Se convierte en efectiva cuando creamos vínculos sanos, fomentamos un entorno respetuoso y comprensivo, valoramos al otro y nos sentimos valorados, estamos atentos a las necesidades propias y ajenas, entre otros aspectos de nuestro vivir.
¿A qué Denominamos Responsabilidad Afectiva?
Si consideramos una persona “responsable” cuando está atento y cuida sus dichos y hechos, la “habilidad” es la capacidad de hacer algo, entonces la responsabilidad implica la disposición de asumir las consecuencias las acciones y decisiones que llevamos adelante.
Podemos destacar que es nuestra responsabilidad
– Lo que podemos decidir
– Lo que podemos sentir
– Mi conducta
– Mis ideas
– Mi esfuerzo
– Mis emociones
– Las consecuencias de mis acciones
En definitiva, la responsabilidad es el compromiso con uno mismo, con los demás y el entorno donde se encuentra inserto.
Asumir nuestra responsabilidad implica reconocer nuestro error, aprender de él y realizar un cambio.
¿Y la responsabilidad afectiva en qué consiste?
La responsabilidad afectiva es la capacidad de ser consciente de cómo nuestras acciones y palabras impactan a los demás.
La responsabilidad afectiva
Podemos nombrar algunas de sus características:
– Ser honestos con nosotros mismos y con los demás
– Respetar los límites de los demás
– Validar los sentimientos del otro
– Cuidar a la otra persona
También podríamos pensar en los beneficios de desarrollar esta habilidad afectiva
En Mediación
– el reconocimiento (hacerse responsable del accionar) y
– la legitimación (aceptación del reclamo justo del otro)
Son el puntapié inicial para desentramar el conflicto para tejer redes que conduzcan al acuerdo entre los protagonistas del conflicto.
Como así también hallar en forma conjunta acciones reparadoras (justicia restaurativa) que las partes definan como pertinentes para solucionar el problema.
La responsabilidad afectiva se convierte en efectiva cuando creamos vínculos sanos, fomentamos un entorno respetuoso y comprensivo, valoramos al otro y nos sentimos valorados, estamos atentos a las necesidades propias y ajenas, considerando que nuestras palabras/acciones pueden dañar a otros, entre otros aspectos de nuestro vivir.
Caminemos atentos, comprometidos y responsables.
Caminemos aceptando al otro como un par.
Caminemos juntos responsablemente para educar para la Paz.