Manuel Ugarte (Buenos Aires 1875- Niza 1951) es uno de los tantos “malditos” condenados al silenciamiento por la oligarquía. Autor de más de 40 libros, amigo de Rubén Darío, Amado Nervo, José Ingenieros y tantos otros de su generación, participante de las reuniones de la Internacional Socialista junto a Juares y Lenin, integrante de la dirección de la revista “Monde” que componían Miguel de Unamuno, Máximo Gorki, Henry Barbusse, Upton Sinclair y Alberto Einstein, su nombre es recordado en una calle de Méjico y en un mural en Guayaquil junto a los grandes de la Patria Grande. Sin embargo, en la Argentina se le negó una cátedra en una escuela secundaria y hasta un Premio Literario. ¿Cuáles eran sus pecados? Varios y difíciles de disculpar por la clase dominante.
El mismo Ugarte recuerda una anécdota en que le relataba a una amiga sus tres convicciones: el socialismo, el antiimperialismo y la unidad latinoamericana. La dama en cuestión, allá por 1925, le auguró: “Difícil andar por la vida con tanta carga”. Efectivamente, el destierro, el silenciamiento y el boicot lo persiguieron una y otra vez. Como socialista, propuso y luchó dentro del Partido por un socialismo ligado íntimamente a nuestros problemas y a nuestra realidad e imbuido de una clara concepción nacional. Lo cual le valió dos pulsiones. Como antiimperialista combatió tanto las empollaciones inglesas como las yanquis y como latinoamericanista recorrió la Patria Grande predicando la realización del sueño de Bolívar.
Asimismo, sus convicciones auténticamente democráticas lo llevaron a distinguir claramente en el irigoyenismo y el peronismo a los dos movimientos nacionales del siglo XX. Esa lucidez era demasiada carga- como se lo había profetizado su amiga- y después de votar por la reelección de Perón en 1951, no obstante las disidencias que tuviera con sectores burocráticos del movimiento, se marcha a Europa donde muere solo y con escasos recursos. Una de las tantas luchas de Ugarte fue la defensa de la Nicaragua invadida por los yanquis y de su jefe popular Augusto Casar Sandino.
Norberto Galasso – Caras y Caretas – Mayo 1984
Brote la juventud del mundo
Salve la humanidad entera
Puro sentimiento profundo
Uniéndose a nuestra bandera
Vamos a respetar la vida
Descifrándose en la confianza
La historia es madre que con vida
a sembrar con firme esperanza
Vamos a servirle al amor
Que el miedo y el rencor
No asisten a la flor.
Vamos, que si hay un porvenir
Podemos sonreír
Cuando hay que resistir
Confío en que en nuestra alianza
Hay cordura para rato
Jugando al ratón y al gato
No hemos caído en la trampa.
Saber deshacer venganza
La posesión y del ingenio
Y el pueblo que no es ingenuo ha preferido este grito:
“Es mío el poema escrito
La profesión y el programa
El sol de cada mañana,
El riesgo y la puntería
La zaña, la escuela es mía.
El surco y los hospitales
El vino y los manantiales
La montaña y el canto”
Y aquí no se impone dueño
Lo vamos a festejar
Cada flor tiene su sueño
Cada cual tiene su flor
Y a cada flor con su sueño
A cada cual con su flor
Que aquí nadie
Tiene sueño.