A diferencia del linyera que solía recorrer grandes distancias, a veces en busca de un trabajo precario en las cosechas, el ciruja era un personaje urbano, podía permanecer en un barrio o deambular, pero no solía desplazarse de una a otra provincia. Por eso, no son pocos los barrios porteños o del Conurbano Bonaerense, que recuerden a algún ciruja muy conocido por haber convivido mucho tiempo con los vecinos.
La palabra es probablemente apócope de cirujano. Esta extraña relación entre el pordiosero y el médico especialista, vendría de la ironía con que alguien alguna vez llamó cirujano al indigente que manipulaba huesos vacunos de descarte y que luego vendería. De cirujano a ciruja hay una sílaba menos, y en general se acepta esta explicación a falta de otra más convincente.
Con la inmigración masiva, la industrialización y la escasez de viviendas, en las primeras décadas del siglo XX los problemas sociales aparecieron con fuerza en Buenos Aires y las grandes ciudades del Interior. Con el aumento de la desocupación, linyeras, crotos o cirujas se volvieron figuras familiares en el paisaje cotidiano. Entonces, la siempre atenta mirada popular comenzó a utilizar ese particularísimo adjetivo como forma de descalificar a alguien mal vestido, o de indumentaria muy usada. Por extensión, se llamaba así también a alguien humilde o de poca entidad.
Prueba de ello, es el tango El Ciruja; compuesto en 1926 por Marino y De La Cruz. De los versos de ésta pieza se desprende que el citado ciruja no es exactamente un mendigo; sí delinquía, pero no mendigaba.
El ciruja tradicional recolectaba entre la basura, los objetos que podía vender; botellas, papel o en el caso que se presume originó el adjetivo, huesos de descarte. Si estaba afincado generalmente en una casa abandonada o en una choza en algún baldío, era reconocido por el barrio y su carácter casi siempre inofensivo, le granjeaba protectores y vecinos que solían acercarle ropa usada y alimentos, que abastecían sus necesidades. Hubo cirujas que instalados en un barrio determinado, vivieron en el hasta la muerte.
La sucesión de crisis económicas de fines del siglo XX, arrojo familias enterar al “cirujeo”, generando un nuevo tipo urbano: el cartonero. A diferencia del antiguo ciruja, la recolección cartonera se transformó en el imperio de la necesidad, casi en una ocupación regular, con circuitos de comercialización y en el caso de la Ciudad de Buenos Aires, con intentos de reglamentar y humanizar la actividad.
El Ciruja
Como con bronca, y junando
de rabo de ojo a un costado,
sus pasos ha encaminado
derecho pa’l arrabal.
Lo lleva el presentimiento
de que, en aquel potrerito,
no existe ya el bulincito
que fue su único ideal.
Recordaba aquellas de garufa
cuando minga de laburo se pasaba,
meta punga, al codillo escolaseaba
y en los burros se ligaba un metejón:
cuando no era tan junado por los tiras
la lanceaba sin temer el manyamiento,
una mina le solfeaba todo el vento
y jugó con su pasión.
Era un mosaico diquero
que yugaba de quemera,
hija de una curandera,
mechera de profesión:
pero vivía engrupida
de un cafiolo vidalita
y le pasaba la guita
que le sacaba al matón.
Frente a frente, dando muestras de coraje,
los dos guapos se trenzaron en el bajo,
y el ciruja, que era listo para el tajo,
al cafiolo le cobró caro su amor…
Hoy ya libre’ e la gayola y sin la mina,
campañando un cacho ‘e sol en la vereda,
piensa un rato en el amor de la quemera
y solloza de dolor.
Letra: Francisco Alberto Marino – Música: Ernesto de la Cruz – 1926
Testimonios
Ciruja: Leng. gen. Persona que comercia con los residuos que reúne en los vaciaderos. // Holgazán, vago. // Humilde, de poco valor y entidad.
Ha de ser apócope de cirujano, por alusión burlona a los huesos que reunían para comerciar.
Cirujear: comerciar con residuos.
Cirujeo: acto y efecto de cirujear.
“¿Por dónde empezamos hoy?”. “Coronel Díaz, no, calle demasiado ancha, se ve todo. Arranquemos por Beruti, edificios grandes, cuarenta o cincuenta bolsas cada uno, se gana tiempo”. “¿Conseguiste los guantes y el carrito de changador?”, plantea Edmundo P. “Tomá los guantes, afuera está el carrito. Tenés alma de bacán vos, no de ciruja”.
Tiempo – 03-09-94
“¿Quién es mingo?-El que estaba hoy conmigo. Frunció la nariz. Estaba más cansado que yo y eso era decir demasiado. -¿Qué hace con un piruja? ¿Sabe el papelón que me hizo pasar?
Cuarteles de Invierno – Osvaldo Soriano – 1980
“Después que me cesantearon, todavía anduve trabajando en la construcción. Eso también se acabó hace como un año. Y desde entonces comenzó esta vida de piruja, de pasarse las horas mirando el techo. ¿Usted comprende? Cuando un hombre se queda sin trabajo, pierde mucho más, pierde los compañeros, deja de estar afiliado al sindicato, no tiene perspectivas de nada. Un hombre sin trabajo es un animal acorralado.”
La Voz – 24-07-84
“Una noche, después de ese chau, se perdió entre las sombras para siempre al tranco cansino del matungo y el pero flaco mordisqueándole los garrones. Juancito Piruja, propietario de las manos sabias que conocen el valor de la basura, que en el arte del descarte todo lo tenía aprendido, tenía apenas diez años, sueño de latas, de trapos, de diarios viejos…”
Tiempo – Por Osvaldo Ardizone – 28-07-84
“Extraña muerte de un adinerado y anciano piruja / Agregaron las mismas fuentes que la víctima no tenía trabajo estable, porque se dedicaba al cirujeo y que, aunque llevaba una vida miserable, aparentemente tenía varias propiedades.”
Tiempo – 20-05-84
“Reclaman libertad de trabajo para pirujas /… afirmó que “dada la situación económica, muchos hombres, mujeres y niños se ven obligados a realizar tareas de recolección de residuos para subsistir…”
La Voz – 08-01-83
Del Libro Personajes del Tango –
Roberto Bongiorno – Editorial Unilat – 2010