La palabra afiche es originaria del idioma francés “afiche”, que significa algo así como clavar o pegar.
Este medio de comunicación fue, en sus orígenes, un vehículo muy requerido para divulgar productos comerciales, ideas políticas o religiosas.
El primer cartel publicitario del que se tiene constancia, data de 1477, y su autor fue William Caxton, escritor, comerciante y dueño de una imprenta, la que utilizó para promocionar unas aguas termales.
Este afiche no contaba con ilustración, sólo tipografía, hubo que esperar hasta 1482, para que el diseño de Jean du Pré, viera la luz pública.
Hasta finales del siglo XIX, en pleno auge de la Revolución Industrial, se debió esperar para ver el afiche tal como lo conocemos en nuestros días.
Es a Jules Chéret al que se le atribuye la invención o ser el promotor del cartel moderno, siendo el primero que se dedicó a ello profesionalmente mediante la técnica de la litografía, realizando campañas para marcas de perfumes, licores, cosméticos y eventos.
Tal vez el más famoso ilustrador de aquella época, que marcó grandes cambios, sociales, políticos y culturales para la humanidad, fue Toulouse-Lautrec, el cual se caracterizó, sobre todo, por sus carteles promocionando cabarets parisinos, tales como el Moulin Rouge.
A finales del siglo, el afiche pasó de ser meramente publicitario a incorporarle, diseño y arte.
Los afiches tuvieron un papel importantísimo durante las dos guerras mundiales, anunciando el alistamiento para las distintas fuerzas armadas, como para denunciar el accionar del enemigo o a incentivar el patriotismo.
Al término de última contienda mundial, a los afiches se introdujeron por primera vez otros elementos a parte de la ilustración, como la fotografía o el fotomontaje, siendo los primeros pasos para alcanzar el cartel que todos conocemos hoy.
En nuestras grandes ciudades, no sólo los afiches comunican y propagan, hay una invasión de pasacalles, gigantografía, carteles digitales, etc.
El afiche es el medio más económico para comunicar: recitales, ofertas en comercios o para acusar, anónimamente a políticos, ser irónico con las ratas en la Ciudad de Buenos Aires, difundir acertijo como Juan XXIII, promover candidaturas que la propia candidata desestimó.
Del beso más famoso del mundo entre dos líderes políticos (Erich Honecker de Alemania Oriental y Leónidas Breznev de la Unión Soviética), también lo llevaron al papel en fotomontaje.
Homero Espósito, en 1956, definió con poesía los que es un afiche en su tango “Afiches»
La propaganda manda cruel en el cartel.
Y en el fetiche de un afiche de papel
Se vende la ilusión, se rifa el corazón.
Y apareces tú
Vendiendo el último jirón de juventud
Cargándome otra vez la cruz.
Cruel en el cartel
Te ríes corazón…
Dan ganas de balearse en un rincón.