En Buenos Aires he notado que hay una invasión de chalchaleros. ¿Qué les habrá pasado a los pobrecitos para que se hayan tenido que venir tan lejos? Me paso, en San Benito de Palermo- ese barrio frente al hipódromo- silbándolos y vienen. Yo tengo experiencias con pájaros a los que les altero sus coplas, desesperadamente, se sienten obligados a alterarla: son capaces de desafinar con tal de hacer una cosa nueva. ¡Miren si los trajéramos a Casquín a los pájaros que son capaces de desafinar para hacer algo nuevo y aquí que desafinan para ser viejos! ¿No sería una hermosura?
Ayer me preguntaban sobre Cosquín y yo no quiero que me hagan hablar. Me parece muy bien que toquen músicas que hace 40 años que están tocando, pero tengan cuidado de ponerlas en cajas que no tengan agujeros y echarles antipolillas porque la polilla se la va a comer toda. En ese entonces, el hombre, que no tenían tanto orgullo como los católicos actuales, no tenían miedo de imitar a los animales, que los hay muy inteligentes. Ustedes han visto el trotecito, ese pasito con que caminan las bolivianas: es de las llamas. La llama es un animal muy inteligente. Ahora, cuando ya se pusieron a estudiar la gimnasia en serio y se dieron cuenta de la importancia de relajarse, salió la verdad de que el gato y los felinos son, sin duda, los animales más inteligentes porque cuando descansan relajan y no necesitan entrenarse. Esta inteligencia tiene la llama, pero duplicada, porque ella no relaja cuando descansa sino cuando camina. ¿Cómo tiene que caminar para relajar andando? Con un ritmo ondulante, acelerando, ralentando. Y resulta que quienes han querido imitar en la música el andar de la llamar, se han dado conque están desarrollando ritmos. Es decir, que con el ritmo se añade un elemento muy valioso a la música. Si por un lado la melodía puede ser objeto de un trato especial, que es la armonía, ¿Por qué no al ritmo?
Así es que el “caluyo” imita el andar de la llama haciendo eso que ustedes conocen como swing. No sé si alguna vez han oído su definición; yo he intentado estudiar lo que es el swing: hay un compás que pareciera matemático, inexorable y que marcan, tan, tan, tan, pero hay una decimas de segundos que se permiten como licencia. Si dentro de esa licencia. Si dentro de esa licencia desarrollamos un ritmo propio, ahí está nuestro swing. La maravilla es que uno ve al ritmo moverse dentro de la canción como si fuera un bicho inmerso, una de esas anacondas, de esas serpientes que andan y es un ritmo vivo, alucinante. Bueno, los “caluyos” no se dieron cuenta.
¡Que se iban a dar cuenta los pobrecitos soldados españoles que venían a conquistar!… O la gente que andaba detrás de otras cosas, de ver donde estaba el oro, ignoraron todas estas cosas, esta maravilla. Como desearía que todos ustedes fueran al Tantanakuy, no para escuchar los charanguistas del cerro o al que toca la quena. Para escuchar la música de las comunidades bolivianas que conservan sus temas después de dos mil años de haber sido hechos. La propuesta de composición que hace la música precolombina, de su desarrollo rítmico- en eso coincidente con el jazz- que es capaz de buscar un elemento de la variación rítmica del motivo fundamental. Los recursos de desarrollo armónico, rítmico, melódico.
Gustavo – “Cuchi” Leguizamón – Caras y Caretas – Mayo 1984 – (Fragmento)