Escribir es un oficio, una pasión y un camino que busca hallar al lector. El escritor es parte del engranaje cultural de un determinado lugar; conocer el mundo de la gente del interior es en muchos puntos bien disímil al mundo de las grandes urbes. El desafío es conocer más para comprender mejor.
Hoy nos acompaña: Edgardo Luis Spina, de profesión médico oftalmólogo y escritor.
Nació en 25 de Mayo, Provincia de Buenos Aires.
¿Desde cuándo se inicia tu pasión por las letras y cómo fueron tus comienzos literarios?
Siempre me gustó leer, volar por diferentes mundos, escaparme de la realidad que vivía.
Mis comienzos como escritor fueron a partir del Taller Quebrantahuesos, que coordina Griselda Crespi, luego seguí con Ana Bisignani en Buenos Aires, también el taller de novela con la escritora Gabriela Exilart y aquí en Tandil con Patricia Ratto.
¿Cuál o cuáles libros has publicado?
Una Antología grupal “Modo Antídoto” y un libro personal que se llama “Antología Anacrónica”
¿Cómo es la vida de una escritora en el interior de la provincia? Ventajas y desventajas a la hora de ser leído y/o publicado.
Para mí, es un camino nuevo, pero como muchas profesiones, el interior te aleja y te acerca a la vez. Estás lejos de grandes librerías, y de eventos de presentaciones nacionales de cualquier actividad artística. Pero al igual que la percepción de un cuadro, a la distancia, se observan otras cosas. Para publicar en el interior es más difícil, las editoriales grandes están en las grandes ciudades. Los primeros pasos llevan tiempo, los afronta generalmente el propio autor, las primeras tiradas son de autogestión.
¿Qué es escribir para vos?
Escribir es, y era una pasión dormida, veo un camino infinito. Me gusta al igual que cuando leo, un detalle, pensar y trabajar sobre el mismo. Intentar ponerlo en palabras. Como el pintor con su patena de colores.
Mencioná algunos de tus escritores admirados y ¿El porqué de la elección?
Albert Camus, Sartre, observadores de otros mundos. Antón Chéjov, también Irène Némirovsky y Natalia Ginzburg, estas últimas internalizan la geografía.
Dolores Ibárruri, con El último Camino, al igual que Almudena y otros, relatan el sufrimiento de la guerra civil española.
A nivel nacional Saer, Cortázar o Pizarnik, y más cercana, la escritora Gabriela Exilart
¿Cuál es el centro del primero de tus libros?
El eje es la pandemia y lo que transformó hacia adentro y para afuera. Al verme hacia mi interior fluyeron los recuerdos de la infancia, la familia, y el terruño italiano y vasco. Los sentimientos que reflejó la pandemia me hicieron recordar tragedias, siempre presentes, como la de Auschwitz.
¿Formas parte de alguna asociación de escritores?
No pertenezco a ninguna por el momento.
Los escritores, como tantos otros, son eslabones de la cultura nacional, provincial y local; ¿Qué actividades realizas con respecto a la difusión de tus obras y las de otros autores?
He participado en la Feria del Libro, y en la presentación de mi libro en la librería Alfa, con motivo al cumplimiento del festejo por sus 25 años de vida. Participé en concursos literarios del Banco Provincia, y también en el Centenario de la Sociedad Argentina de Oftalmología. (En este último, logré dos menciones).
¿Cuál es tu búsqueda como escrito, si es que la hay?
La escritura es un puente en la vida con las personas, con tu interior, con la naturaleza y su geografía.
¿Qué opinás de los certámenes literarios? Y mencioná algunos de los premios recibidos.
Los certámenes son un estímulo para pensar y crear nuevos proyectos. Por ejemplo, concursos literarios como el logrado en mis comienzos, con motivo del Centenario de la Sociedad Argentina de Oftalmología, donde logré dos menciones.
¿En qué proyecto estás trabajando actualmente?
Estoy trabajando en mi primera novela histórica “Por las Tierras del Olivo” y en un nuevo poemario.