Durante el comienzo de la era dorada de las consolas hogareñas de videojuegos la empresa Nintendo fue pionera en revolucionar la escena y ofrecer títulos de amplia variedad temática, con mecanismos de programación que ofrecían diferentes modos de jugabilidad al usuario, hasta entonces habituado a las máquinas de arcade, ubicadas en centros comerciales o locales especializados en juegos —los famosos fichinesen Argentina—, o a productos como el antiguo Atari, con una capacidad gráfica muy limitada y rango de movimiento aún más limitado. En 1986 la compañía desarrolladora japonesa Konami, una de las principales de la industria, sacó al mercado un juego llamado Castlevania, en donde el usuario se ponía en la piel de Simon Belmont, un aventurero perteneciente a una casta de asesinos de monstruos que tiene como fin entrar al famoso castillo del Conde Dracula para acabar con su reinado de terror.
Este primer videojuego fue un éxito rotundo no solo en Japón sino en el resto del mundo. Fue tan buena la recepción por parte de críticos y usuarios que las secuelas no tardaron en llegar. Hasta la fecha se pueden contabilizar más de cuarenta títulos publicados para todas la consolas habidas y por haber, sumado a versiones para PC y smartphones. La saga de Castlevania migró a medios como la historieta japonesa, americana y novelas; inspiró películas de animación de todo tipo y, por sobre todas las cosas, se convirtió en una marca registrada, destacando entre la infinidad de productos que llevan la marca del vampiro —utilizada hasta el hartazgo— durante casi cuatro décadas.
En esta era en donde los servicios de streaming, la televisión tradicional y el cine rebuscan en otros medios populares la “inspiración” que les permita pegar un pleno financiero, o sea, una nueva franquicia, es bastante extraño que este popular videojuego haya tardado tantos años en tener algún tipo de adaptación. La espera, por suerte, valió la pena, y en el año 2017 Netflix estrenó la primera temporada de Castlevania, una serie animada orientada al público adulto, que constó de una tanda inicial de cuatro capítulos, un pequeño prólogo, que al igual que los juegos originales tuvieron una excelente recepción de la crítica y del público general.
La historia de Castlevania, la serie, comienza con Lisa, una mujer que quiere ser médica en Valaquia, año 1455. Sus investigaciones la llevan hasta el castillo de Dracula, en donde busca convencer al hombre, retraído de todo tipo de interacción con la humanidad, de que le otorgue los conocimientos necesarios para poder sanar a las personas. Ella no busca ser una curandera más, cree en la ciencia, y sabe que en los confines de aquel increíble edificio se esconden los secretos necesarios para poder dar un salto de calidad en sus prácticas. La búsqueda de esta información lleva a que el Conde se enamore de Lisa, y ella también cae bajo los encantos del seductor vampiro. Ambos forman pareja, mientras ella estudia.
Veinte años más tarde el clero atrapa a Lisa en Târgoviște, y por la naturaleza avanzada de sus prácticas la condenan a la hoguera, en donde muere de forma horrible. Dracula se manifiesta frente a los temibles sacerdotes y les da un ultimátum: un año para que consigan la paz entre ellos antes de desatar una guerra con su ejército de demonios, bajo amenaza de arrasar con todos los pueblos de Rumanía. Esto va en contra de los deseos de Lisa y de su hijo Adrian, pero el vampiro está sediento de venganza. Por supuesto que los dogmáticos hombres de la Iglesia toman las palabras del vampiro como las mentiras propias de un demonio, y así sellan su destino.
Mientras los pueblos caen bajo las hordas infernales de Dracula, un hombre nómada llega a la Gresit, una ciudadela asediada por los ataques, pero también subyugada por el puño de acero de la Iglesia, comandado por el Obispo, quien instauró la idea que los culpables de la tragedia son los propios habitantes, quienes renunciaron a la vida de fe y le dieron más importancia a la palabra de los Oráculos, otro grupo nómada de personas que llevan su tradición oral de lugar en lugar, ayudando a los más necesitados. Trevor Belmont, último miembro de una casta de cazadores de monstruos, rescata a la nieta del líder de los Oráculos, Sypha, quien más tarde manifestará poderes mágicos. La mujer se había internado en las catacumbas de la ciudadela, que resultaron ser el castillo itinerante de Dracula.
Existe una profecía que habla de un mesías durmiente, capaz de derrotar al vampiro y traer paz a Rumanía. Sypha estaba buscando a este hombre cuando fue atacada por uno de los guardianes sobrenaturales del conde, un cíclope capaz de convertir en piedra a los invasores. Trevor, sintiendo un dejo de empatía por los Oráculos, accede a rescatar a la muchacha bajo la promesa que abandonen la ciudad para evadir la muerte segura que la Iglesia les tiene prometida.
Belmont, excomulgado y dueño de una reputación cuanto menos legendaria, terminará uniendo fuerzas con Sypha y los habitantes de Gresit para dar batalla al ejército de Dracula, y así comenzará la aventura de dar caza al monstruo, quien debe morir para traer la tan anhelada paz al país.
La serie, compuesta de treinta y dos episodios divididos en cuatro temporadas, es producto de la imaginación del escritor, historietista y guionista británico Warren Ellis, responsable de joyas de culto del noveno arte como Transmetropolitan y Red, así como trabajos en títulos más conocidos como X-Men, Iron Man o Los Cuatro Fantásticos. El estilo hiper-violento y la crítica a los altos estratos del poder se pueden ver a lo largo y ancho de Castlevania, que se caracteriza por tener un enfoque completamente adulto que va desde el diálogo —los personajes no dudan en insultar cuando la situación lo requiere—, escenas sangrientas y shokeantes, como demonios empalando gente o asesinando infantes, y hasta cierto tono sexual que no suele verse en las animaciones occidentales.
La otra fuerza creativa detrás del proyecto es el productor Adi Shankar, una de las personalidades más interesantes de la industria independiente estadounidense. Participó de films aclamados como Dredd o Mátalos Suavemente (protagonizada por Brad Pitt) pero la mayoría de los internautas lo reconocerán por su increíble trabajo on-line en lo que él denominó como el Universo Bootleg, que se podría traducir como El Universo Pirata. Está compuesto por cortometrajes unitarios utilizando a personajes populares (sin pagar los derechos correspondientes) como Los Power Rangers, Pokemon o Punisher, que se caracterizan por ser versiones más violentas y adultas, con gran valor de producción pese a ser productos independientes lanzados de forma gratuita en YouTube, y que le dieron a Shankar una alta reputación en la comunidad.
La conjunción de estas dos fuerzas creativas especializadas en contenido para el público maduro marcó a fuego el destino estético y narrativo de Castlevania. Decidieron tomar como punto de partida la tercera entrega de los videojuegos, Castlevania III: La Maldición de Drácula, y se volcaron al estilo de animación oriental del anime, originario de Japón. Los dibujos animados provenientes del país oriental tienen géneros orientados para jóvenes/adultos, y allí no es raro encontrarse con series en donde la violencia es gráfica, el contenido sexual mucho más explícito y el lenguaje no se ruboriza a la hora de lanzar algún improperio. También “importaron” la estética a la hora de diseñar los personajes, con los característicos ojos grandes, movimientos exagerados y escenas de acción estilizadas.
A esto se sumó un increíble trabajo de los actores que prestaron las voces, encabezados por Richard Armitage es Trevor, Alejandra Reynoso en el rol de Sypha, Graham McTravish como Dracula y Tony Amendola como El Anciano. Matt Frewer le da su voz al temible Obispo. Cada actor le otorga credibilidad a las animaciones, y cada personaje, sea principal o secundario, ostenta personalidad propia, son reconocibles y en general memorables, un acierto de los productores para terminar de cerrar un proyecto que, pese a las reminiscencias lógicas al anime, tiene identidad, y hace méritos suficientes para convertirse en una serie de culto en el futuro.
Cada episodio dura menos de media hora, la dosis justa que permite ver las cuatro temporadas en poco tiempo sin que se sienta como una tarea agotadora. Se está barajando la posibilidad de expandir el universo con varios spin-off o adaptaciones de otros videojuegos, pero mientras tanto, pueden descubrir o revivir las aventuras de Trevor Belmont en la plataforma de streaming Netflix.