El Bravo Juan Bautista Thorne
Además de la Vuelta de Obligado, Thorne peleó con similar bravura en otros combates de la misma campaña, como en Acevedo, El Tonelero, San Lorenzo y el Quebracho, y en todos ellos su figura se destacó por el poderoso aliento con que imprimió heroísmo a la acción de tantos anónimos combatientes, y por el noble entusiasmo con que todos ofrecían su vida a la bandera azul y blanca de los argentinos.
Juan Bautista Thorne había nacido en Nueva York en 1807. Fue parte de la oficialidad de la nave de César Fournier en la guerra contra el imperio del Brasil. En 1827 fue asignado al bergantín Chacabuco que -al mando de Santiago Bynon- se destacó en la Gesta de Patagones, cuando abordó el buque brasileño “Itaparica” donde arreó la bandera imperial e izó la bandera argentina.
Por esta acción le dieron el mando del bergantín Patagones y luego mostró su valentía en distintas acciones hasta que cayó prisionero y fue llevado a Río de Janeiro. Regresó al acordarse la ignominiosa paz pergeñada por el Imperio Británico y negociada por el enviado de Rivadavia, Manuel José García, y pasó a comandar el Balcarce, que había sido buque insignia del almirante Brown.
En 1833 emprendió la campaña del Río Colorado al mando del Patagones en la Expedición al Desierto de Rosas. Designado comandante de la goleta Sarandí, fue en auxilio de la defensa de la isla Martín García, donde mandó la artillería de tierra de la isla, cuando el 12 de octubre de 1838 las fuerzas argentinas mandadas por Gerónimo Costa lucharon heroicamente contra la escuadra francesa bloqueadora.
Vuelto al servicio hizo la campaña de Entre Ríos con Pascual Echagüe en 1839 y cuando en 1841, con el grado de teniente coronel, regresó a ponerse a las órdenes de Brown, agregó en su foja de servicios haber participado en las acciones de guerra de Cagancha, Pago Largo, Don Cristóbal, Caaguazú, Yerúa, Sauce Grande y Punta Diamante.
Sirvió otra vez a las órdenes del almirante Brown como comandante del bergantín Gral. Belgrano, empeñado en la lucha contra el mercenario Garibaldi y siguió combatiendo a las dos más grandes potencias del mundo.
Reconocida la soberanía argentina y desagraviado el pabellón nacional por la flota bloqueadora en 1848, Thorne se retiró a su hogar hasta que, después de Caseros se enroló en la escuadra de la Confederación Argentina. Traicionada la flota por su jefe, John Coe, que la entregó a la separatista Buenos Aires por una bolsa de monedas de oro, se pretendió también comprar a Thorne enviándole a su hermana para convencerlo. Arrebatado por la furia, el Sordo de Obligado le dio una paliza a su hermana por haber abusado así de su relación familiar.
Borrado de las listas militares luego de la traición de Pavón (otra más de las agachadas de Urquiza), fue reincorporado en 1868, como guerrero de la Independencia y de la guerra con el Brasil. Vivió con esa modesta pensión hasta agosto de 1885, cuando murió a los 78 años. Sus restos, enterrados primero en el Cementerio de los Disidentes, reposan en el Cementerio Británico de Buenos Aires. Su epitafio podría haberlo escrito él mismo con esta frase: “Llevo en mi cuerpo la severa impresión del plomo del Imperio (del Brasil), de la Gran Bretaña, de Francia y de la guerra civil de mi patria de adopción”.
por José Rodolfo Maragó