La vida es un oasis o un desierto; a ella se la puede hacer bella, como la poesía sobre pequeñas cosas, pero no podemos luchar, confrontar en contra de nosotros mismos, porque eso hace de nuestra vida en un infierno; nos convierte en protagonistas de nuestra propia historia, llegando derribarnos, lastimarnos; pero también nos enseña.
Aunque el viento sople en contra a nuestro avance, la poderosa obra de la vida continúa; y nosotros podemos aportar alguna estrofa en ella.
Nunca dejemos de soñar; no sucumbamos en ese error, porque en los sueños el hombre es libre.
No vivamos en un espantoso silencio; no debemos resignarnos y caer en el peor de los errores que la mayoría de las personas vive, el silencio; y pensemos que, en nosotros y sólo en nosotros, está nuestro futuro; por lo que, sin miedo, encaremos con orgullo la tarea… ¡Valoremos la belleza de las cosas simples!
No abandones las ansias No dejemos que el desaliento nos venza. No terminemos el día sin haber ampliado nuestros sueños, sin haber sido más feliz, sin haber crecido un poco más. Que nadie nos quite, lo tomamos casi como un deber, el derecho a expresarnos. Vivamos con la permanente aspiración de hacer que nuestra vida sea algo extraordinario.
No permitamos que la vida se nos pase, sin que la vivamos manteniendo nuestra esencia intacta. Porque, como seres apasionados, creamos que la poesía y las palabras sí pueden cambiar el mundo.
Desde la ciudad de Campana (Bs. As., Argentina), recibe un abrazo y mi deseo que la Vida derrame sobre ti muchas bendiciones de Salud, Paz, Amor, y mucha Prosperidad.
Claudio Valerio
Valerius ©