Si a cualquier mortal sobre la faz de la tierra se le preguntara por 2020, ¿podría escapar de la expresión “año de mierda”?
Termina en pocos días. ¿Buena noticia? Nos ilusionamos con dar vuelta la pisada a la medianoche, comer 12 uvas, calzarnos tangas rosadas y cualquier otro conjuro de último momento para alejarlo. ¿Fue una extendida mala noticia de 12 meses? Quién sabe. Lo que sí se puede confirmar es que está próximo a culminar un año al que nadie, ni en las peores pesadillas, ni en los afiebrados relatos de Bradbury, le hubiéramos deseado a un enemigo.
Año extraño, aciago, incierto, distópico. Para qué seguir buscando palabras si el calificativo aún no se inventó. Año de novedosas conductas sociales que habrá que esperar un tiempo para saber si nos hizo mejores o peores, más comprensivos o más intolerantes, más solidarios o más egoístas. Año que nos arrancó planes, proyectos, iniciativas, sueños. Año en suspenso.
Año de postergaciones, incertidumbres, imposibilidad de imaginar si volveremos a las mismas calles, a los lugares donde –sin saberlo- éramos felices.
Cada uno hizo lo que pudo y millones pudieron poco. Los que –sabe Dios por qué- hasta hoy zafamos, los que se contagiaron y se recuperaron y los que no pudieron. Por evocar a unos pocos, partieron Pino Solanas, Juan Domingo Martillo Roldán, Sergio Denis, el Negro Fontova, Marcos Mundstock, Tom Lupo, Hugo Arana, Quino y el más grande –después de Perón y de Evita- Diego Armando Maradona.
Año de amargos dolores físicos y del alma, de muertes sin despedida, de lágrimas en soledad, de abrazos postergados, de asados prometidos (no nos va a alcanzar la vida para comernos todos los asados que empeñamos en estos diez meses).
Año en que no pudimos ser felices porque millones no lo eran.
Año en que todo –hasta el amor- se volvió virtual.
2021 será mejor. ¿Sabremos retomar esa charla nodal interrumpida’? ¿Cómo haremos para recuperar lo congelado en marzo? ¿Volveremos a tener memoria activa y no la frágil de 2020? ¿Habrán cambiado nuestros sueños, proyectos, utopías anteriores al aislamiento?
Hubo un Estado presente con IFE, ATP, Tarjeta Alimentar. Y frente al odio psicótico de algunas movidas “anti”, miles de mujeres en lucha, movilizadas por la equidad en los trabajos y libertad y decisión en sus cuerpos. Y el personal de salud al que hace bastante dejamos de aplaudir.
Existe un país que no aparece en los medios con muchas ganas de salir adelante, que sigue creyendo en quienes eligieron para que nos gobiernen hace poco más de un año.
Felices Fiestas.