”, que desde 1802, ocupaba esa esquina con su presencia como almacén de ramos generales y pulpería; así se nombraba hace más de 200 años, lo que hoy llamaríamos “bar” “café” ó “confitería”.
Cerró sus puertas en 2017, y si seguiría en pié, pelearía con La Biela ó Café Tortoni, el título de más antigüo.
Pero vayamos a la parte cronológica desde 1802 hasta el presente.
El nombre original de la pulpería era “Cairo”, y con ese nombre se la llamó hasta el año 1920, en que cambió por “La Blanqueada”.
Foto Antigua, Nótese los Dos Nombres Cairo, y La Blanqueada
Las avenidas que hoy conocemos por sus nombres actuales, en esa época – principios del siglo XIX – se denominaban “Camino Real” (actual Rabanal) y “Camino de los huesos” (actual Saenz).
Camino Real, era una huella paralela al río Matanza/Riachuelo, que permitía los cruces entre sus orillas.
Luego mudó su nombre por avenida Coronel Roca, en honor al Coronel José Segundo Roca, militar que en su juventud, participó en las guerras por la independencia, como subalterno del general Manuel Belgrano, y luego fue padre de varios hijos, entre ellos Julio Argentino, futuro Presidente de la Nación, en dos períodos.
Posteriormente, en 1995, se cambió el nombre por Intendente Francisco Rabanal, vecino del barrio, e Intendente Municipal, entre 1963 y 1966, del gobierno del Presidente Arturo Umberto Illia, de la Unión Cívica Radical.
Últimos Años de La Blanqueada – se ven las Barandas del Metrobus
El Camino de los huesos, llevaba las reses al matadero de Parque Patricios, sito en las actuales avenidas Saenz, Amancio Alcorta y Caseros; este emprendimiento comercial dio origen a la novela de José Esteban Antonio Echeverría Espinosa “El matadero”.
Otros nombres del Camino: Paso de Burgos, haciendo mención al Alférez Bartolomé Burgos, dueño de las tierras adyacentes.
Y finalmente avenida Saenz, en honor al sacerdote y abogado Antonio María Norberto Saenz, diputado en el Congreso de Tucumán, y primer Rector de la Universidad de buenos Aires.
En 1806 nuestro almacén “Cairo” fue testigo del paso de las tropas británicas, que habiendo desembarcado en las costas de la actual ciudad de Quilmes, intentaron tomar la ciudad de Buenos Aires, en lo que se llamó la “Primera invasión inglesa”.
Un hito insoslayable es el Puente Alsina, que divide la ciudad de la provincia.
Puente Alsina, Circa 1939
La primera construcción data de 1859, a cargo del ingeniero Carlos Enrique Pellegrini (nacido en la Saboya francesa en 1800 con el nombre de Charles Henri) y padre del futuro Presidente Carlos Pellegrini.
El material utilizado fue madera, en vigas de urunday, y el nombre otorgado, en honor al gobernador de ese momento, el jurista José Valentín Alsina.
En el nuevo siglo XX, fue reemplazado por otro puente, de metal, inaugurado en 1938, bautizado luego como Puente Uriburu, mención al Presidente de facto ( 1930-32 ) , el Teniente General José Félix Benito Uriburu.
Ahora, en el siglo XXI, volvió a su denominación de Puente Alsina, y últimamente, pasó a llamarse Puente Ezequiel Demonty, que recuerda al joven que fue arrojado al río, en otra muestra de la brutalidad policial.
Puente Alsina Actual
Y el nombre del barrio, a qué se debe ?
En sus orígenes, siglos atrás, se conocía como el “barrio de las ranas”. Sería el territorio de los actuales Parque de los Patricios y Nueva Pompeya.
La denominación “rana” se debe a que, en lunfardo, “rana” significa vivo ó astuto. Era la zona de los marginales de entonces.
Ya en comienzos del siglo XX, la construcción de la iglesia “Nuestra Señora del Rosario de Pompeya”, sirvió como dato para darle al barrio un nombre decente.
Foto Antigua, Segunda Mitad Siglo XIX
Ahora, ya ubicados en tiempo, espacio e historia, pasemos a contar sobre “La Blanqueada”.
“Cairo almacén” estaba en un lugar estratégico; el “Camino Real” paralelo al río Matanza/Riachuelo, y en la ruta del “Camino de los huesos” que conducía al Matadero del Sud, pronto se convirtió en parada obligada para todos los que se dirigían allí.
Se tornó entonces, en pulpería y bañadero de animales.
Con el transcurso de los años, en 1920, y habiéndose modernizado como restaurante, mudó su nombre por el conocido “La Blanqueada”.
Por su salón pasaron paisanos, tangueros y malevos que le dieron fama.
Otros visitantes, más conocidos, importantes y de prestigio, fueron el “Tigre” Millán, un malevo bravo, el negro Gabino Jacinto Ezeiza, un payador de aquellos, Carlos Gardel, Homero Manzi y Jorge Luis Borges.
Gabino Ezeiza
Justamente Borges, se acercó a “La Blanqueada” con un escritor francés, para mostrarle que aún en la cosmopolita y afrancesada ciudad de Buenos Aires, se podía sentir y vivir la pampa.
La presencia de Carlos Gardel, iluminaba las noches de Pompeya, y daba lustre al salón, que, cuando la luna se hacía presente, se transformaba en pista de tango.
Pero el más importante – por lo menos, en los últimos tiempos – fue Diego Armando Maradona.
En su juventud, yendo de Villa Fiorito hacia Argentinos Juniors, para entrenar, hacía una parada obligada, a su vuelta, en “La Blanqueada” para disfrutar de una porción de muzzarela. Según Diego, la “mejor pizza del mundo”.
La Blanqueada, Otro Cartel de Venta
Y en el siglo XXI, con el trazado del Metrobus de la avenida Saenz, el flujo de transeúntes – y posibles clientes – bajó considerablemente, por lo que los propietarios del fondo de comercio, decidieron, final y tristemente, bajar las persianas en forma definitiva.
Los vecinos, agrupados, y por intermedio de la plataforma Change.org, formularon una petición al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, consistiendo en la expropiación del inmueble y su declaración como sitio histórico.
Sin respuesta al respecto, sólo nos queda el recuerdo del boliche que, en sus comienzos como almacén de ramos generales, transformándose en pulpería, restaurante, bar y pizzería, llegó hasta casi el presente para constituirse en un lugar donde la historia, el progreso, y las anécdotas se juntan y nos cuentan sus vivencias, de más de dos siglos y fracción.
La Blanqueada, con Cartel de Venta
Con este modesto aporte, intentamos sacar del anonimato a “La Blanqueada” y darle el lugar merecido entre los fundadores de la gastronomía argentina.
*Contador, Perito Judicial y Técnico en Turismo