El juego de bochas es tan familiar en la Argentina como otras tantas actividades recreativas, que aún a quienes no lo practicaron nunca, les parece que existe desde siempre. Clubes, plazas, trastiendas de boliches de campo; en muchos espacios de reunión es posible encontrar una cancha de bochas. Por lo general se ven hombres mayores jugando, pero no excluye a otras generaciones ni géneros; ya que en las organizaciones que agrupan a los jugadores, también participan jóvenes y mujeres.
Rastreando sus orígenes, encontramos investigaciones que ubican los primeros testimonios de algo similar al juego de bochas en el Antiguo Egipto; aproximadamente en el año 5.000 antes de Cristo. Se trata de murales que reproducen escenas de hombres jugando con bolas y también, se habrían hallado “bochas” de piedra en algunas tumbas.
De Egipto el juego habría pasado a Grecia alrededor del siglo IX antes de nuestra era y de allí, a Roma; vía Sicilia llevado por comerciantes griegos. En la capital del Imperio Romano se convirtió en un juego muy difundido. A nivel popular, era común jugarlo con piedras grandes intentando acercarlas a una de menor tamaño. ¿Tal vez el bochín?. Se dice que el emperador Augusto era muy aficionado a lanzar los bolos, igual que muchos nobles de la metrópoli.
Desde la Antigua Roma la bocha echó a rodar por toda Italia y desde la península, los emigrantes la difundieron entre otros pueblos. Uno de los aficionados más prestigiosos, fue Giuseppe Garibaldi; el constructor de la unidad nacional italiana.
En Italia se le llama boccia o bocce; que deriva del latín vulgar bottia. Los franceses lo conocen como boules y en otros países, se lo identifica con nombres locales. En el caso de Inglaterra, se recuerda a Sir Francis Drake como uno de los difusores más entusiasta del juego de bochas y a los monarcas de ese mismo país, Enrique IV y Enrique VIII, también se los reconoce como “bochófilos” célebres. A su vez, el juego de bolos sobre césped (lawn bowis) difundido en la isla británica a partir del siglo XIV, se lo asocia con las bochas italianas.
Pero como no todo en las pasiones lúdicas es goce gratuito, el Sínodo de París del año 1.696 prohibió el juego de boules debido a las fuertes apuestas por dinero que se cruzaban en los encuentros. Ya durante la Edad Media, el juego había sido reprimido en gran parte de Europa. Las autoridades argumentaban que los súbditos se distraían de sus obligaciones para irse a “bochar”.Tal vez por esas persecuciones o simplemente por cuestiones culturales, las boules en Francia entraron en un cono de sombra hasta el siglo XVIII, igual que en Italia. En ambos países las bochas resurgen con fuerza en el siglo XVIII. Desde mediados de ese siglo, el juego comienza a practicarse en América, presumiéndose que Italia fue la introductora de la boccia en el Nuevo Mundo, junto a la inmigración sajona en el norte del continente.
En el año 1900 nace la Federación Internacional de Bochas y establece las normas que rigen para las entidades adheridas. Por otra parte, dicho organismo fue reconocido por el Comité Olímpico Internacional y en nuestro país, el 1 de marzo de 1929 se fundó la Federación Argentina de Bochas en la Ciudad de Buenos Aires, que además es miembro de la Confederación Sudamericana de Bochas. El nacimiento de la institución, refleja el grado de popularidad que estaba alcanzando el juego en nuestro país y los clubes de barrio, boliches, pulperías de campaña y plazas públicas, exhiben su cancha de bochas.
Durante muchos años fue un deporte masculino, pero en 1947 las mujeres se incorporan oficialmente a la actividad y las instituciones que la representan; y otro tanto pasa también en Uruguay.
Las reglas del juego establecidas por los organismos oficiales, son en apretada síntesis las siguientes: La cancha debe medir 24 metros de largo por 4 de ancho, con un piso consolidado. Las bochas lisas y rayadas (o de colores) se entregan a cada equipo o jugador individual. Son 4 bolas por equipo si lo integran uno o dos jugadores y 6 si compiten equipos de 3 participantes. Cada jugador usa 2 bochas en cada “mano”. El juego consiste en ubicar las bochas lo más cerca del bochín. El juego lo inicia el equipo o jugador que ganó el bochín por sorteo; lo lanza y luego juega el adversario, hasta que consiga el punto mediante bochazo o rafa, o arrime. Cuando todas las bolas fueron jugadas, los puntos los obtiene el equipo que colocó más bochas cerca del bochín. Después el juego sigue en sentido contrario de la cancha y el bochín lo lanza el equipo o jugador que ganó la mano anterior.
Gana el equipo que alcance primero el puntaje acordado de antemano. Se suele designar un árbitro.
Las bochas desbordaron la canchita y ganaron el habla cotidiana; “corta la bocha”, o “la bocha viene mal”, son algunas de las frases que utilizan las mujeres y hombres de las grandes urbes argentinas; en particular, Buenos Aires.
Más allá del carácter profesional o amateur que revistan los rivales, las bochas seguirán rodando a lo largo de la cancha de nuestras costumbres, porque ya son parte de los hábitos de nuestro pueblo.
Bocha: Leng. Pop. – Cabeza rapada o pelada. / Mucho.
Como Viene la Bocha: Leng. Pop y Lunf. – Como viene la mano, como está el tema.
“Como viene la bocha: Tal como está planteada la cuestión.”
Porteñerías – Julián Centeya – Editorial Freeland – 1971
Cuesta una Bocha: Leng. Pop. – Cuesta mucho trabajo.
“-¿Qué piensan del proyecto de ley que bajaría la edad de imputabilidad? «Para mí es peor porque de la cárcel salís más resentido», opina Luis, de 17 años. «Para mí está mal porque así no van a encontrar una solución. Los pibes no van a dejar de robar por eso», dice Walter. «Yo estuve en institutos de menores. No son lo mismo que una cárcel. Aunque en el Instituto San Martín te tienen cagando y en el Roca aún más. Pero salís al patio, jugás al fútbol. No es lo mismo que una cárcel», dice Elías Romero, un adolescente de 17 que se fue de su casa a los cinco porque lo maltrataba su padrastro. «Ahora que estoy grande mi padrastro me respeta. Pero a mí ya me gusta la calle. Estuve en las malas y ahora me rehabilité. Vengo a la escuela por las tardes aunque aprender a leer y a escribir me cuesta una bocha», se sincera Elías.”
Pilar Ferreyra – Clarín – Sociedad – 07-06-09
Es una Bocha: Leng. Pop. – Es un montón, mucho.
La Bocha Vino Embarrada: Leng. Pop. y Lunf. – El asunto vino mal.
“La bocha viene embarrada: La cosa salió mal. El negocio no se hizo. El asunto fracaso.”
Porteñerías – Julián Centeyac – Editorial Freeland – 1971