Por Msc. Lic. Jackeline Barriga Nava
El silencio no es solo la ausencia de ruido, es un estado que permite una conexión profunda con uno mismo y con el entorno. En un mundo saturado de estímulos y necesidades, el silencio ofrece un refugio importante para la mente y el espíritu.
Desde un aspecto psicoemocional, el silencio actúa como un bálsamo para la mente. En momentos de silencio, las personas pueden procesar sus pensamientos y emociones sin la distracción del ruido externo. Este espacio mental permite una reflexión profunda, ayudando a clarificar sentimientos, reducir el estrés, equilibrar el sistema nervioso, disminuyendo la producción de cortisol (hormona del estrés) y promoviendo una sensación de calma y paz.
En términos humanos, el silencio facilita una conexión más auténtica con uno mismo y con los demás, por esta razón se debe reconocer las diferencias y beneficios del silencio personal y del silencio social.
El Silencio Personal
Es una experiencia interna e individual, a menudo en soledad o en un entorno controlado por uno mismo, se enfoca en el bienestar individual, crecimiento y reencuentro personal. Este tipo de silencio se refiere a la ausencia de ruido y distracciones en el entorno personal, creando un espacio para la introspección, meditación. autoexploración y autorreflexión, es crucial para la salud mental y emocional, ya que permite a las personas conectarse con sus pensamientos y emociones más profundos, procesar experiencias y encontrar claridad en momentos de confusión.
El Silencio Social
Este tipo de silencio ocurre en un contexto comunitario o en una dinámica grupal, puede manifestarse en diferentes formas, como el silencio respetuoso durante una ceremonia o discurso, el silencio compartido en un grupo de meditación, o incluso el silencio colectivo en una sociedad que evita discutir ciertos temas tabú, puede servir para fomentar la cohesión, el respeto mutuo y fortalecer las relaciones y la percepción mutua en un grupo, pero también puede ser problemático si se utiliza para reprimir la expresión y la comunicación abierta. Este tipo de silencio se encuentra influenciado por normas y expectativas sociales.
Ejemplos:
Silencio Personal: Alguien que se retira a un espacio tranquilo para meditar y reflexionar sobre sus emociones, es utilizado después de una situación estresante o simplemente para reencontrarse con uno mismo.
Silencio Social: silencio en una biblioteca que permite a todos concentrarse y respetar el espacio de estudio compartido; en una reunión tensa de trabajo, quedarse en silencio evita mayor confrontación y permite que los miembros reflexionen, se calmen y de esa manera piensen mejor sobre el problema y/o asunto.
Ambos tipos de silencio son importantes y pueden complementarse al facilitar la reflexión individual y grupal, promover la empatía, comprensión, mejorar la comunicación y el bienestar emocional. Por lo mencionado, el silencio puede considerarse una habilidad en sí mismo, ya que requiere práctica y conciencia para utilizarlo, puesto que el uso del silencio conduce al desarrollo de otras habilidades, como la escucha activa, empatía, reflexión y el autocontrol, asimismo fortalece la introspección, autoconexión, autoobservación y finalmente proporciona un respiro para reorganizar el caos mental.
Entonces, es esencial aprender a valorar y buscar el silencio en nuestras vidas, reconociéndolo no como una debilidad o un vacío que necesita ser llenado, sino como un espacio lleno de potencial social y significado interno.
(*) – JACKELINE BARRIGA NAVA; Psicóloga de profesión; investigadora educativa, académica, gestora cultural y educativa, escritora y poeta; además de activista en contra del maltrato animal.
Representante en Bolivia por la Federación de club y asociaciones UNESCO (FWUCA UNESCO).