No se conoce la disposición de los colores de la bandera enarbolada a orillas del Paraná, si eran tres franjas horizontales o dos verticales. Es muy probable que el color principal haya sido el blanco, el color argentino de la heráldica, y -por lo tanto- ocupar el centro en la bandera de tres franjas horizontales, o junto al asta, si fuese de dos franjas verticales.
El Triunvirato, dominado por Rivadavia, zamarreó por carta a Belgrano a principios de marzo, pidiendo que «hiciese pasar por un rapto de entusiasmo el suceso de la bandera celeste y blanca enarbolada, ocultándola cuidadosamente». Pero Belgrano no recibió la reprimenda, porque estaba en camino a hacerse cargo del Ejército del Norte, para lo cual había sido designado el mismo 27 de febrero por el gobierno.
Los historiadores Miguel Scenna y Fernández Díaz concuerdan en que la enseña siguió con el regimiento 5 en su cruce del Paraná y la provincia de Entre Ríos hacia la Banda Oriental, ya que las banderas son del cuerpo que las enarbola y no de su jefe.
En julio, Belgrano escribió al Triunvirato: «La batería tenía que proteger, no había una bandera, pensé que sería la blanca y celeste la que nos distinguiría como la escarapela y con mi deseo que estas Provincias sean enumeradas como una de las naciones del globo, me empujó a hacerlo».
De hecho, su deseo se cumplió, porque la blanca y celeste flameó por primera vez y para siempre, hace más de 200 años, el 27 de febrero de 1812, en un barranco cercano a la Villa del Rosario, en las orillas del Paraná, el Padre de los Ríos en lengua guaraní, por iniciativa de Manuel Belgrano, el más grande de los italianos nacido en la Argentina.
Vencedor en las decisivas batallas de Tucumán y Salta, derrotado después por los realistas en Vilcapugio y Ayohuma, el abogado y economista, devenido militar por imperio de las circunstancias, Manuel Belgrano murió en Buenos Aires el 20 de junio de 1820, pobre de solemnidad, tanto que pagó los honorarios del médico que lo atendía con su reloj y no dejó ninguna herencia, más que su nombre, a sus descendientes naturales. En honor a su trayectoria y a sus valores humanos e intelectuales, improvisado militar heroico, muy eficaz administrador y organizador de tropas y hacienda, hombre de intachable honestidad y despojado de cualquier ambición que no fuese la soberanía y el bienestar de la Patria, la fecha de su nacimiento fue declarada por la comunidad italiana en la Argentina como «Día del inmigrante italiano» y la fecha de su paso a la inmortalidad es el «Día de la Bandera».