Prólogo de Historias Tatuadas (Entre la piel y el alma) Niña Pez Ediciones año 2019. Seleccionada por convocatoria editorial.
“Invéntate y vuelve a inventarte cambia tanto de tono y forma que no puedan encasillarte jamás”. Charles Bukowski.
La tinta no sólo nos fascina a los que escribimos, sino también a personas que deciden llevarla en la piel. Es ahí donde aparecen los tatuajes y, detrás, un tema que da mucho para hablar: la estigmatización social: “Creo que el lastre de mi ciudad es la falta de oxigenación mental. Ahí supe que tatuamos el tiempo a la medida de la sociedad que nos toca”. Qué paradójico es pensar que la traducción latina de tattoo es estigma, entre cuyas acepciones se encuentra: “marca hecha con un instrumento afilado”. Hoy en día, dicha palabra está asociada a lo negativo, a la marginalidad, y no es casual que los marginados sean justamente quienes apuestan por este arte en su cuerpo. Ana Caliyuri, en su obra, nos invita a mirar distinto, a mirar bien, sin tabúes ni prejuicios, porque, como dice uno de sus personajes: “No es necesario tener astigmatismo para ver deformadas las cosas”. Nos presenta un libro de relatos para reflexionar acerca de lo que se esconde más allá de los diseños, como asegura Julien Saxs en la historia final: los tatuajes “Son la parte visible de mi alma”.
En estas páginas se descubre la humanidad de los que son únicos por llevar el “estigma”, personas benévolas: “Me centré en los ojos del muchacho del tatuaje. Carecían de maldad, su mirada del mundo era inocente” “Si mirara su alma, sabría que él es él y no otro, Blas es genuino”. Y los distintos significados que adquiere este arte en el correr de los relatos: el tatuaje como identidad en “Astigmatismo esencial”, como homenaje en “Jaula demente/de… mente”, como historia y tiempo en “El tatuaje de Vatik” y, por último, el tatuaje como libertad en “Un ángel caído en las brasas de un arco iris”. La autora alza el vuelo y nos sorprende con su voz, pese a que “No es fácil ser escuchada en tiempos de túneles y misterios”. Y, sobre todo, nos enseña que “transformarse no es poca cosa”, ensanchándonos las pupilas y devolviéndonos “los ojos que ven en colores”, esenciales para despejar la niebla, salir del encierro y mirar el mundo como se debe. Un libro, dieciséis historias, varios significados y una única pasión: marcarnos por fuera o por dentro, ya que “(…) a veces uno se tatúa el alma sin dejarlo impreso en la piel”. Por su destacada forma de escribir, por la originalidad de lo que se cuenta y por la vitalidad latente en cada una de las frases, estoy seguro que esta obra se convertirá en una marca indeleble en el corazón de cada uno/a de los/ as lectores/as.
Julián Kronn Profesor de Lengua y Literatura. Escritor