Es el improperio, palabras lujuriosas o insultos, que se “echa” preferentemente contra lo sangrado religioso.
Su origen tiene que ver con los procesos de la Inquisición, en los cuales se representaba en los grabados de la época, a los “brujos” o a los procesos, torturados echando por la boca sapos y culebras, para significar que blasfemaban.
Igualmente en los grabados sobre excoriaciones se representaban tales animales, para demostrar que lo demoniaco abandonaba el cuerpo de aquel que había sido exorcizado. Hay grabados de ceremonias del Sabat, en donde se nota al diablo rodeado de sapos y culebras que “iniciaban” a los adeptos para lo demoniaco.
Del Origen de los Dichos – Editorial Selene- 1990