Todos los Tiempos se Conjugan con Humanidad
Me gusta creer que la adolescencia dura hasta que la vida se encarga de hacerte saber que terminó. Es el sentido humano de crecer en mente y alma lo más importante, decía mi abuela, o no lo decía, pero me gusta pensar que mis nietos dirán alguna vez “como decía mi abuela”.
En los tiempos de mi adolescencia había que romper con el statu quo y para eso había que alejarse del ideal social que la sociedad nos imponía, sobre todo a las mujeres. El primero de mis trabajos fue a los 15 años, no por necesidad económica sino por la búsqueda de la libertad económica.
Tenía alumnos del ciclo primario y les daba clases particulares en aquellas materias que estaban rezagados. En verdad quería juntar dinero propio para mi viaje de fin de estudios. Luego de ello, para asistir a la universidad que era privada hasta que se convirtió en UNICEN, debí tener dos trabajos para sostener mi permanencia allí. Además de tener que estudiar hasta altas horas de la noche, era necesario aprobar sí o sí, para no pagar dos veces el derecho a examen, no me podía permitir ese lujo. Así como fue mi caso, hubo y habrá muchísimos exponentes que se esfuerzan de igual manera, entonces me pregunto (fuera del pensamiento de los que saben de esto como los psicólogos, psiquiatras, filósofos, etc.) ¿De qué se trata la adolescencia? ¿Se puede establecer un paradigma que a todos contenga? ¿Las leyes laborales qué dicen del trabajo adolescente? Por contrapartida, hay quienes les es cómodo no crecer, y a ese fenómeno ¿cómo se le llamaría? ¿Adolescencia del segundo tipo? ¿Adulto que no se hace cargo de su propia existencia? ¿Tal vez, sería una persona que transita por la adultescencia eterna?
Se supone que en algún momento llega la adultez, el pensamiento se nutre de otras cosas más allá de la rebeldía, la vestimenta, los estereotipos, etc. sin embargo todos conocemos adultos que estiran sus sueños y proyectos hasta hacerlos flexibles, y siempre habrá otros miembros de la familia que pagarán los platos rotos.
Más allá de todas estas elucubraciones que poco sirven, me gusta ver la libertad que enarbolan los adolescentes para con sus vidas. En muchos de ellos habita el germen del devenir social que lo vislumbro comprometido y con encendida defensa de sociedades más justas y equitativas.
Soy una soñadora a ultranza que siempre verá el medio vaso lleno, hacer gala de las hipótesis negativas no forman parte de mi derrotero por eso apuesto a los frutos del árbol joven que va creciendo, cada día y a cada paso, Quien lo quiere ver que lo vea y quien no, se lo está perdiendo, después de todo, como dijo Víctor Hugo «En los ojos del joven, arde la llama; en los del viejo, brilla la luz» y con eso me quedo.