La mecánica cuántica es uno de los campos científicos de mayor expansión en las últimas décadas. El avance de la tecnología permite estudiar partículas cada vez más pequeñas, las que conforman el entramado aún sin descubrir del universo conocido y por conocer. Sin embargo este sigue siendo un campo principalmente teórico, y aquí es donde entra la ciencia ficción, género que históricamente se encargó de observar, comentar y especular sobre el futuro de la humanidad. Julio Verne, autor clásico, fue un pionero en la reflexión sobre viajes espaciales (predijo el alunizaje en “Viaje alrededor de la luna” casi un siglo antes) o la investigación del lecho marino y los submarinos con “20.000 leguas de viaje submarino”. Stanley Kubrick hizo lo suyo con la adaptación de la novela “2001: Odisea del espacio”, adelantándose a la irrupción de la inteligencia artificial y las videollamadas, tan populares hoy en día fruto de la pandemia.
Alex Garland, escritor, guionista y director de la aclamada “Ex Machina”, es un experto en tomar teorías que la ciencia está desarrollando en el presente para construir sus narrativas de ciencia ficción. “Devs”, estrenada el 5 de marzo del 2020 en la plataforma digital Hulu y en el canal FX, relata la historia de un pionero tecnológico llamado Forest, quien tras perder a su hija en un accidente vial invierte toda su fortuna y tiempo en desarrollar una máquina capaz de observar en el pasado. Para eso creó una empresa, DEVS, dedicada principalmente al avance de esta tecnología, que utiliza la mecánica cuántica para conseguir sus objetivos.
La serie arranca con Sergei, el empleado nuevo de la empresa, que tras ser descubierto intentando robar secretos para el gobierno ruso, aparece incinerado en la entrada del predio donde trabajaba. La filmación de seguridad muestra como el hombre se detiene frente a la enorme estatua de una niña que decora el campus, se rocía con nafta y se quema a lo bonzo. Lily, novia del técnico informático ruso y empleada en otra área de DEVS, descree de la versión oficial y se involucra en una investigación personal para desenmascarar lo que ella considera una conspiración.
A medida que avanza la serie, que plantea tanto el misterio de la muerte como de los objetivos de su empresa, decide mostrarle a Lily lo que hacen en la secreta instalación con forma de cubo que descansa en las entrañas del campus. La escéptica mujer, habiendo acorralado al emprendedor y su novia Katie, también empleada de DEVS, le revelan que la máquina en la cual han invertido tiempo y cantidades incontables de dinero no solamente es capaz de ver en el pasado con una nitidez impresionante, sino que los cálculos que puede hacer la supercomputadora cuántica permiten predecir el futuro.
Las implicaciones de una máquina con ese poderío son tan extraordinarias como peligrosas, y por supuesto que generan incredulidad en Lily. No es solo el hecho de que en DEVS han llegado a un momento bisagra en la historia de la ciencia sino que su novio, aparente espía ruso, arriesgó su vida para entrar en las instalaciones y se topó con un secreto mucho mayor, del cual Lily es una parte fundamental del engranaje que trama Forest y su equipo.
El director y creador de la miniserie, que consta de ocho capítulos y está disponible en las plataformas digitales de FoxPlay, cuenta con un reparto comandado por Nick Offerman, reconocido por su papel cómico de Ron Swanson en “Parks and Recreation”, que despliega una faceta dramática de impecable ejecución. Sonoya Mizuno y Alison Pill encarnan a Lily y Katie, respectivamente. El trío se nutre de un pequeño pero potente elenco secundario.
El eje temático principal es ciencia ficción, y el abordaje hace énfasis en la parte de “ciencia”. La supercomputadora es una variante de la computadora cuántica que hoy opera en la Universidad de California, en Santa Bárbara, bajo la dirección de John Martins. Si bien en el mundo real mirar al pasado y predecir el futuro aún es una improbabilidad matemática, el poder real que ofrece el campo cuántico es, valga la redundancia, incuantificable. DEVS no solo ofrece entretenimiento gracias a los misterios de la trama, sino que le propone preguntas al espectador que disparan debates. ¿Cuál es la frontera entre lo ético y lo inmoral para la ciencia? ¿Es correcto intentar modificar el diseño natural del universo? ¿Somos dueños de nuestro destino o está todo predeterminado?
DEVS también ofrece una sutil crítica a los modelos de empresa del estilo Silicon Valley. El diseño de los sets tienen reminiscencias de las empresas como Google o Apple, ambientes relucientes, en apariencia estériles, repleto de empleados vestidos con ropas cómodas, comandados por un líder de aspecto hipster. Pese a estar trabajando en un ambiente en apariencia idílico, casi nadie sabe los objetivos verdaderos de las investigaciones que llevan a cabo. Todos son partes pequeñas de una maquinaria gigante, y sin saberlo, tal vez, terminen siendo cómplices de resultados aberrantes. Alex Garland plantea un escenario pero no predica un mensaje explícito, depende de cada uno que vea la mini serie para establecer las conexiones con el mundo real y sacar las conclusiones.
La estética visual de los ocho capítulos no descansa sobre los efectos especiales, sino en el diseño de escenarios bellos y armoniosos, y una banda sonora que oscila entre la música ambiental casi imperceptible con una orquestación tensa que podría haber sido parte del clásico Psicosis, si Bernard Herrmann siguiera vivo y en activo. Esta mini serie es breve, ágil y atrapa. No sólo los amantes de la ciencia ficción pueden disfrutar de DEVS, acá hay material para los que disfrutan las historias de suspenso, los buenos diálogos, los dilemas morales y filosóficos.