Otra vez lo pagano gobernando en la simbiosis, ambigua y valetodo de lo que surja dentro de esta puta convivencia que nos hace sonreír cuando tenemos ganas de escupir, o llorar atrapados de ironía con la risa como recurso primario y cavernario.
Vacío Existencial “Humano”
Imágenes paganas. La ciudad en pleno verano y las calles no tan frecuentadas por esos que la putean durante todo el año pero la viven en ese día tras día como una sed necesaria para argumentar su existir.
Descreer de todo en el ambiente circundante y cuando la verdad te topa, también; es una simple apariencia fogoneada vaya a saber por quién. Entonces lo traslado a todo y no me importan esas imágenes paganas de la ciudad semivacía como si la argumentación posible al respecto se circunscribiera exclusivamente al simposio ambiental de la urbe. Es jodido el Ser humano; no puedo saber cómo es un mono entre sus pares ni las hormigas ni los pájaros ni las sardinas ni las libélulas ni los elefantes. No lo sé ni realmente me importa, soy un esqueleto recubierto de carnes variadas en su dureza y un cráneo que todavía posee un poco de pelo en su superficie y algunas ideas bajo su techo. El Ser que me compone, todavía tiene la particularidad de saber mentir, algo que los demás mortales -insectos o no- la idea de poseerlo simplemente no surge en absoluto. Por este medio se la pasan tirando frases al ruedo alrededor de la fenomenal Verdad, pero se cagan -nos cagamos- mintiendo todo el tiempo. Y me pregunto: ¿Qué mierda nos pasa con esto? ¿Cómo nos la pasamos jactando de las buenas frases envolventes de las correspondientes buenas costumbres y a la vuelta de la esquina desenfundamos un calibre 38 y destripamos al primer incauto que se nos cruce?
Señor kiosquero fíeme que mañana le volveré a dispensar mi olvido y mi convencimiento hacia usted de mi Verdad hasta que… un vacío encuentre sus góndolas al descubierto de un tipo al que su persona ha creído como rodeado de cáscaras recién esparcidas producto de rajaduras incipientes. ¡Já! otro más en mi libreta de almacenero para el réquiem de la civilización que navega inmerso en el espacio sideral y al mismo tiempo le duele el reuma o apretó las manos en un saludo que finalmente quedó vacío.
Es difícil creer porque venimos creyendo desde hace muchos años y las marionetas terminaron manejando al titiritero pero este titiritero hubo de mimetizarse en marioneta y entonces todo se complicó. ¿Quién es finalmente la marioneta y quién el manejador de los hilos? Muchos creen que finalmente llegarán al lugar primero del podio y los trajes ajustados al cuerpo nos mentirán una vez más sobre la pertenencia de la cúspide mientras la copa de cristal nos embadurna de un excelente licor.
Otra vez lo pagano gobernando en la simbiosis, la mutación generalizada de esa primera vez virgen que se ha transformado en una especie de hetero-homosexualidad prostituta, ambigua y valetodo de lo que surja dentro de esta puta convivencia que nos hace sonreír cuando tenemos ganas de escupir, o llorar atrapados de ironía con la risa como recurso primario y cavernario.
Alguna vez escuché o leí que el famoso Amor está por encima de todo y nos embauca o nos convence desde el más honesto y bueno hasta el más turro y trucho. Yo creo que es así y no tengo idea en qué terminará todo esto creado por nosotros mismos y al mismo tiempo, tan vilipendiado desde un presidente hasta ese señor sentado en las escalinatas de un subte con su palma de mano hacia el cielo. Somos Seres, somos Seres; somos Seres… me lo repito y me convenzo y en la convivencia casi insoportable de la urbe vacía por este verano transpirado de necesarias novedades positivas, las mismas no aparecen y la paciencia desborda las pelotas del juego que a alguien se le ha despertado en practicar y su original envión nos ha atrapado como un gigante remolino que chupa y chupa obligándonos a descender hacia no se sabe dónde, empapándonos de una obligada costumbre de idolatrar un tope que nunca llega.
Por Pablo Diringuer