Transcurría el año 1963. En las cocinas familiares, en lugares de trabajo y reuniones de todo tipo, los fósforos reinaban en forma indiscutida. Allí donde era necesario producir fuego o alumbrar en una emergencia, había fósforos. Existían de papel, estaban los legendarios Ranchera; los Victoria de cera, cuya edición de “lujo” traía en su reverso fotografías de artistas y más adelante, se incorporaron los de madera. Estos aparecen en cajas de tamaño personal y familiar.
Paralelamente, un técnico industrial llamado Hugo Kogan, que se desempeñaba como Director del Departamento de Diseño de la fábrica Aurora, productora de línea blanca, adaptó un artefacto que existía en Japón y cuya novedad trajo desde ese país el dueño de la empresa, Ernesto Vainer.
Así nació Magiclick. Un producto que se integró a la cultura popular argentina. Se trataba de un encendedor de chispa con un dispositivo que produce un arco eléctrico, que es el que genera el encendido. Lo revolucionario del invento fue que con sólo pulsar un botón, se generaba el encendido, sin los riesgos que solían acompañar a los fósforos. Un encendedor sin pilas, sin cables y sin piedra; además no generaba residuos. Refiriéndose a la comodidad que representaba su creación, dijo Hugo Kogan, años después: “… los fósforos de madera eran carísimos y el Magiclick fue una oportunidad de dar mejor servicio a bajo costo”.
Con las expectativas que suele generar toda novedad, Magiclick ganó la calle. En pocas semanas las órdenes de compra superaron las 80.000 unidades. Una hábil campaña publicitaria puso el acento en la duración de la vida útil del producto: “Ciento cuatro años…”, fue la asombrosa proyección que hizo Aurora. El período de tiempo que aseguraban que duraría el encendedor, no fue caprichoso. Es la síntesis de una cuenta que establecía en 950 mil chispas la capacidad del Magiclick, a razón de 25 encendidos diarios. Resultado, 104 años de vida. Rápidamente la invención se hace conocida. Se produce una gran demanda para uso propio, pero también son muchas las personas que lo compran para regalar. A tal punto, que la empresa encargó publicidades en las que el producto aparecía dentro de una envoltura para regalo.
Aurora estableció fábricas en Brasil y España, ya que como lo demostró la experiencia, eran mercados interesantes para difundir Magiclick. El encendido electrónico es incorporado también a las cocinas, estufas de gas, termotanques y otros elementos de línea blanca, que así empiezan a prescindir de los viejos fósforos o las antorchas precarias armadas con un diario enrollado, para encender el quemador medio oculto de algún artefacto de gas, con el riesgo de quemarse los dedos ya que los fósforos duraban muy poco. El Magiclick terminó con esa odisea y amigó a muchas personas con esos bienes de uso. En los años que sucedieron a aquel histórico 1963, Magiclick se incorporó al lenguaje cotidiano. El corrosivo humor porteño, le encontró una rápida aplicación al nombre: era común adjetivar a personas o bienes que cargaban cierta cantidad de años, como “Magiclik”. Poniendo la carga no en la calidad del encendedor, sino en los años.
Al original “chispero” como también se le llamó, siguieron otros encendedores de cocina y uso personal y en el año 2020, la empresa ofrecía el Magiclick electrónico con carga por USB con variedad de colores y batería de ión litio. A su vez, se informaba que la línea incorporó nuevos modelos a piedra, descartables y recargables, electrónicos recargables y una flamante línea de modelos metálicos recargables y catalíticos que “Refuerzan la garantía y confianza de la marca argentina con más historia en encendedores de cocina”, sostenían desde Magiclik. Además, todos sus productos están encuadrados en la norma de calidad IRAM, un sello que certifica la calidad del producto que adquiere el cliente.
Testimonios
“Como pareja, entonces, el negocio se cerraría pronto, era mejor no inaugurarlo.- Porque antes de acceder a esa tentación tan rudimentaria, palpitábamos una quiebra, un abandono amargo; en principio porque el fuego, por más que lo incentiváramos, ya despedía llamaradas cortas, en realidad eran chispitas tipo magiclick y no bastaban, el amor era otro incendio, otra cosa, vaya uno a saber qué, pero probablemente era algo más denso que lo nuestro.”
Flores Robadas en los Jardines de Quilmes – Jorge Asís –Losada – 1980
La simpática abuela cumplió 105 años y celebro con sus seres queridos
¿Se acuerda del Magiclick?, el mechero que según la recordada publicidad durante 104 años. Lo cierto es que Emilia Vargas, oriunda de Salta, festejó ayer 105 años superando al “encendedor mágico.”
Crónica-10-07-08 -“¡Bravo Emilia, le Ganaste al Magiclick!”
“Un «soporte físico» es también un CD, pero la discusión de fondo no es ésa, sino garantizar que el gremio de los camiones tenga qué llevar, aunque sean papeles que ya resultan más arcaicos que una diligencia y cuya existencia se da de narices con las facilidades que brinda la tecnología. Imaginemos por un momento si la electricidad no hubiera superado a las velas o la imprenta a los juglares o Google Earth a los mapas. ¿Acaso mató el Magiclic al fósforo? ¿De qué nos sirven los resúmenes bancarios en papel si hasta la AFIP nos exige declarar todo online y debemos confiar en su «OK» virtual una vez terminada nuestra presentación?”.
La Nación -01-08-16 -“El Reino de lo Absurdo”
Voz de autodidacta:
*”Yo soy diseñador.- Diseñando, casualmente, puede aparecer un invento, pero es esa la razón de ser de los diseñadores.-”
*”Los argentinos tienen mucha chispa; no es algo que falte, sobre todo en las ciudades.- Es algo que tiene que ver con la supervivencia y se intensifica en la crisis.-”
*”Soy autodidacta.- Llegue solo hasta segundo año de Arquitectura, pero ahora soy profesor.-”
Perfil – 23-04-06 – Por Martin de Ambrosio a Hugo Kogan – “El Inventor del Magiclick Cree que a los Argentinos no les Falta Chispa.”