“Landriscina tiene muchas anécdotas de Cosquín. ‘Como hacíamos una primera presentación y otra más tarde, en el medio íbamos por las peñas. Y echábamos unos traguitos. A la hora a la que tenías que volver al escenario, a la madrugada, ya estabas fuera de eje. Y así nos encontramos un día con Cafrune. Me dice: ‘a qué hora vas Luisito’. ‘Antes que vos’, le contesto. Y me dice: ‘Yo estoy medio machadito, ¿y vos? Le digo: ‘No del todo, pero…’ ‘Vamos a limpiar la pista’, me dijo. Me llevó hasta un puesto de Knorr y tomamos dos caldos de gallina. Y nos fuimos para el festival: me enseñó a curarme la mamúa’.
Por Gaspar Zimerman a Luis Landrisina – Clarín – Espectáculos – 20-01-10
Pensamiento de un Chaqueño
“Yo necesito al público frente a mí. Pero no para la reciprocidad del aplauso, y si para la reciprocidad de la sonrisa. O de la emoción. Depende el efecto que busque. Necesito saber del efecto. Por eso, cuando me dan a elegir, elijo el teatro. La radio, el cine, la televisión, si claro, permiten imaginar a la gente, pero la reciprocidad del efecto esta solo en el teatro. Y esto no tiene precio.”
“Creo que hay un humor nacional. Como yo trato de hacerlo en mis charlas, consiste en involucrar todos los matices de acentos que tenemos que son tan ricos. Dios quiera que no se pierdan porque con los locutores ya se perdió. El CONFER, no permite que tengan acento, así sea “culto”, se han uniformado la voz en lo que ese organismo decidió que debe ser “la voz” del locutor argentino. Pero ocurre que el nuestro es un país continente: no solo tenemos distintas ascendencias, sino que hasta hablamos diferente.”
“El surrealismo es la versión intelectual del absurdo criollo. En el fondo, uno y otro son la misma cosa. Si viene medio intelectual, le llamamos surrealismo; si viene criollo,disloque o disparate. Para mi cualquiera de los dos variante son interesantes porque me permiten poner a la fantasía en ejercicio.”
“Mi mujer se casó con un mecánico de cocinas, calefones, y lavarropas. De pronto se convirtió en la mujer de un tipo que trabaja por televisión y al que tiene que compartir cada minuto. Su gran mérito es haber soportado este salto desde la parsimonia y tranquilidad provinciana.”
“A mí me encanta descubrir, redescubrir. Suelo quedarme horas escuchando, por ahí, en los pueblos, la sabiduría de un hombre al que nadie le enseño lo que hace. Se trata de gente que mantiene intacta la capacidad de asombro, pero no se desborda. Como la vez pasada que voy y le comento, a un paisano de Entre Ríos, la maravilla que es la televisión en colores. El me miró y me dijo: ‘Ha de ser linda, ¿no?’”
“Tengo dos hijos adolescentes. Me preocupa mucho su educación. Por mí, que sean lo que quieran: no me importa si ponen o no chapa en la puerta. Si se les ocurre, pueden ser botines. Lo que yo quiero es gente honesta en la casa. Los problemas conmigo van a empezar si ponen dispensas y no despachan el kilo justo o venden mercadería en mal estado.”
“Sí, soy nacionalista. Pero para serlo no es necesario empuñar un arma o treparme a una estatua.
También se puede serlo fabricando pan cada día mejor porque el prójimo es su hermano. Además, creo que el nacionalismo no es una expresión política, y sí que hay que aplicar el sentimiento nacionalista en política, que no es lo mismo, porque significaría dignificar el hecho político.”
“No creo en los mártires de la popularidad. Compro tornillos y voy a la feria, pero no me pongo lentes para que no me conozcan. Sería muy tonto haber luchado tanto para ser conocido y después nadar tapándome la cara. Además, no he buscado jamás el éxito para molestar a la gente. Sin embargo, sé que el éxito trae enemigos. Y muchos.”
Luis Landriscina