Al iniciarse el año 1919, La Argentina estaba gobernada por Hipólito Yrigoyen; primer presidente elegido en 1916, bajo el imperio de la llamada Ley Sáenz Peña. La ley electoral que permitió que por primera vez los argentinos pudieran votar libremente.
El gobierno radical se caracterizó en el terreno social, por cierta preocupación hacia el mundo del trabajo, demostrado en la búsqueda de mejoras en las condiciones de empleo y por permitir mayor libertad de acción a los sindicatos; a diferencia de los gobiernos anteriores en que el Estado estaba enfrentado abiertamente con el movimiento obrero.
El fin de la Primera Guerra Mundial en 1918, repercute en nuestro país con una abrupta caída de las exportaciones y el consiguiente aumento de la desocupación y el empeoramiento de las condiciones de trabajo. El triunfo de la Revolución Bolchevique en Rusia, trajo aparejado un profundo debate en las organizaciones obreras en las que predominaba el anarquismo en sus distintas tendencias, y también puso en guardia a los empresarios que temían una radicalización de las luchas proletarias bajo el presunto influjo marxista.
En ese marco, los trabajadores de los Talleres Metalúrgicos Pedro Vasena, que tenía los depósitos de materia prima en Pepirí y Santo Domingo en el barrio de Nueva Pompeya y la planta elaboradora en Cochabamba y Rioja, habían iniciado en diciembre de 1918 una huelga en demanda de una jornada de ocho horas de trabajo, aumento de salarios, descanso dominical y la reincorporación de los despedidos a consecuencia del conflicto.
Durante un mes el enfrentamiento entre ambas partes se mantuvo invariable. El 7 de enero de 1919, varios carros que transportaban material del depósito a la fábrica, conducido por personal contratado por la empresa y custodiados por policías armados con fusiles, fueron increpados por los huelguistas acompañados por sus mujeres y niños, incitándolos a que se plegaran al paro. Como los rompehuelgas no se detuvieron, los obreros comenzaron a lanzarles piedras y palos, motivando la reacción policial que descargo sus armas contra los agresores. El saldo fue de cuatro trabajadores muertos y treinta heridos, algunos muy graves.
De inmediato el gremio lanzó la huelga en todos los establecimientos metalúrgicos y las dos centrales obreras, la Federación Obrera Regional Argentina (FORA) llamada del Vº Congreso y su homónima conocida como del IX Congreso, convocaron también al paro general para el 9 de enero, día del sepelio de las víctimas. La primera de las federaciones mencionadas era partidaria de una lucha sin concesiones, la segunda, de tendencia más moderada. Los socialistas en primera instancia, apoyaron la lucha obrera.
El día 9 se registraron hechos de violencia desde temprano. La ciudad se fue paralizando a medida que se acercaba la hora del sepelio. En el Cementerio de La Chacarita, cuando se estaba sepultando a los muertos del día 7, la policía comenzó a disparar sobre la multitud provocando varías decenas de víctimas. La noticia circuló velozmente por los barrios y grupos armados comenzaron a tirotear a la policía. Los enfrentamientos entre huelguistas por un lado y la policía y grupos parapoliciales por otro, llevó la violencia a toda la ciudad. Esa misma noche, fuerzas del ejército ocupan Buenos Aires.
La huelga y los desórdenes, incrementados por el accionar de la Liga Patriótica Argentina, que además de reprimir huelguistas atacó negocios de ciudadanos judíos, comenzaron a flaquear el día 11. La FORA “del IX” (moderada) y los socialistas, toman distancia con la violencia e instan a los obreros a finalizar la medida. La FORA “del V” Congreso, plantea la huelga revolucionaria. El día 13 de enero, la lucha había finalizado. La empresa Vasena obligada por el gobierno, acepta la mayor parte de las demandas. En el Interior también se levanta el paro.
El diario socialista La Vanguardia en su edición del 7 de enero de 1919, habla de 700 muertos y 2000 heridos, El matutino La Nación, en cambio, sostiene que se registraron unos 100 muertos y 400 heridos.
La primera gran lucha obrera en nuestro país, había finalizado en una tragedia.
Al cumplirse el 85º aniversario de aquellas jornadas, organizaciones sociales recordaron con actos y pintadas la histórica fecha.
Libro Pintadas Puntuales – Roberto Bongiorno – Ángel Pizzorno
Foto: A. Cortejalena – Pompeya – Caba – Agosto de 2005