Medios de comunicación – Completar el ciclo, llegar a quien se busca como destinatario del mensaje. Nunca se insistirá bastante en la responsabilidad del emisor.
[A propósito de releer, repensar, repasar]
Página de Baltasar Gracián en El Criticón, Tercera Parte, Crisi VI, “El saber reinando”. (Buenos Aires, Hyspamerica, 1984, 413-414).
[Quejábase el hombre por no poseer la ventaja de rumiar, que en algunos animales permite masticar por segunda vez el alimento que literalmente se tragó.]
“No hay maestro que no pueda ser discípulo; no hay belleza que no pueda ser vencida; el mismo sol reconoce a un escarabajo la ventaja de vivir. Excédenle, pues al hombre en la perspicacia el lince, en el oído el ciervo, en la agilidad el gamo, en el olfato el perro, en el gusto el jimio y en lo vivaz la fénix. Pero, entre todas estas ventajas, la que él más codició fue aquella del rumiar que en alguno de los brutos se admira y no se imita. ¡Qué gran cosa, decía, aquello de volver a repasar segunda vez lo que la primera a medio mascar se tragó, aquel desmenuzar despacio lo que se devoró apriesa! Juzgaba ésta por una singular conveniencia (y no se engañaba), ya para el gusto, ya para el provecho; contentole de modo que aseguran llegó a dar súplica al soberano Hacedor representándole que, pues le había hecho uno como epílogo de todas las criadas perfecciones, no le quisiese privar de ésta, que él la estimaría al paso que la deseaba. Viose la petición humana en el consistorio divino, y fuele respondido que aquel don por que suplicaba ya se le había concedido anticipadamente desde que naciera. Quedó confuso con semejante respuesta y replicó cómo podía ser, pues nunca tal cosa había experimentado en sí ni platicado. Volviósele a responder advirtiese que con mayores realces la lograba, no en rumiar el pasto material de que se sustenta el cuerpo, sino el espiritual de que se alimenta el ánimo; que realzase más los pensamientos y entendiese que el saber era su comer y las nobles noticias su alimento; que fuese sacando de los senos de la memoria las cosas y pasándolas al entendimiento; que rumiase bien lo que sin averiguar ni discurrir había tragado; que repasase muy despacio lo que de ligero concibió. Piense, medite, cave, ahonde y pondere, vuelva una y otra vez a repasar y repensar las cosas, consulte lo que ha de decir y mucho más lo que ha de obrar. Así que su rumiar ha de ser el repensar, viviendo del reconsejo muy a lo racional y discursivo.”
Texto de Baltasar Gracian, sacerdote jesuita, nacido en 1601 y fallecido en 1658. Aquel famoso de «lo bueno si breve, dos veces bueno» que usaba Ramón Gómez de la Serna (1888-1963) en sus famosas «Greguerias» que se publicaban en el Diario «El Mundo».
Rumiar: (Del lat. rumigare).
tr. Masticar por segunda vez, volviéndolo a la boca, el alimento que ya estuvo en el depósito que a este efecto tienen algunos animales.
tr. coloq. Considerar despacio y pensar con reflexión y madurez algo.
Releer: (Del lat. relegere). – tr. Leer de nuevo o volver a leer algo.
Colaboración de Carlos Suarez – Copiado el 10-06-21