Bajo este título, y periódicamente, la escritora Silvia Trinidad Saucedo (Silvia Saucedo) nos destinará un espacio a través del cual se transmiten experiencias, un espacio necesario e imprescindible para repensar y recrear la realidad; un espacio en el que descubrimos que el viento nos ha removido pensamientos y que el silencio también es amor, por lo que nada malo nos pasará… ¡Bienvenida!
Necesitamos… “Educar para la Paz”
Nos despertamos, cafecito de por medio, noticias y a los cinco minutos queremos cambiar de canal. Todo es violencia.
Violencia para robar, violencia doméstica, violencia en la calle, violencia para reclamar los derechos, violencia desde nuestros dirigentes…y lo peor, la extrema violencia: la guerra.
Increíble!!!! No aprendemos
Esa necesidad de someter, de avasallar, de obligar al otro a desistir de sus derechos.
Donde la ambición está por encima de los intereses de los otros, donde la codicia es más importante que el respeto por la propiedad ajena y en definitiva una necesidad voraz de destruir y someter al otro.
¿Sera que no vemos en el otro a un parecido a nosotros? ¿Sera que no podemos advertir que ese prójimo tan cercano es un igual?
El poder ciega a los hombres y en especial a los dirigentes que en su ambición invaden, matan, destruyen ciudades y sueños, dejando a su paso desolación y un sin futuro.
Bastaaaa!!!
Gritemos todos juntos
Bastaaaaaaaaa!!!
Debe ser nuestro grito, un grito ensordecedor…. queremos recuperar la palabra y con ella el dialogo para solucionar nuestras diferencias.
Separemos las personas de los problemas, desarrollemos la empatía, busquemos los puntos de coincidencia e intentemos “ceder” para lograr acuerdos que nos beneficien a todos.
Empecemos a construir puentes de entendimiento para recorrer el camino que nos permite educar para la paz.
Educar Para la Paz
Mientras en mi hogar amanece
Increíblemente la muerte aparece
El poder desmedido puede
lo que para la razón es incomprensible
Matar a un hermano, aun otro
por el color, credo o lengua es diferente
Sin importar sus deseos o lo que piense
Parecidos y tan iguales a nosotros
La muerte cubre el suelo con su aliento
Y a nadie le importa lo que siento
Tristeza, angustia, dolor
Enojo y por supuesto mucho temor
¿No le importa que soy su hermano
El prójimo, el próximo o cercano?
Basta de codicia, ambición y deseo voraz
Ya es hora de pensar en Educar para la Paz.