Resumen de lo conversado por el general Lanusse con los hermanos Elías, Felipe y Amado Sapag el viernes 1° de abril de 1972 en San Carlos de Bariloche e invitación del primero.
Palabras del Presidente
En vista de que viajas a España (dijo dirigiéndose en tuteo a Elías) quiero que me representes en forma personal y estrictamente confidencial ante el General Perón. Yo tengo el más alto concepto y la más delicada sensibilidad por los principios familiares y por eso he devuelto el cadáver de la señora de Perón. También, casi simultáneamente, la he enviado 50.000 dólares a cuenta de lo que le corresponde por su condición de general y presidente.
A través del Embajador manteníamos un contacto que yo entendía sumamente constructivo, pero vaya mi sorpresa que, de repente, me siento trampeado en mis intenciones cuando se me exige que para continuar las tratativas, debía hacer un pago inmediato de 4 millones de dólares y un millón de pesos mensuales (cuatro millones de dólares y un millón de pesos, cifra esta última que no especificó si en moneda de la vieja o de la nueva). Todavía más me ha confundido cuando me dicen que Frondizi le ha ofrecido al General Perón tres millones de dólares y él no los ha aceptado.
Entonces me encuentro frente a un remate de la dignidad nacional. No lo creo posible y quiero aclarar este asunto por tu intermedio. Vos conversarás de este asunto con el General Perón, muy francamente, y debes hacerlo a solas y fuera de su casa, por la gravedad del tema. Al hacer esta conversación, vos que nada tenés que pedir (ni dinero, ni votos, ni posiciones), tenés que saber en todo momento que lo hacés con mi autorización y representación personal. Vos bien sabés que toda mi vida yo he sido antiperonista, pero ante la realidad y las circunstancias muy especiales en que la vida me ha colocado en la presidencia de la república, estoy dispuesto a analiza en la forma más justa, todas las posiciones que puedan llevar al país a la normalización de sus instituciones.
Aceptaré todos los renunciamientos que no afecten la dignidad de mi cargo y de una vida dedicada a honrar la carrera militar, y no dudo que el General Perón lo siente igual que yo por su formación.
A pesar de haber combatido al peronismo, le reconozco muchas cualidades y, lo principal, su sentido nacional. Pienso que hombres como ustedes y nucleamientos como el Movimiento Popular Neuquino han sabido mantener las banderas del peronismo. Si yo tuviera que afiliarme a un partido político, lo haría en el Movimiento Popular Neuquino, que ha demostrado que los argentinos pueden convivir aun en disidencias. Los muchos errores que pueda haber tenido el peronismo hasta 1955, han sido intrascendentes ante la inmensa opinión pública del país por todos los errores y desaciertos de los gobiernos posteriores hasta la fecha.
Mi buena fe en las intenciones al hacer un adelanto al General Perón de sus derechos, es porque estoy plenamente convencido que le serán devueltos sus títulos y honores que reconozco que él no ha reclamado nunca. Si es necesario que se le de estado oficial a esta gestión, estoy dispuesto a mandar un funcionario de la más alta jerarquía, a satisfacción del General Perón, para agotar seriamente las tratativas. Los factores de poder que hacen al quehacer nacional, que son las fuerzas políticas y los grandes sectores independientes de la política, no obstante que las Fuerzas Armadas no desean intervenir en el quehacer político, nadie puede negarles que también son un factor de poder, y que tienen y deben ser consultadas para que en este primer período institucional, todos los argentinos transiten un camino de grandeza. ¿Cómo debo interpretar que en forma inconsulta, Perón lanza la formación del Frente Cívico de Liberación Nacional? ¿No tiene en cuenta a las Fuerzas Armadas? ¿Pretende enfrentarlas o dividirlas?
De todo esto es indispensable una explicación. (Luego de diversos elogios personales) Estoy seguro que comprenderás bien la importancia de esta misión. No obstante que voy a recorrer todas las provincias, en pocos días más, quiero que estés en contacto conmigo, sin intermediarios, en la esperanza de que tendrás un gran éxito. Paladino, a quien he recibido a insistencia de Mor Roig, me ha dicho que es el momento y que debo ‘apurar al viejo a que se defina’. (El general, Lanusse no aclaró en qué consistía ese momento ni cuáles eran las definiciones que debían pedirse al General Perón).
En mis viajes por el continente he ratificado internacionalmente mi inquebrantable decisión de institucionalizar el país. Estoy dispuesto a cambiar grandeza por grandeza con el General Perón. No puedo dejar de sorprenderme por las numerosas visitas que está recibiendo el General Perón. Frondizi, Guevara, Allende, etc., cada una sin representación de nadie, traen una confusión nueva. La Nueva Fuerza, en Mar del Plata, ha propuesto que yo sea su candidato a Presidente. A ello me he negado violentamente por considerarlo extemporáneo. Alsogaray es un piantavotos.
Frondizi me ha pedido audiencia dos veces, antes de su viaje a España y no lo he recibido.
Alende, el demócrata cristiano estuvo conmigo antes de viajar a Madrid. A Osirias Villegas, que lo andás candidateando y jugando por allí (se referiría sin duda al tren que le hace Neustadt), lo vi en Brasil y a solas le pregunté ‘¿Qué pretendés vos Chivo? Me contestó que nada en especial, que quería seguir siendo embajador en Rio de Janeiro, pero que cuando la embajada se trasladara a Brasilia que lo reemplazara porque renunciaría.
Impresión inmediata a las palabras del General Lanusse: Demuestra sinceridad al expresar sus deseos de tratar con el General Perón para lograr la institucionalización”.
Las Bases – 18-07-1972
“Memorándum para el Doctor Elias Spag”
Como consecuencia de lo que hemos conversado y del ‘Resumen’ que ha tenido la amabilidad de hacerme llegar por escrito, referido a su conversación con el General Lanusse, deseo también dejar sentado por escrito mi contestación. Es así que, en este memorándum, trato los mismos puntos contenidos en el suyo.
Me ha causado profunda sorpresa e indignación, conocer por palabra del Presidente Lanusse, una acusación infamante contra mí: ‘que reclamo la entrega de cuatro millones de dólares en forma inmediata para continuar las tratativas y un millón de pesos mensuales’. Esto significa que, el que haya dicho semejante infamia, no puede ser sino un malvado que actúa con aviesas intenciones. El primero que me insinuó la posibilidad de que se resolvieran ‘todas mis cuestiones personales’, fue el Señor Jorge Paladino, por insinuación y palabra del Presidente Lanusse, según me dijo. Yo le contesté textualmente: ‘mis cuestiones personales me importan un rábano’. El segundo que lo hizo fue el Brigadier Jorge Rojas Silveyra – Embajador Argentino en Madrid – al que le respondí lo mismo, agregándole, que no me conocían a mí, si pensaban siquiera sea fugazmente, en la posibilidad de un soborno; que las cosas personales mías, no contaban para nada pero que, si se trataba de resolverle los problemas al país, encontrarían en mí la mejor disposición y buena voluntad, sin reserva alguna. Ignoro quién pueda haber sido el que ha dicho semejante infamia, porque no creo que el Embajador Rojas Silveyra, haya perdido el juicio o pueda estar detrás de un intento de estafa al Presidente. Solo puedo afirmar que hoy, como durante estos diecisiete años que cura mi exilio, jamás he reclamado nada, como tampoco lo hago en la actualidad.
En cuanto a que el Doctor Frondizzi me haya ofrecido ‘tres millones de dólares’ es una patraña más de los que, imagino, se empeñan en confundir al Presidente, quién sabe con qué designios. He aceptado el importe de mis sueldos, de mano del Embajador Argentino en Madrid, porque he considerado que, siendo un importe que me corresponde legalmente, no podía ni debía rechazarlo. En cambio, en esa misma oportunidad, el Embajador me dijo que se me liquidarían tres mil dólares mensuales, lo que rechacé de plano, por no corresponder. ¿Cómo podría ahora pedir millones, a expensas del Estado, que no me corresponden? La función del Frente Cívico de Liberación Nacional tiende precisamente a imponer la moralidad institucional, mediante elecciones libres, sin condicionamientos ni limitaciones irritantes, para constituir un Poder y un Gobierno que puedan gobernar para el Pueblo Argentino. Si esas elecciones son libres y puras, el Gobierno que surja será ampliamente representativo y arribará con el apoyo popular, con su concurso y su sostén, sin los cuales hoy nadie puede ya gobernar en el mundo. Es preciso pensar que el futuro Gobierno será de ‘reconstrucción Nacional’ porque, al cabo de tantos años de desastre, será como si saliéramos de una guerra que hemos perdido o de una gran catástrofe que hubiéramos soportado. Si los argentinos poseen un mínimo indispensable de patriotismo, en momentos tan aciagos, solo deberán pensar en la salvación de la Patria y su destino, tan gravemente comprometido.
Por eso, si el Frente Cívico se constituye en estos momentos, unido y solidario, para imponer la normalización institucional, debería también pensar que su misión no termina allí, sino que es preciso que el Gobierno que surja de esa normalización, ha de contar con el concurso de todos, para llenar cumplidamente la difícil misión que recibe. Por un largo periodo no podremos darnos el lujo de políticos ni oposiciones inoperantes. Todos tenemos la responsabilidad y todos debemos defenderla unidos y solidarios. Solo se concibe que puedan estar ausentes, aquellos que trabajan para los enemigos del Pueblo y de la Nación, porque están al servicio de intereses que no son los nuestros, porque sirven al neocolonialismo foráneo, cuyos fintes y designios ya no pueden ser un secreto para ningún argentino que haya sufrido las tristes consecuencias que todos podemos percibir.
El Frente Cívico de Liberación Nacional, no es en manera alguna excluyente para ninguno que comparta la decisión de ‘normalizar institucionalmente al país’ por medio de elecciones libres y puras, de modo que si las Fuerzas Armadas, están honestamente dispuestas a cumplir sus compromisos, no tienen por qué estar excluidas de una unión que congrega a todos los argentinos que piensan así. Pero es natural que, siendo el Frente Cívico una unión de las fuerzas políticas, económicas y sociales, la incorporación al mismo no puede ser ‘de oficio’ sino por propia decisión de las fuerzas que han de componerlo. Comparto la afirmación de que es preciso en estos momentos proceder con grandeza y desprendimiento, pero también pienso que ambas virtudes han de estar al servicio exclusivo de la Nación, en el cumplimiento de la voluntad del Pueblo Argentino.
Sigo pensando que el origen de la violencia no ha estado en el Pueblo, que ha aguantado pacientemente diecisiete años de provocación, desde que fue despojado de su Gobierno legal y constitucional por un acto de fuerza y de violencia hasta nuestros dias, en los que comprueba que ambas cosas pretenden seguir reinando sobre un Pueblo manso que, como todas las cosas, tiene su límite. Es que se trata de ejercer el Gobierno a ‘contrapelo’ confundiendo mando con Gobierno. El arte de gobernar va siempre más allá que un simple empeño administrativo porque se gobiernan seres humanos.
Mandar es obligar. Gobernar es persuadir. Y al hombre siempre es mejor persuadirle que obligarle. Cuando no existe situación comprometida, servir al Pueblo es un derecho pero cuando, como en nuestro caso, la felicidad del Pueblo está de por medio, servirlo es un deber.
Pero ese servicio no ha estar en imponerle sacrificios permanentes que la irritan y castigan, sino en el uso de remedios apropiados que, yendo a las causas, puedan neutralizar sus efectos. Las visitas de Frandizzi, Guevara, Allende y muchos más que no cita el General Lanusse, que cono dice, no han dejado de sorprenderlo, se justifican para mí, por el solo hecho de ser también argentinos que llegan en busca de consejos y para sumarse solidariamente a la unión de todo el Pueblo Argentino, olvidando enfrentamientos que, en esta hora, son tan negativos. Yo acostumbro a perdonar los males ajenos, con el deseo que ellos puedan también perdonar mis males. No creo que ello ‘represente una confusión nueva’ porque pienso que debemos recibir con complacencia a todos los que se sumen con su voluntad, a la unión que pretende confundir en un estrecho abrazo, a todos los argentinos que anhelan el bien de la Patria y de su Pueblo.
Ninguno de los que han llegado hasta mí, que son legión, ha dejado de compartir la idea de una necesidad perentoria de pacificación y normalización institucional del país en el más corto plazo posible.
Finalmente: existe en el país un Delegado Personal del Comando Superior Peronista, el Doctor Don Héctor J. Cámpora, debidamente autorizado para proceder en mi nombre y representación. Con él puede el General Lanusse tratar cualquier asunto que a mí se refiera, asegurándole que encontrará en él, como en mí mismo, la mejor buena voluntad, como la mayor honestidad en sus procedimientos. Existe asimismo una organización política, la ‘Hora del Pueblo’, donde podrá encontrar también el mejor consejo político de acuerdo con los objetivos de esa naturaleza que el Frente Cívico persigue. En consecuencia, nada es más simple que recurrir a ellos cuando las circunstancias así se la aconsejen. Fuera de ello, yo personalmente, estoy a disposición, en todo lo que pueda referirse a soluciones nacionales frente al grave problema que se está presentando.
Madrid – 13 de abril de 1972 – Juan Perón
Las Bases – 18-07-72