Shirley Jackson publicó La maldición de Hill House en 1959, y con el correr de los años la novela se convirtió no solo en un clásico de la literatura de horror gótico, sino de la literatura a secas. La historia asfixiante de los visitantes de la mansión Crain, acechados por fantasmas, cosechó elogios de todo tipo y catapultó al estrellato a su escritora.
El cine tomó la novela y la adaptó en varias oportunidades. The Haunting, estrenada en 1963, es una excelente película que se enfoca más en el terror psicológico, dejando espacio para que el espectador decida si de verdad hay fantasmas en el interior del caserón o no. La dirigió Robert Wise (West Side Story, Star Trek: la película) y al igual que el libro, se convirtió en un clásico por derecho propio. En 1999 Jan de Bont (Twister, Speed) hizo una nueva adaptación moderna, con un elenco de lujo que incluía a Liam Neeson, Owen Wilson, Catherine Zeta-Jones y Lilly Taylor. Esta versión fue un fracaso económico y de la crítica, y con justicia. El film era un despliegue de actuaciones dignas de una telenovela con efectos especiales que habían quedado viejos poco después del estreno. Atrás había quedado la sutileza de Wise y la maestría narrativa de Jackson.
En el año 2018 Mike Flanagan creó la serie La Maldición de Hill House. La plataforma Netflix ofició de productora junto a Amblin Television y Paramount Television. El director ya tenía en su currículum algunos éxitos moderados dentro del género con Oculus, Ouija: el origen del mal o El Juego de Gerald. Había razones para ilusionarse, el material original es brillante y el creador de la serie una persona con mucho talento y hambre para pegar el salto definitivo a Primera División. Restaba saber si todo el equipo técnico y artístico podía expandir la breve novela a diez episodios de casi una hora de duración.
El 12 de octubre el público general obtuvo la respuesta, y fue más que satisfactoria.
La Maldición de Hill House fue un éxito, generando récords de visiones en Netflix y más números impactantes de descargas ilegales. La crítica especializada quedó fascinada con la compleja historia coral centrada en la familia Crain, cuyo centro narrativo no estaba tan concentrado en los sustos per se, sino en el drama, en las dinámicas interpersonales de los personajes, en las cicatrices que les dejó a los protagonistas sus años dentro de la mansión Hill House. La serie consiguió tomar la esencia de la novela de Jackson y desarrollar el dilema familiar de los habitantes de la casa, con pasajes emocionales que no se sienten forzados, y momentos de terror genuinos, de esos que quedan en el cerebro del espectador durante mucho tiempo.
La historia está dividida en dos líneas temporales que convergen. En el presente, la familia Crain se encuentra separada tras los eventos trágicos que vivieron en su infancia. Hugh y Olivia son los padres, él se dedica a la venta de inmuebles y ella es arquitecta, obsesionada con crear el hogar ideal, y pese a que Hill House es una casa en la cual tienen pensado pasar no más de dos meses haciendo refacciones, la casa puede tener otros planes para ellos. Tienen cinco hijos: Steven, que terminará siendo escritor de libros sobre historias paranormales, amasando una pequeña fortuna por explotar la historia familiar. Luke, que batallará con un problema de adicción a las drogas para lidiar con el trauma que le dejó su estadía en Hill House. Nell, hermana gemela de Luke, profundamente traumatizada por la actividad paranormal en la casa de la infancia. Theo, que se convierte en psicóloga infantil y detesta el contacto humano porque tiene una especie de sexto sentido que le permite ver los secretos de quienes toca; y por último Shirley, quien crece para tener una casa funeraria junto a su marido, y le da hogar a Theo también.
La particularidad de Hill House es que parece querer unir a la familia de nuevo. Tras la muerte de Olivia los Crain se disgregan, Hugh sufre el rechazo de sus hijos, y cada uno de ellos pelea para enterrar los recuerdos de las numerosas apariciones y tragedias que tuvieron que vivir. Sin embargo el pasado los persigue, y tras la muerte de uno de los hermanos, la familia se reúne una vez más, obligados a enfrentar el último y terrible secreto que esconde la vieja mansión derruida.
El sexto episodio, titulado Las dos tormentas, es una obra maestra de la narrativa. Compuesta principalmente de dos tomas sin cortes de edición muy largas, tiene lugar tanto en la casa de sepelios de Shirley y la antigua mansión, mezclando pasado y presente con una maestría que da gusto ver. Este capítulo no es sólo un gran exponente de las capacidades del director, elenco y equipo técnico, sino que es el episodio bisagra de la serie. Todos los personajes están reunidos por primera vez después de mucho tiempo, en una situación abrumadora, en dos escenarios tan tétricos como puede ser una sala de velorios y una mansión atestada de fantasmas.
El elenco es multitudinario, y no hay uno solo de los actores y actrices que desentonen. Henry Thomas y Timothy Hutton dan vida a Hugh Crain, Carla Gugino es Olivia, su esposa. Michiel Huisman y Paxton Singleton encarnan a Steve. Victoria Pedretti y Violet McGraw son la versión adulta y joven de Nell. Oliver Jackson-Cohen y Julian Hilliard hacen del hermano gemelo Luke. Kate Siegel y Mckenna Grace personifican a Theo y Elizabeth Reaser junto a Lulu Wilson le ponen el cuerpo a Shirley.
La maldición de Hill House es una enorme serie que no sólo apela a los fanáticos del terror sino a aquellos que busquen un buen drama, repleto de misterios y tragedia. Consta de una única temporada autoconclusiva, repleta de capítulos memorables. Pequeño “tip” para aquellos que la vean por primera vez: intenten descubrir y contar todos los fantasmas que aparecen en las escenas. El director se encargó de poner apariciones de todo tipo, algunas más sutiles que otras, para añadirle otra capa tenebrosa, casi subliminal, que ayuda a generar esa sensación de inquietud que sólo las buenas obras de terror son capaces de provocar.
La serie hizo todos los trámites para establecerse como uno de los mejores exponentes modernos del horror y el drama. El tiempo dirá si La Maldición de Hill House pasará al panteón de los clásicos.