El trailer de Que no se acabe el Show abre con una persona un poco despeinada, micrófono en mano, contestando una pregunta de un periodista televisivo.

Yo estoy muy contento, muy feliz, la verdad es que creo que toda persona que cumple un sueño está muy feliz, y yo estoy muy feliz.

Para los que no conocen a Fabián Show, aquellas frases pueden sonar “generales”, comunes, hasta despojadas de sentido. En un mundo en donde las palabras se repiten tanto que ya pierden peso y significado, escuchar a alguien declarar en televisión que “está feliz” puede volar bajo el radar del espectador.

Para los que conocieron a Fabián Show saben que aquellas palabras no se dijeron en vano. Aquella felicidad enunciada, con la sonrisa estampada, la mirada un poco apuntando al piso; con la humildad de los que no se la creen, era genuina. El cantante de cuarteto que despegó desde su Bell Ville para transformarse en un fenómeno de culto con el paso de los años, era feliz.

Era feliz y devolvía felicidad.

Fabián Show nació en la pequeña localidad cordobesa Pozo del Molle, pero desde niño vivió en Bell Ville, ciudad en donde comenzó a dar los primeros pasos en cuanto escenario le cediera un espacio. Al hombre le gustaba cantar cuarteto, tenía su forma particular de interpretar las canciones, no sólo con la voz sino con el cuerpo. Fue construyendo su estilo como un albañil incansable del espectáculo, creando una identidad propia —algo que muchos artistas capaces de llenar estadios no consiguen hacer— en el camino.

La fama y el éxito empezaron a aparecer. Los shows de Show comenzaron a multiplicarse. Aquel hombre, cuyo sueño era ser feliz haciendo lo que le gustaba y hacer feliz al resto, comenzó a tocar el cielo con las manos gracias a que se viralizaron sus videos en programas como Sin Codificar o Bendita TV, de alcance nacional, allá por el 2012. En una época en donde tener algún hit on-line era una rareza, Fabián lo había conseguido.

Quiso el destino que la muerte lo encontrara a sus cincuenta años, en la ruta nacional 9, cuando volvía a su hogar después de dar un show en la localidad Uchaca. La camioneta que manejaba se salió de control, y tras varios vuelcos impactó en una columna. El artista murió en el lugar, pero la leyenda terminó de nacer aquella noche funesta del 2016.

El nombre de Fabián Show no paró de multiplicarse en las redes sociales, gracias a videos en YouTube y las redes sociales en donde los usuarios compartían el contenido del artista cordobés. Fue la pandemia lo que terminó de catapultar al cantante, gracias a TikTok, en donde fragmentos de una interpretación suya se convirtieron en un meme que hoy se acerca a las dos billones (si, BILLONES) de menciones en dicha plataforma.

Un coterráneo de Fabián, también artista abocado principalmente a las producciones audiovisuales, conoció al cantante trabajando en la barra de un conocido boliche cordobés. De inmediato se sintió atraído por el magnetismo del intérprete. El origen de Que no se acabe el Show está en aquella noche del 2015, cuando Daro Ceballos pudo ver un espectáculo del reconocido artista.

Testimoniosba  tuvo el placer de entrevistar al joven director, quien decidió rendirle el homenaje definitivo a un artista único. Así como Willy Polvoron —artista mal llamado “bizarro”, quien acuñó la fabulosa frase La vida es una sucesión de asados— contó con un documental propio estrenado en el 2006, Daro Ceballos se propuso hacer lo propio, porque hay historias que necesitan ser contadas, para que estos personajes de la mitología popular sigan esparciendo su legado.

¿Cómo nace la idea del documental?
La idea nace cuando conocí a Fabián hace muchos años en las pocas redes que existían, como YouTube y Facebook. Él ya era conocido en la zona de Bell Ville (Córdoba). Yo trabajaba en una barra y él fue a dar un show en ese boliche, que era top en aquel entonces. En ese momento ya me dio ganas de hacer un documental sobre él. Yo había empezado la facultad casi un año atrás y me dio ganas de hacer una película con su imagen. Como era todo muy musical, me pintaba mucho desde el montaje. En ese momento no hacía muchos videoclips pero me gustaba verlos, me gustaba el formato, y me entusiasmó mucho.

A medida que fui investigando me gustó mucho su historia de vida, que después fui profundizando mucho más. Era un tipo común destacando entre la media, rompiéndola cada vez más, pese a que en ese momento no era tan masivo y famoso. Ahí nació la idea, que inicialmente era seguirlo en un par de shows, hacerle preguntas, ver su día a día.

¿Cuánto tiempo llevó entre la preproducción y la Avant Premiere?
Fueron más o menos cinco años, pero en el medio pasaron muchas cosas, no es que estuvimos todo ese tiempo haciendo el documental. Yo empecé en el 2014, 2015, hice un teaser trailer, después sumé a Bad Mantra Films, que es la otra productora. Justo estaba armando Otro Plan Films (su productora) y empezamos a tirar líneas al INCAA, al Fondo Nacional de las Artes, al Polo Audiovisual de Córdoba, que en ese momento no existía pero cuando apareció tiramos líneas ahí.

Mandábamos las convocatorias, esperábamos tres o cuatro meses hasta que estuvieran los resultados, y en ese intermedio preproduciamos alguna entrevista, escribíamos el guión, nos fuimos moviendo.

Todo eso quedó en nada, y en el 2019 decidimos empezar a filmar. Hicimos varias escenas y entrevistas, pero después nos agarró la pandemia y el 2020 básicamente lo perdimos. En el 2021 arrancamos el año filmando todo lo que faltaba, que era bastante, tardamos tres o cuatro meses más.

El total de rodaje fueron dos años, repartidos en esos cinco años, más tres meses de montaje.

¿Tuviste algún apoyo económico o fue completamente autofinanciado?
Tuvimos el apoyo de la gente, hicimos dos campañas de crowfunding, una en el 2016 y otra en 2021, y ahí conseguimos un poco de dinero, no mucho, pero que nos sirvió. Lo usamos para viajar, para logística, gastos de producción. Pero el monto no llega a 50 mil pesos.

En un momento hubo una diputada que le interesó el proyecto, nos habló y nos contactó con una persona del área de cultura, era como el link entre el INCAA, el Fondo Nacional de las Artes y Nación, y medio que nos trataron de “indígenas”, nos quisieron explicar cosas que venimos haciendo hace mil años, cómo que nos presentemos en el INCAA, que armemos carpetas, que pidamos… cosas que ya hicimos y vinimos haciendo.

Después con la Avant Premiere contamos con mucho apoyo de la prensa, que no es poco, porque sale en diarios, radios, en la tele, en todos lados.

¿Cuál fue el aspecto de Fabián Show que descubriste y te sorprendió más?
No lo que más me sorprendió, pero si me gustó más, fue como se desencadenó descubrir su historia. Al principio era un “loco” común sobresaliendo entre ese ciudadano común. Sobresalía por una cosa muy especial que tenía, pero a la vez no es que cantaba como Abel Pintos o cualquier cantante zarpado, entonces tenía ese atractivo. Pero después fui indagando y la gente nos iba contando que el tipo tuvo un sueño, se tiró a la pileta y le salió bien.

Fue tan natural todo eso, dijo “voy a cantar”, se largó, e hizo todo lo que tenía que hacer para hacer sus shows, y listo. Fue tan natural para él que me sorprendió y me gustó, porque aparte, mal que mal, es como hago las cosas yo. Hay que hacerlas, se hacen, se disfrutan, se hacen con el corazón, o no se hacen.

¿Fue un cambio natural de género para vos pasar del formato corto, abocado a la ficción, hacia el largometraje documental?
No fue tan complicado porque en la Universidad, en el último año, tenemos documental, y durante ese año filmamos dos. En mi caso hice uno sobre la grabación del disco de mi banda, que fue bastante caótica, y la fui registrando por gusto, tenía ese material y lo usé. Se llamá Donde nadie está. Después hice un falso documental que se llama Ira en el aire, pero respetando el formato sí o sí.

Ya venía indagando, pero más allá de eso siempre me gustaron documentales, hice otro corto que se llama A ciegas en casa. Siempre me interesó el género, y me gustan descubrir cosas sorprendentes y reales en estas películas. No soy ajeno.

Pero lo que si costó bastante es la estructura del largometraje, no porque no la conozca, la vengo estudiando hace años, hace poco terminé una diplomatura sobre proyectos, y vengo escribiendo una película de ficción. Fue un gran desafío encontrar la estructura indicada para esta película en particular, y aún estamos terminando de pulir algunos detalles finales.

¿Qué planes tenes para que la gente pueda ver la película?
Hay todo un equipo detrás, hay encargados de la distribución. La idea es hacer un circuito por la mayor cantidad posible de lugares, cineclubs, espacios INCAA, en cines al aire libre. Cualquier espacio nos sirve, siempre que haya un interés de que el documental se vea y escuche bien, que tenga la mejor calidad posible de proyección. Estamos abiertos y dispuestos a todos los espacios. En Bell Ville y en Córdoba Capital ya están confirmadas las fechas, que vamos a anunciar próximamente. En Bell Ville va a ser en un espacio al aire libre organizado por la Municipalidad, y en Capital va a ser en un centro cultural.

Probablemente también esté en el Cineclub Municipal, que es muy importante.

Estamos charlando también con gente de Villa Crespo en CABA. Hablamos con gente de la Universidad de La Plata, por medio de los centros de estudiantes que quieren proyectar el documental. Estamos dispuestos a hablar con todos los interesados en la película para que llegue a la mayor cantidad de gente posible.

El streaming es nuestro gran objetivo, y si bien no es un camino sencillo, estamos hablando con productores y contactos. Hay un montón de puertas abiertas y sólo falta confirmar.

La idea es generar un circuito donde podamos ir, charlar con la gente, que vea la película. También apuntamos al streaming para que la puedan ver el público de otros países.

¿Qué proyecto en largometraje te gustaría encarar en el futuro?
Estoy terminando de filmar la tesis con dos compañeros, es una ficción sobre zombis llamada Errantes, y si bien no es un largo, está quedando muy pro, es una de las mejores cosas que he hecho tanto técnica como narrativamente, junto con el lindo equipo que se armó para el documental y la gente nueva que se sumó.

La idea es venderlo, hacerlo circular, todo lo que implica mover un cortometraje.

En largometraje estoy escribiendo un guión, pero está medio trabado por los demás proyectos. Es una película de terror, mezcla de suspenso y slasher, con algunas cosas sobrenaturales. Hay varios proyectos de guiones frenados porque me tuve que concentrar en el documental y con la tesis.

Para saber qué fechas nuevas tendrá el recorrido de este apasionante y emotivo documental hay que estar atento a las redes sociales de la película (@quenoseacabeelshow). Quienes residan en Córdoba o puedan acercarse hasta la provincia, en breve podrán ver Que no se acabe el show en pantalla grande.

Los cortometrajes documentales (junto a más de cien producciones audiovisuales) de Daro Ceballos se pueden encontrar en el canal de YouTube homónimo del director qué, aparte de terminar su primer largometraje, también encontró el tiempo para escribir y editar su primer libro de cuentos de terror, El Infierno fue Suficiente (Editorial Autores de Argentina).