5TO. CONGRESO ORDINARIO DE LOS SOCIALISTAS ARGENTINOS – DIAS 8 Y 9 DE JULIO DE 1903 – POR PRIMERA VEZ UNA MUJER PARTICIPA COMO DELEGADA, EN LAS DELIBERACIONES FORMALES DE UN PARTIDO POLÍTICO.
BUENOS AIRES 1903: MUJER, HISTORIA Y POLITICA. Fenia Chertkoff de Repetto, representa al Centro Socialista Femenino en el Quinto Congreso Ordinario del Partido Socialista.
A Modo de Presentación
En el desarrollo histórico del socialismo argentino está desde los inicios la presencia femenina. La actividad gremial y política encontró siempre a las mujeres socialistas en primera línea. Las formas organizativas y la metodología de trabajo se diversificaban al extremo: sindicatos, bibliotecas, organizaciones de profesionales, escuelas populares, centros infantiles, cooperativas, periodismo, conjuntos teatrales o filodramáticos como se los llamaba.
La mujer socialista participó en la tribuna, en el taller, en la calle, en el gabinete. Los nombres de Gabriela Laperriere de Coni, Sara Justo, Carolina Muzzilli, Raquel Messina, Alicia Moreau, Justa Burgos de Meyer, Juana Maria Beggino, Leonilda Barrancos, las hermanas Fenia, Mariana y Adela Chertkoff, son entre tantos otros, demostrativos de esa participación, que incluyó también la actividad política orgánica. El trabajo de partido. En esta oportunidad se intenta rememorar un hecho significativo: la participación por primera vez de una mujer en las deliberaciones de un partido político.
El 5to. Congreso del Partido Socialista
Los días 8 y 9 de julio de 1903, se reunía en Buenos Aires el Quinto Congreso del Partido Socialista. Lo hacía en el salón del Club Vorwarts; allí se iban a encontrar los 49 delegados que representaban a treinta agrupaciones. Las sesiones serían presididas por Enrique Dickmann, Francisco Cúneo y Juan B. Justo y se hallaron presentes tres enviados del Partido Socialista del Uruguay: Ramón Gesto, Juan B. Fontán y José Capelán.
No iba a ser un Congreso más. Entre los 49 delegados se hallaba presente una mujer. Se trataba de Fenia Chertkoff que representaba al Centro Socialista Femenino. Esta agrupación fundada el 19 de abril de 1902 se había propuesto «difundir entre las trabajadoras y en los hogares obreros, las verdades del socialismo y despertar la conciencia de la obrera argentina, propendiendo a la realización gremial de la misma y al mejoramiento de su situación intelectual, moral y social». En la fundación del Centro Socialista Femenino, además de Fenia Chertkoff, habían participado sus hermanas Adela y Mariana (primera esposa del Dr. Juan B. Justo), Raquel Messina y Teresa Mauli, entre otras. Rápidamente la propuesta del Centro se puso en práctica: una huelga de obreras tejedoras desatada poco después de su creación, fue el bautismo de fuego. Con el tiempo y luego de la formación en 1903 de la Unión Gremial Femenina, el Centro iba a circunscribir su acción «a todas aquellas cuestiones sociales que afectan a la mujer bajo el punto de vista jurídico y moral». El divorcio, los derechos civiles y políticos, estaban en primer lugar.
La sola enumeración de los temas tratados en ese 5to. Congreso y las resoluciones sobre ellos tomados, dan idea de lo denso y problemático que resultaba, en la práctica, la construcción de un partido que aspiraba a una profunda transformación, en una sociedad contradictoria, vacilante y autoritaria. La cuestión religiosa, el militarismo, la inmigración, el problema del alcoholismo, la ley de residencia, las sociedades sindicales, los extranjeros en el partido, serían los ejes de un debate siempre renovado. Recordemos que en 1902 se había sancionado la ley de residencia y el 1 de enero de 1903 el diario “La Prensa” publicaba la nómina completa de los 60 primeros militantes obreros (anarquistas y socialistas).
El Informe de Fenia Chertkoff
Una vez finalizado el Congreso, la delegada del Centro Socialista Femenino, se preocupó en hacer conocer aspectos de su participación. Lo hizo a través de una Carta Abierta que fue publicada en la revista Nosotras (año 1, nro. 36 del 25 de julio de 1903) que por entonces se publicaba en la ciudad de La Plata, con la dirección de Maria Abella de Ramirez (1863-1926) y que tenía como subdirectora a otra importante militante feminista de esos años, Justa Burgos de Meyer, educadora y escritora nacida precisamente en La Plata. En las páginas de Nosotras, Fenia Chertkoff dejaría expresa constancia de la emoción y de la responsabilidad vivida en la oportunidad, de la que tiene plena conciencia:
«Al encontrarme por primera vez en un Congreso Socialista y mientras se verificaban los poderes, he pensado que era un acontecimiento para nuestro país la presencia de una mujer en un acto semejante, y que el Partido Socialista es el único entre todos los partidos que ha acordado la igualdad completa de los sexos: la mujer puede ser delegada a los congresos, puede formar parte de sus comisiones, tiene voz y voto, es decir que deja de ser una infeliz irresponsable de su palabra y de su acción.”
Fenia Chertkoff está convencida, y así lo manifiesta en la Carta Abierta, que la «emancipación definitiva se realizara con el triunfo de nuestras aspiraciones, con el triunfo del Socialismo que suprimirá las clases sociales». Pero ese pensamiento y convencimiento, no le impide igualmente preguntarse, si no tendría razón Federico Engels cuando decía que «en la familia actual el hombre es el burgués y la mujer es el proletario«.
Recuerda Fenia, la campanilla de la presidencia, que con su sonido ordenador interrumpiera su ensoñación. Había mirado entonces a su alrededor observando emocionada «a aquellos congresales, cuya mayoría estaba constituida por obreros y que trataban asuntos de vital importancia para el progreso del país. Aspiraciones humanas, ideas amplias, reformas benéficas para la prosperidad de todas las clases sociales, deseos de verdadera igualdad, libertad y fraternidad caracterizaban al Congreso».
Fenia Chertkoff se refiere luego a las proposiciones que atañen a la mujer y que fueron presentadas al Congreso por el Centro Socialista Femenino a través suyo. El primer punto que remarca está referido a la instrucción pública. Se pide que esta aspiración: laica, gratuita y obligatoria, no sea simplemente letra muerta. Señala entonces en su informe:
«Queremos una enseñanza verdaderamente gratuita, es decir, que el gobierno provea de libros y ropa a los niños de las familias pobres que frecuentan la escuela. No siendo la enseñanza gratuita, resulta que la miseria y la pobreza empujan a miles de niños descalzos y sin libros a la calle, donde hacen educación en vez de hacerla en las escuelas.»
Otra preocupación de la representante del Centro Socialista Femeninotiene que ver con la reglamentación del trabajo industrial de la mujer y el niño. Recuerda el informe, que esta reglamentación comprendía la mayor parte de las reivindicaciones que figuraban en el proyecto elaborado por Gabriela Laperriere de Coni (1866-1907) que en 1902 había presentado una propuesta para terminar con la escandalosa explotación a que eran sometidos estos trabajadores.
Los puntos concretos que la delegada del Centro Socialista Femenino propone incorporar a las resoluciones del Quinto Congreso son unánimemente aceptados y comprenden los siguientes aspectos:
a) Prohibición del trabajo a los niños menores de 14 años;
b) Prohibición del trabajo de las mujeres que hagan peligrar su salud y moralidad;
c) Jornada máxima de 6 horas para las mujeres de 14 a 18 años;
d) Jornada máxima de 8 horas para los adultos de ambos sexos;
e) Prohibición del trabajo nocturno para aquellas industrias en que no es absolutamente necesario;
f) Abolición del trabajo a destajo;
g) Reglamentación higiénica del trabajo de las mujeres y de los niños;
h) Adopción de todas las medidas necesarias para prevenir los accidentes y enfermedades del trabajo;
i) Descanso semanal de 36 horas seguidas;
j) Al alcanzar el octavo mes de embarazo, la obrera se retirará y no volverá al taller sino seis semanas después de haber dado a luz;
k) Creación de la sala-cuna para que las madres puedan amamantar a sus hijos;
l) Supresión de las multas. [Se refiere a las sanciones pecuniarias que se aplicaban a las rabajadoras ante la mínima falta cometida, a juicio exclusivo del empleador].
La representante femenina iba a hacer especial hincapié en las condiciones en que se realiza en Buenos Aires el trabajo a domicilio y el del servicio doméstico. A estos postergados sectores no llegan ni siquiera las tibias disposiciones protectoras que formalmente se deben aplicar en los lugares de trabajo. En este punto, dice Fenia Chertkoff, «hemos encontrado necesario levantar la voz (…), pensando que si triste es la situación de las obreras en las fábricas y talleres que están obligados a aplicar ciertas reglas de higiene, a limitar la jornada de trabajo, a dar a las asalariadas horas para la comida, mucho más triste es la situación de las costureras, modistas, bordadoras, etc., que trabajan, en el secreto del domicilio, transformado en pequeño taller oculto, (donde) todas esas leyes protectoras de la salud, de la vida, del salario mismo del obrero, quedan sin efecto.»
Hay, además, un reclamo que no podía estar ausente del Congreso: «la emancipación de la mujer en cuanto a su persona y sus bienes. Y para conseguir la igualdad civil para ambos sexos, es necesario reformar el Código Civil, pero a que revolucionar el Código Civil en provecho de las mujeres y darles esos derechos, si para conservarlos no están armadas del voto, si no tienen el sufragio político? Por eso hemos pedido los derechos civiles y políticos».
En el detallado informe que escribe Fenia Chertkoff escribe para la revista Nosotras, hará expresa mención a tres proposiciones votadas en el Congreso, referidas a la mujer y que han sido presentadas por agrupaciones masculinas:
1. Igualdad civil de los hijos legítimos e ilegítimos. Es decir, que los hijos de los matrimonios que no han cumplido con la fórmula corriente del registro civil, no se encuentren en inferioridad de condiciones sociales y civiles.
2. Investigación de la paternidad.
3. Ley de divorcio absoluto.
Una Reflexiva Conclusión
Son interesantes las conclusiones a que arriba Chertkoff cuando finaliza su Informe: «…pienso que no son las obreras las únicas mujeres a cuyo favor los socialistas hacen la propaganda. Nos dirigimos a todas las mujeres, porque pensamos que las mujeres de todas las clases, si reconocen los verdaderos intereses de su sexo debieran de hacerse socialistas. Solo el Partido Socialista, y a menudo contra todos los partidos, ha defendido las necesidades feministas, aún aquellas que en el actual estado de la sociedad pueden interesar principalmente a las mujeres de la alta sociedad. (Separación de bienes, divorcio). De modo que sólo el Partido Socialista se preocupa de asignar a la mujer el verdadero sitio que debe ocupar en la sociedad.»
Son palabras realistas y sinceras; no duda en reconocer que en primera instancia serían las mujeres de la burguesía las beneficiarias directas de las modificaciones reclamadas. En ese sentido, estaba realizando implícitamente un oportuno análisis de la sociedad de su tiempo, el alcance inmediato de determinadas posiciones reivindicativas y las limitaciones que deberían ir superándose en un futuro, al que seguramente pensaba mejor. No era un comentario banal, ni ingenuo. Seguramente había una apuesta. Debían pasar 23 años más para que se sancionara la reforma al Código Civil; ello ocurrió en septiembre de 1926, al votarse favorablemente un proyecto del diputado socialista Mario Bravo, que significó la emancipación civil de las mujeres y La reforma electoral sería un prejuicio mucho más difícil de desarraigar. El sufragio femenino en el orden nacional sería ejercido plenamente recién en las elecciones de 1951.
La Protagonista:
Fenía Chertkoff, había nacido en Rusia el 7 de octubre de 1869 y realizado estudios de maestra en la ciudad de Odessa. Muy joven todavía contrajo matrimonio con el poeta Gabriel Gucovsky.
Como consecuencia de su militancia socialista, ambos fueron perseguidos por la policía zarista, siendo Gabriel deportado a Siberia, y se supone falleció allí, puesto que se carecen de noticias posteriormente. Fenia Chertkoff, junto con su hija Victoria, pudo llegar como refugiada a Suiza y posteriormente a Francia, donde se relaciona con centros obreros e intelectuales.
En 1894 la familia Chertkoff llega a la República Argentina y se traslada a la «Colonia Clara» (Entre Ríos) donde se radica. Allí se puso en evidencia el impulso y la iniciativa de Fenia: organizó muy pronto una biblioteca y promovió la enseñanza de idiomas, oficiando de traductora entre los colonos y las autoridades argentinas. En 1897 Fenia regresa a Europa para realizar nuevos estudios en Francia, en la Universidad de la Sorbona, y en Suiza, perfeccionándose en educación infantil en la Universidad de Lausana.
Nuevamente en la Argentina, se instala en Buenos Aires e introduce entonces el método froebeliano, es decir pone en práctica sus conocimientos pedagógicos y de psicología infantil. Se relaciona con militantes socialistas y cooperativistas, que con el liderazgo de Juan B. Justo, organizaban la actividad política, gremial y cultural del Partido Socialista.
En 1901 se casa con Nicolás Repetto y comienza una intensa militancia política y social, que sólo concluye con su muerte, ocurrida en Buenos Aires, el 31 de mayo de 1928. Además del Centro Socialista Femenino, Fenia Chertkoff alentó y fundó la Unión Gremial Femenina y la Asociación de Bibliotecas y Recreos Infantiles. También contribuyó (junto a la maestra Pascuala Cueto), a la creación y funcionamiento de la Escuela Popular Laica de Morón, desempeñándose como maestra de dibujo. Increíblemente, o quizás debido a ello, tuvo tiempo para dedicarse a la música, la pintura y la escultura.
Fuentes:
Myriam Escliar. Mujeres. En la literatura y la vida judeoargentina. Buenos Aires, Mila, 1996.Lily Sosa de Newton. Diccionario Biográfico de Mujeres Argentinas, Buenos Aires, Plus Ultra, 1986.Carlos José Rocca. Juan B. Justo y su entorno. La Plata, Editorial Universitaria de La Plata, 1998.Carlos A. Suárez. Pascuala Cueto: maestra. En, “Revista de Historia Bonaerense”, añoIV, número13, 1997.
Carlos A. Suarez – 2021