Desde la tragedia al humor, la “maldita” o “maldito” cruzó toda la vida cotidiana sin hacer estaciones. Aunque el uso de era de vieja data, en los años y ejemplos citados se hizo masivo y de a poco, fue languideciendo.
Maldita Fifa – Clarín – 10-12-00
La “Maldita…”
A finales de la década de 1990 y hasta los primeros años del flamante siglo, en el habla popular se instaló un adjetivo inapelable: “maldita… maldito”; según el género de qué o quién fuera estigmatizado.
Presumiblemente comenzó a circular aplicándose a la Policía de la Provincia de Buenos Aires y después se extendió a otros ámbitos. En una evidente generalización fue acusada de practicar el “gatillo fácil”, ya que hubo uniformados de la institución involucrados en casos de esas características; algunos impactaron fuertemente en la población. Por ejemplo la muerte del hincha de Deportivo Morón, Mariano Guaras de 17 años.
Maldita Policia – Clarín – 24-12-00
Según testigos del episodio, días antes de la Navidad del año 2000 el club mencionado se enfrentó a Almirante Brown, en el estadio de éste último. Allí se registraron violentos incidentes entre ambas parcialidades. Fue entonces que efectivos policiales -sostienen los testimonios- habrían disparado con balas de plomo sobre los visitantes. Tres balazos impactaron en el cuerpo de Mariano. El adolescente se convirtió en la víctima número 141 de la violencia en el fútbol.
Por las características del drama y la edad del chico, la sociedad y los medios de comunicación se hicieron eco de esa nueva muerte absurda, en lo que debió ser un simple evento deportivo.
Así fue que una semana después, centenares de vecinos de Morón y simpatizantes del club local, recorrieron el centro de la ciudad reclamando justicia para Mariano.
En medio de la columna se destacaba un gran cartel que sólo decía: “Maldita Policía”.
En otro terreno mucho menos dramático, la frase en cuestión alcanzó también a la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA), cuando la organización realizó una encuesta virtual para elegir al Mejor Jugador del Mundo, cuyos mayores exponentes eran Diego Armando Maradona y el brasileño Edson A. Do Nascimento (Pelé). El resultado fue aplastante a favor del argentino: 78.430 votos contra 23.386 para Pelé. No obstante la FIFA desconoció la opinión popular y premió a ambos ídolos. Al otro día la Ciudad de Buenos Aires amaneció empapelada con enormes afiches de fondo negro con letras blancas que sentenciaban: “Maldita FIFA”.
Maldita Fifa – La Nación -10-12-00
El calificativo volvió a ser noticia en el terreno futbolístico pero atravesado por la política, cuando el estigma fue descargado sobre el entonces ministro de Economía Domingo Cavallo. El funcionario en su afán recaudatorio, aplicó el Impuesto al Valor Agregado (IVA) al precio de las entradas generales a las canchas de fútbol. El rechazo de los espectadores fue inmortalizado en medio de un partido, por un cartel expuesto sobre el alambrado del campo de juego del Club Vélez Sarsfield. El letrero decía: “Maldito Caballo – Un país es rico produciendo – No con impuestos a los hinchas” (1).
La falta de ortografía en el apellido ¿fue sólo eso o hubo intencionalidad?
De todos modos la medida no sirvió de mucho al gobierno, ya que siete meses más tarde el ministro fue eyectado del cargo por una gigantesca movilización popular, que también se llevó puesto al presidente de la Nación Fernando de La Rúa.
Pero también la “maldición” de moda se trasladó a las rutas, ya que un conflicto tarifario entre concesionarios viales y el gobierno de la Alianza en enero de 2001, derivó en un nuevo impuesto al gasoil, insumo esencial para el transporte automotor y el mundo del trabajo en general. Esa nueva imposición se descargó (como suele pasar casi siempre), en los bolsillos de los consumidores.
Entonces fue usual ver en esos días en rutas y calles de todo el país, infinidad de camiones portando carteles que exhibían el disgusto de los transportistas: “Maldito gasoil – ¿Peajes hasta cuándo?”. La bronca tenía dos destinatarios: el Estado Nacional por el aumento del precio del combustible y los concesionarios de peajes que trasladaron el impuesto a los usuarios.
A su vez, la adicción a las drogas tampoco se salvó de ser expuesta por la consabida palabra: “Maldita cocaína”; decía simplemente una cantidad de afiches que aparecieron una mañana en las carteleras municipales porteñas y otros espacios públicos. La pegatina pudo tener relación o no con un informe estremecedor que circuló ampliamente a principios de 2001, publicado por la revista científica estadounidense “Circulation” días antes. La investigación reveló que uno de cada cuatro ataques no mortales en menores de 45 años se debe al consumo de cocaína y cuyas secuelas son impredecibles, pero siempre destructivas. Además, sostiene el mismo estudio, los riesgos de sufrir un infarto es siete veces mayor en quienes consumen esa droga en relación a los no consumidores (2).
Maldita Policia – Clarín – 24-12-00
El humor popular también hizo suyo el dicho, cuando se veía ingresar a alguien excedido de peso a una pizzería: “Maldita fugazzeta”, se solía comentar entre sonrisas.
Desde la tragedia al humor, la “maldita” o “maldito” cruzó toda la vida cotidiana sin hacer estaciones. Aunque el uso de era de vieja data, en los años y ejemplos citados se hizo masivo y de a poco, tal vez debido a la invasión de nuevas herramientas comunicacionales, fue languideciendo.
La dinámica del lenguaje obliga a renovaciones constantes, pero sin duda el estigma que simboliza esa frase permanece, aunque lo representen nuevas palabras.
1) Clarín Deportivo – Buenos Aires – 28-05-2001.-
2) La Nación – Buenos Aires – 03-01-2001.-