Hubo una época en que los mediodías domingueros y previo a los almuerzos, se acostumbraba servir un vermut. Si bien el eje del ritual era esa bebida escoltada por el sifón de soda de grueso vidrio, la ceremonia no estaba completa sin una serie de platitos con los ingredientes más variados: trozos de fiambre, quesos varios, maníes salados y algunos elementos en escabeche, como berenjenas o pickles en vinagre.
Con semejante escenario se desataba la charla amigable. Política, fútbol, box, turf (en tiempos idos) y los inevitables chismes del barrio o del empleo.
En los cafés – bares porteños o de cualquier poblado, la postal del domingo no estaba completa sin esas mesitas que aún vistas de lejos, podía adivinarse su contenido.
Pero en Buenos Aires el hábito no fue un invento local; nos llegó con la inmigración europea, mayormente española, italiana y francesa. Madrid y París sobre todo, son ciudades que no casualmente, se destacan por sus cafés tradicionales. Muchas fotografías antiguas, nos muestran esas pequeñas mesas metálicas, como para facilitar la intimidad de la conversación de los comensales. Porque los cafés como en nuestra Patria Vieja lo fueron las pulperías, en el siglo XXI siguen siendo ámbitos de encuentro.
A grandes rasgos, el vermut consiste en una bebida con un contenido calórico de entre quince y algo más de veinte grados promedio. Los ingredientes básicos suelen ser: vino blanco, agua, alcohol y plantas y raíces según la variedad. Se le agrega azúcar caramelizada en los casos que se pretenda darle color. En nuestros tiempos, las posibilidades de combinaciones son múltiples. El equilibrio buscado en general, consiste en balancear dulzura, amargor y acidez.
La síntesis de las mezclas tradicionales, apunta a lograr una bebida que mezcla vino, ajenjo, gran cantidad de hierbas, raíces, cortezas, flores, frutas y especias. Así se pretende alcanzar ese mix que debería llegar a un sabor entre dulce y amargo, sabiamente combinados. La gran familia Vermut tiene algunas líneas básicas reconocidas que son:
Rosso: también llamado “Rojo” y “Rouge”. Básicamente está hecho con vinos torrontés y malbec, endulzado con azúcar quemada.
Bianco: es un cuerpo logrado por el equilibrio de manzanilla, saúco, raíces y resinas.
Dry (seco): contiene menos azúcar y más alcohol. Está relacionado con raíces, cortezas, vino malbec y especias.
Rosse: Suele ser una línea artesanal, sin definiciones concretas en cuánto a fórmulas. Tiene como base una mezcla de variedades de vinos tintos y blancos. Por tal razón, es posible encontrar opciones con un dejo de sabor frutal o floral.
En general, se utilizan entre cincuenta y ochenta ingredientes distintos.
Pero como ninguna creación aparece por generación espontánea, es interesante rastrear los probables orígenes del vermut. Algunos investigadores lo relacionan con el ajenjo quese consumía en el Antiguo Egipto, paralelamente a la cerveza que era muy popular. Losvinos eran un consumo suntuario, ya que solían importarse mayormente de Grecia.
Fortalece ésta teoría, por supuesto discutible, que la palabra vermouth deriva del alemán wermut que se relaciona con el ajenjo.
Al principio habría sido de uso medicinal, en éste caso en el mundo Mediterráneo. Así sucedió con otras bebidas. Para el caso, recordemos la primitiva Coca Cola que se cuenta que era vendida como tónico de uso múltiple, hasta que se industrializó imponiéndose comorefresco.
Las referencias más cercanas en el tiempo, relacionan el vermut con el italiano AntonioBenedetto Carpano, cuando comenzó a trabajar en 1786 a los 21 años, en la vinería deLuiggi Marendazzo en Turín. Otras investigaciones remontan la primera mención europea a ésta bebida a un libro publicado en el año 1549, titulado Ammaestramenti Dell’ Agricultura.
Su autor fue el italiano Cesare De Notevoli. La obra refería a una suerte de vino con fines terapéuticos.
Pero la difusión mundial del vermut habría comenzado con la introducción de la bebida en España, a finales del siglo XIX, de mano de los italianos. La primera marca reconocida en forma masiva en la península ibérica fue Cinzano y luego, Yzaguirre. No obstante, desde 1850 en el Piamonte (Italia) ya existía otra marca que alcanzaría fama en todo el planeta: Gancia. En Francia se impuso Martini – Rossi y también en Estados Unidos, donde Martini – Rossi se transformó en un genérico.
En Argentina Las marcas líderes continúan siendo Cinzano, Gancia, Martini, El Abuelo, La Fuerza (Bodegas Zuccardi) y Carpano (Fratelli Branca). Pero la oferta no se agota en éstos nombres.
Combinado con hielo, soda, limón o gaseosa, en el siglo XXI alrededor de seiscientas marcas en el mundo, se disputan las preferencias de los consumidores.