En cada barrio o cuadra con barras numerosas de chicos, era común que viviera un “campeón” de bolita, el que a su vez tenía una pieza preferida, la puntera que podía ser una “lechera” de vidrio opaco, blanca con alguna veta de color, casi siempre “cachuza”.
Los Hermanos Víctor y Ángel Chiarlo
La Bolita
Créase o no, existió una época en que los chicos jugaban en las calles. Los sustraía de ese escenario común las obligaciones escolares, incluyendo la tarea para el hogar en el cuaderno de ejercicios, la serie favorita en televisión, el llamado de la madre a “tomar la leche” o el encargo de algún mandado familiar. El resto, al menos por unas horas era puro juego; que se extendía durante los días feriados.
Los entretenimientos eran muy sencillos y baratos y algunos sin costo alguno.
Los de mayor esfuerzo físico porque obligaban a carreras interminables, como el “vigilante – ladrón”, la “mancha venenosa”, la “escondida”, el fútbol con reglas propias, casi siempre con la legendaria “Pulpo” de goma o la pelota de trapo; y otras diversiones que según los barrios podían tener mayor o menor aceptación.
Por su parte, entre las chicas predominaban el “elástico” y la rayuela, aptos para el recreo en la escuela y sin perjuicio de su participación en algunos de los mencionados anteriormente.
A su vez, se practicaban los que exigían menos trabajo físico, pero mayor concentración y destreza, como “la figurita”, las carreras de autitos rellenos de masilla en la vereda y el que nos ocupa ahora: el juego de la bolita.
Se jugaba en una cancha que debía tener como mínimo, tres o cuatro metros de largo por unos tres metros de ancho como mínimo, marcando los límites con una tiza o un trozo de ladrillo o carbón, para que los jugadores pudieran demostrar su talento y darle sentido a la competencia. En el centro del rectángulo (si el piso era de cemento) se aprovechaba algún pequeño hoyo y se lo ampliaba hasta alcanzar un diámetro poco mayor a la bolita; si la pista era de tierra la tarea era más fácil, ya que se establecía el hoyo y los límites sin dificultad.
Bolita – La Cuarta -´Vale Calchaquí – 18-11-16
Desde la línea de “largada” los jugadores lanzaban su bolita por turno, impulsando con el dedo pulgar la esfera apoyada en el índice. El objetivo: ingresar al hueco y desde ese lugar tirarle a la bolita rival elegida; si acertaba (quema), ganaba la primera jugada. El precio del derrotado: pagar con la misma u otra bolita y quedar fuera de juego.
En cada barrio o cuadra con barras numerosas de chicos, era común que viviera un “campeón” de bolita, el que a su vez tenía una pieza preferida, la puntera que podía ser una “lechera” de vidrio opaco, blanca con alguna veta de color. Casi siempre “cachuza” por infinitos golpes recibidos en otros tantos choques. La peor derrota para su dueño era tener que entregarla. Porque el jugador se encariñaba con ella, como el gallero con su animal veterano de muchas batallas.
La opción si el rival aceptaba, era entregar varias bolitas comunes para conservar la puntera que le diera tantas victorias. Además de las lecheritas, se contaba con las “japonesas” (transparentes con algo que parecía un papel de color en su interior), las de “barro”, algún rodamiento de acero (no permitido por los códigos no escritos), las de plástico (rechazadas por inútiles) y alguna otra exótica; resumiendo, las dominantes y confiables siempre fueron las de vidrio, las tradicionales.
Pero el paso de los años con sus cambios de costumbres, avances tecnológicos, inseguridad callejera y sobre todo el envejecimiento de los cultores de ese juego que dispersó la vida, parece haberlo sepultado en el baúl de las cosas queridas que se fueron. No obstante las bolitas siguen existiendo, están quienes las consumen y hasta los que la fabrican y viven de ese trabajo en nuestro país. En la localidad santafesina de San Jorge está instalada la firma TINKA que desde 1953, se dedica a la fabricación de bolitas. Es la única planta industrial de ese tipo en nuestro país. En ese año fue fundada por Víctor H. Chiarlo; el abuelo de Mariana, Silvina y Rosana Chiarlo; actuales titulares de la empresa que ocupa a unas 15 personas.
Las Hermanas Chiarlo
Seguramente, los pequeños devotos que se desgañitaban gritando “hoyo” y “quema”, nunca nos preguntamos de dónde salían y como se fabrican las bolitas. En el caso argentino (TINKA),a principios de éste año se utilizaban diez mil kilos de vidrio reciclado por semana, para obtener dos millones de bolitas y bolones en el mismo lapso. La oferta alcanza una variedad de productos, cuyas características dependen del tipo de vidrio utilizado.
Para recordar y rendir homenaje a los campeones del Mundial de Fútbol Qatar 2022, al cumplirse el primer aniversario de la obtención del máximo galardón, la empresa lanzó una ingeniosa edición de bolitas alusivas al evento; la Serie Mundial. Consiste en una bolsita que contiene tres bolones con imágenes de jugadores titulares (no repetidas) en su interior y doce bolitas tradicionales con los colores patrios. Para completar la histórica colección, es necesario adquirir nuevas bolsitas con la posibilidad de cambiar con otros coleccionistas, los bolones que le sobran por los que le faltan.
La edición completa cuenta con 30 imágenes de los Campeones del Mundo; además el Director Técnico, Messi besando la Copa y las restantes con símbolos de la Epopeya Futbolística. La iniciativa de TINKA tuvo tal repercusión, que obligó a lanzar nuevas ediciones. El esfuerzo es doblemente meritorio si se tiene en cuenta que la introducción de las imágenes dentro de las esferas, es un trabajo manual.
Asimismo y como prueba que la bolita no es sólo un juego infantil, en mayo de 2024 se realizó en Barcelona (España) el Campeonato Mundial de Canicas. Contó con la participación de países de los cinco continentes divididos en 8 zonas (entre ellos Argentina) y fue Costa Rica la nación que se alzó con el título.
La Fábrica se Bolitas Homenajea a la Seleción – Foto Tinka
Vale destacar que en ese Mundial participan niños y adultos y las organizaciones que nuclean a los practicantes del juego, están agrupadas en la Federación Mundial de Canicas.
Como una ironía de la ciencia, el universo virtual también penetró en el juego de bolitas. La Universidad Nacional de Tres de Febrero (ubicada en el partido del mismo nombre), creó la Marble Legends 3D Arcade; un videojuego basado en el legendario entretenimiento y que es operable desde aparatos que cuenten con dispositivos Android o IDS.