Mucho se sabe sobre la vida de Jorge Alejandro Newbery, sus hazañas aeronáuticas, sobres los tangos que lo tuvo como protagonista o esa vida que algunos la asemejan a un playboy.
Pero para la mayoría de los mortales, no existe una relación cierta entre Jorge Newbery y los electricistas argentinos y más aún, desconocen por qué se celebra el 27 de mayo, el día de los trabajadores de la electricidad.
Fácil, ese día nació en Buenos Aires, en 1875 Jorge Newbery, fue el segundo hijo del matrimonio formado por Ralph Newbery y Dolores Malagarie, tres años después del arribo a nuestro país del dentista norte americano, un reconocido aventurero.
La casa de su nacimiento estaba ubicada en la actual calle Florida 251, un par de años más tarde la familia se trasladó a una vieja casona en la calle Libertad, entre Charcas y Santa Fe.
Jorge desde esta casa, y con apenas ocho años, partió a realizar su primera aventura, el pequeño viajó a Nueva York para visitar a sus abuelos.
A su regreso curso estudios primarios en el Colegio San Andrés, de Olivos y a los dieciséis años se recibió de Bachiller.
Jorge Newbery viajó a Estados Unidos para realizar sus estudios de ingeniería en la Universidad de Cornell. En 1893 continuó en el Drexel Institute de Filadelfia, donde fue alumno de Thomas Alva Edison y en 1895 obtuvo el título de ingeniero electricista. Al regresar a nuestro país empezó a trabajar como jefe de la Compañía Luz y Tracción del Río de la Plata.
En el año 1900 Adolfo Bullrich, pariente de Esteban y Patricia Bullrich, era el Intendente Municipal, y lo nombra Director General de Alumbrado de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, cargo que ocupó hasta su muerte, con el previo consentimiento de la Armada Nacional.
En 1904 ocupó la cátedra de Electrotecnia en la Escuela Industrial de la Nación (posteriormente Escuela Técnica Otto Krause), ese mismo año volvió a viajar a los Estados Unidos para asistir al primer Congreso Internacional de Electricidad, realizado en la ciudad de Saint Louis, donde fue vicepresidente de la sección «Transmisión de Fuerza y Luz». y donde presentó el caso testigo del desarrollo del alumbrado público en las calles porteñas. Volvió a asistir en 1906 y en 1913 y a su regreso fue nombrado Presidente de la Comisión Electrotécnica Honoraria de Argentina. El 18 de octubre de ese mismo año, junto a un grupo de veinticinco especialistas, co-fundó el Comité Electrotécnico Argentino, representante nacional de la International Electrotechnical Commission.
Como Director del Servicio de Alumbrado de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, su nombre se asoció a las discrepancias de principios del siglo XX, cuando en el ámbito de la Capital surgió la idea de municipalizar los servicios de alumbrado con total prescindencia de la Compañía Primitiva de Gas, empresa extranjera que usufructuaba de la concesión.
Su trabajo de entonces «Consideraciones generales sobre la municipalización del servicio de alumbrado», fue publicado en los Anales de la Sociedad Científica Argentina luego de su viaje a Estados Unidos, donde participó del Congreso Internacional de Electricidad, realizado en San Luis, en el que fue designado vicepresidente de la Sección Transmisión de Fuerza y Luz.
En aquel trabajo, Newbery se mostró contrario a las concesiones liberales de los servicios públicos, sosteniendo que: «La delegación del derecho de explotar los servicios que incumben a una ciudad, a empresas particulares, es decir, a agrupaciones parciales que lanzan su capital reunido en busca de intereses, debe ser siempre objeto del más profundo estudio por parte de quien las otorga, si no se quiere contravenir a las obligaciones que impone la administración de los bienes comunales».
Durante el tiempo que estuvo a cargo de la Dirección de los Servicios de Alumbrado de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires, Jorge Newbery realizó otros trabajos tendientes a mejorar los servicios afines a su especialidad.
Así realizó un estudio titulado «Locomoción y tráfico en la ciudad de Nueva York», en los que publicó conclusiones que podían ser aprovechadas en Buenos Aires. También publicó un trabajo breve, llamado «Sistema telefónico de Nueva York», donde quedó expresado que «el desarrollo del teléfono, como el del tráfico o sea del sistema del transporte o traslación, son un importante factor de crecimiento».
Tiempo después, en los Anales de la Sociedad Científica Argentina publica un estudio sobre la fabricación de la lamparilla eléctrica, que titula «La lamparilla eléctrica incandescente llamada zirconium y otras a filamentos metálicos».
A su afán investigador se debe también un trabajo de casi trescientas páginas, titulado «El Petróleo», donde se trata la historia, orígenes, geología, química, exploración, explotación, comercio, monopolio y legislación del «oro negro», inspirado tras la feliz aparición del 13 de diciembre de 1907, en Comodoro Rivadavia.
El trabajo en cuestión fue realizado con la colaboración de Justino C. Thierry, profesor de química del Colegio Militar de la Nación y jefe del laboratorio de la Dirección General de Alumbrado de la Municipalidad porteña, y fue presentado como un aporte importante a las deliberaciones del Congreso Científico Internacional Americano, celebrado en Buenos Aires en 1910.
Paralelamente Newbery fue: Marino, boxeador, remero y aviador, entre otros logros que se le pude adjudicar. Cosa que desarrollaremos más adelante.