Citado permanentemente por Borges, Cortázar, Scalabrini Ortiz o el padre Leonardo Castellani como uno de los grandes de las letras argentinas, es minimizado por lo que Jauretche llamaba la «intelligentzia» nacional.

Macedonio – Primera Plana – 21-10-67

Macedonio: No Habrá Pena ni Olvido
Una de las tareas insoslayables del periodismo, debiera ser el rescate de los grandes olvidados que, lamentablemente, en nuestro país, abundan Uno de ellos. Macedonio Fernández, citado permanentemente por Borges, Cortázar, Scalabrini Ortiz o el padre Leonardo Castellani como uno de los grandes de las letras argentinas, es, sin embargo, minimizado por lo que Jauretche llamaba la «intelligentzia» nacional. Escritor, pseudopolítico, filósofo y humorista genial, se le desconoce a faceta de abogado o adelantado de la ecología. Sobre ello pone el acento esta nota y leyéndola comprobaremos como, algunas de las elucubraciones de «el loco Macedonio», que datan de más de cincuenta años, siguen realizando salud y actualidad.

La severidad y la profusión de sus diferentes enfoques, la originalidad de sus meditaciones y los encuadres teóricos propuestos por Macedonio Fernández, permiten suponer que la falta de metodología, que muchas veces se le atribuyó, no fue sino una forma de despreciarlo El primer metafísico argentino, al decir de Raúl Scalabrini Ortiz, autor de una verdadera revolución ideológica, es, en su verdadera dimensión uno de los grandes del pensamiento latinoamericano

Este abogado, que prácticamente no ejerció la profesión, dijo «El derecho no es la ciencia de lo justo y de lo injusto (que es la moral), sino, de la utilidad para los demás, de lo justo y de lo injusto. Es antijurídico todo acto del más fuerte, sobre el más débil, que no conviene al más fuerte. El espesor de una colección de códigos, leyes y decretos, de cualquier nación civilizada, ocupa más espacio que la caja de caudales de altísimos enriquecedores de la humanidad como Beethoven o Herbert Spencer. El determinismo económico y el materialismo histórico ya cursaron su curso. Si fueran ver- dad, nada habría hecho Beethoven por la por la humanidad» Este testimonio, fue publicado por Macedonio en la Gaceta del Foro de marzo y abril de 1920.

«La actual coercio-vivencia es indigna de vivir«. Escribió en 1926 y, ¿ahora qué?, nos preguntamos en 1982 También tenía tiempo para burlarse de sí mismo y del estatismo a ultranza… «Soy el único habitante que se ha impuesto la absorbente ocupación de cumplir todas las leyes dictadas cada semana, lo que me da aire tan triste y desbaratado, que constituyo para los congresales, un espectáculo, lacerante, irrisorio, un asedio de remordimientos y malos recuerdos de tanto legislante disparatar» (1925).

Por aquellas épocas, como un preclaro adelantado, manifestó que los testimonios debían ser eliminados como prueba, porque en las comisarías de la Argentina se torturaba sistemáticamente. De esto, hay testimonio cierto en un artículo que publica en los «Cuadernos de todo y nada» y a más de cincuenta años de sus afirmaciones nos encontramos, que en el boletín número 375 de la Asociación Abogados de Buenos Aires corres pendiente al mes de setiembre de 1982, los juristas solicitan:

a) que se prohíba en forma terminante la facultad de la autoridad preventora (policía), de tomar declaraciones a los detenidos de cualquier naturaleza, que resulten o no, espontáneas.

b) que sólo se reconozca validez a la indagatoria prestada en sede judicial y en presencia del magistrado, sin representante alguno de la autoridad preventora (policía) y con asistencia de un abogado de la matrícula, bajo pena de nulidad insanable del acto que no cumpliere con tales recaudos.

El abogado Macedonio Fernández, encuentra a más de medio siglo de su solicitud el apoyo irrestricto de sus pares. El lo hizo con prosa más directa y no tan ajustado a normas legales, pero el espíritu no difiere en absoluto con lo que acaba de peticionar la Asociación que nuclea a los abogados.

También Ecologista
Desde hace unos años se han puesto de moda en el mundo las teorías ecologistas. Ese movimiento ganó adeptos, generó un partido político en Francia y en nuestro país su influencia es cada vez más marcada. A punto tal que sus seguidores, se han nucleado en asociaciones y próximamente aparecerá una publicación que proclama sus bondades y la conveniencia del naturalismo en todos los aspectos.

Nuestro reivindicado, dijo, hace añares. «Hay que desistir en gran parte del urbanismo y de la división del trabajo, dos fetichismos de la civilización álgida y tomar por base estas reglas de convivencia:

1) la mayor prosperidad y comodidad moral de la sociedad humana es proporcionar el mayor número de horas promedio cotidiano de estar los padres con los hijos: mínimo de Calle, máximo de Casa.

2) para obtener esto el único camino es que no exista ninguna persona que sólo viva para el jornal, es decir para vender trabajo por dinero y comprar mercaderías con el dinero. El 50 por ciento de todo el consumo de un obrero y su familia debe ser de producción directa y para esto cada hogar, debe tener un área de terreno cultivable.»

Como vemos, con Macedonio no sólo los abogados perdieron el tranvía; los ecologistas autóctonos han pasado a ser una antiquísima curiosidad, ante sus afirmaciones de hace más de medio siglo.

Nuevo País – Segunda Quincena Octubre 1982

Visionario de los Males de la Política Nativa
Enemigo declarado de las «agachadas» y «lavadas de mano» de las «pasadas de pelota», a las que son tan afectos los funcionarios que supimos conseguir.

Cuando hoy, se oculta se tergiversa, se deforma, se reprime, se prohíbe, se coharta, se «sugiere», se desliza, pero nadie, absolutamente nadie, asume su cuota de responsabilidad.

También al respecto de Macedonio escribió en los ya mencionados cuadernos de Todo y Nada»; «Se cerraban diarios, se prohibían audiciones radiales, se enclaustraban personas y cada uno de los tres funcionarios (el presidente, el ministro de interior y el jefe de policía), remitían al otro y fingían, sorpresa. No se ha sabido una sola vez quién habían dado orden concreta de tal prohibición y secuestro»

Esto que parece una película ya vista, cobra, más vigencia que nunca. Asomarse al gran misterio con la exactitud de un Macedonio, se les ocurre a muy pocos. Ver tan claro y tan lejos es patrimonio de privilegiados.

«A los humoristas les pegan de entrada la etiqueta, para distinguirlos de los escritores higiénicamente serios”, dijo Julio Cortazar.

Y agrego yo, este personaje, era por sobre el abogado, el metafísico, el político «sui géneris», el anarquista, el revolucionario, un gran humorista. Y ya sabemos que a los grandes humoristas hay que tomarlos muy en serio A las pruebas me remito.
Nuevo País – Segunda Quincena  de Octubre de 1982 – Orlando Rigell