Las Historietas Argentinas que Fueron Adaptadas al Cine
El cine y la historieta son dos pasiones que se unieron a principios de siglo para establecer una sociedad que se extendió hasta nuestros días: Avivato, Piantadino, Fúlmine, Juan Mondiola o los más recientes Cureta y López son algunos de los personajes que nacieron en el papel posteriormente fueron trasladados con suerte diversa a la pantalla. Esta historia comienza en 1917 con el estreno de El Apóstol, el primer largometraje de animación en la historia del cine que, a partir de dibujos de Diógenes Mono Taborda, satirizan la gestión del entonces presidente Hipólito Yrigoyen
Avivato, Piantadino, Fúlmine, Mafalda y el Doctor Cureta Tuvieron Versiones en Pantalla Grande
Viruta y Chicharrón nacida en Caras y Caretas en 1912, se convirtió en la primera historieta argentina con personajes fijos y continuidad semanal. Tres años más tarde, Héctor Quiroga- verdadero pionero de la cinematografía nacional- tradujo en imágenes móviles y con actores, esa misma trama que había sido pensada originalmente para el dibujo. En ese acto fundacional quedo instaurada una relación entre el cine y el humor gráfico que no se interrumpiría a lo largo de los últimos 75 años.
En pleno auge del yrigoyenismo, el productor y realizador Federico Valle convocó a Diógenes Mono Taborda- el más famoso caricaturista político de la época- y al director Quirino Cristiani para llevar a cabo el que sería el primer largometraje de animación en la historia del cine mundial. Se trataba de El apóstol, una sátira estrenada el 9 de noviembre de 1917, en la que se ridiculizaba la figura del caudillo radical y la política de su gobierno. En la escena más recordada, Yrigoyen suela que obtiene en el Olimpo los poderes de Júpiter y los utiliza para destruir la corrupción en Buenos Aires.
En 1931, luego del golpe a encabezado por José E. Uriburu, Cristiani dirigió Peludópolis, una nueva parodia contra el radicalismo. En el cine Renacimiento y por solo dos pesos, los antiyrigoyenistas podían regocijarse con las andanzas de Pepe, el provisional (Uriburu) y las desventuras del Pelado Máximo (Yrigoyen). Para esta película se utilizaron viejos dibujos del Mono Taborda, quien había fallecido unos años antes.
La historieta Pancho Talero, de Arturo Lanteri, se publicó por primera vez en 1922 en la revista El Hogar. Siete años después, el propio Lanteri llevó al cine Las aventuras de Pancho Talero, protagonizada por Pepito Petray. En 1931, el mismo equipo realizo Pancho Talero en Hollywood, película que tomaba en broma la broma en que la industria cinematográfica estadounidense representaba al gaucho argentino.
Los porteños tuvieron que esperar hasta 1942 para ver un nuevo personaje de historieta en el cine. El cortometraje en colores Upa en apuros formaba parte de un programa de lujo: se daba como complemento de La guerra gaucha, una de las películas más populares de la época. La tira que dio origen al filme había sido creada por Dante Quintero en 1928 para el diario Crítica. Su personaje central – el mítico indio Patoruzú- se convirtió rápidamente en un éxito y desde 1936 sus aventuras se publicaron en una revista quincenal que llevaba su nombre.
También en 1942, Walt Disney contrató al caricaturista y pintor Florencio Molina Campos- conocido por los cuadros que ilustraban los almanaques de Alpargatas- como asesor en la realización de cortos animados para el mercado latinoamericano. De esta reunión surgieron El gaucho reidor, El gaucho volador, Goofy se hace gaucho y el largometraje Saludos, amigos (aquí se vio con el título de Los tres caballeros), todos estrenados durante ese año. Esas experiencias le permitieron a Molina Campos filmar en 1956 un corto en forma independiente llamado Pampa mansa, que fue premiado en el Festival de Berlín.
Con la aparición de la revista Rico Tipo en 1944, la historieta alcanzó gran popularidad y varios personajes fueron llevados al cine por los cómicos más exitosos del momento. Así, pudo verse a Augusto Codecá soñar con las despampanantes chicas de Divito en una escena de Soy un infeliz, rodada en 1946. Pero fue 1949 el año en que el romance entre historieta y cine llego a su apogeo con los estrenos de Fúlmine y Avivato.
Sin embargo, estas películas solo utilizaron el éxito popular y algunos rasgos de los personajes sin respetar estrictamente el guion original de las tiras. Por ejemplo, Fulmine, protagonizada por Pepe Arias y dirigida por Luis Bayón Herrera, narraba la historia de un jettatore que salvo esa cualidad tenia pocos puntos en común el escuálido antihéroe imaginado por Divito. Dentro de este mismo esquema, Avivato, el rey de los vivos- basada en dibujos de Lino Palacio e interpretada por Pepe Iglesias, el Zorro- permaneció 24 semanas en cartel y fue la película más taquillera de ese año. El filme, que dirigió Enrique Caben Salaberry, utilizó el argumento de la efectiva comedia francesa. El rey de los garroneros. Palacio, además de ceder el nombre de su creación participó activamente en la publicidad de la obra.
“¡El pintoresco rey del suburbio, tal como se lo imaginaron sus lectores en Rico Tipo!” anunciaban los afiches que publicitaban en setiembre de 1950 el lanzamiento de Juan Mondiola, una eficaz adaptación del llamado “humor redaccional” (viñetas acompañadas por textos literarios) que permitió el lucimiento de Manuel Romero en la dirección y de Juan José Miguez en el rol del simpático “porteño piola y sentimental”. El guion de la película estuvo a cargo de su redacción, Miguel Bavio Esquiú.
Una semana después de Juan Mondiola, se estrenó Don Fulgencio, una película inspirada en otro personaje de Lino Palacio que había nacido en La Prensa en (1932) y que, desde 1943, comenzó a publicarse en las páginas de La Razón. La historia del “hombre que no tuvo infancia”- interpretada por un estupendo Enrique Serrano- fue, junto con Mondiola, uno de los pocos casos en que el cine argentino respetó el espíritu de las historietas que adaptaba.
Tras el éxito de Avivato, Pepe Iglesias interpretó un año después a Piantadito, pintoresco ventajero ideado por Adolfo Mazzone para Rico Tipo. En la película de Francisco Mugica, además de Piantadito, aparecieron Afanancio y Batilio, también personajes de Mazzone.
Juan Carlos Altavista y Beatriz Taibo debutaron cinematográficamente con Pocholo y Pichuca, personajes que Horacio S. Meyrialle había desarrollado en Rico Tipo y que posteriormente se transformaron en un exitoso programa radial durante varias temporadas. La película se llamó Pocholo, Pichuca y yo y fue estrenada en 1951 con libro del propio Meyrialle.
Recién en la década del ´60 el cine nacional retomó a la historieta como fuente argumental con Lindor Covas, el cimarrón. En un programa de la época, se definía a este gaucho creado por el dibujante Walter Ciocca como “un valiente ante los más guapos y débil ante las faldas”. El filme, de 1963, fue protagonizado por Carlos Cores en el papel de Lindor Covas.
En 1964 Julio Saraceni hizo El Gordo Villanueva, otro traslado del humor redaccional al celuloide. Esta obra marcó la presentación estelas de Jorge Porcel en el cine. “Si el trabajo es alegría, que trabajen los tristes” era la consigna de este arquetipo del “vivo” porteño inventado por Luis de La Plaza en Patoruzú en los años 50.
Hacia 1966 se estrenaron conjuntamente y bajo el titulo Che, Buenos Aires, cinco cortometrajes filmados en distintas épocas por diferentes realizadores en forma independiente. Dos de esos cortos tenían relación con la historieta: Buenos Aires en camiseta, donde Martin Schor le dio vida a las viñetas porteñas del maravilloso Calé, y La primera fundación de Buenos Aires, en la que los dibujos de Oski sirvieron de pretexto para una delirante recreación histórica dirigida por Fernando Birri. El ingenio de Oski se reflejó también en el guion y en la escenografía de El negoción, de Simón Feldman.
En los años 70 y a la manera de admirado Walt Disney, Manuel García Ferré aprovechó el suceso de los personajes popularizados en la revista y cortos televisivos para filmar Mil intentos y un invento (1972), con Anteojito y Antifaz; Las aventuras de Hijitus (1973), recopilación de los micros de TV y Petete y Trapito (1975). En 1987 se estrenó comercialmente el último largometraje de dibujos animados realizado hasta el momento en la Argentina: Ico, el caballito valiente.
Las ocurrencias de Mafalda surgieron como tira semanal en el semanario Primera Plana 1965, pero tardaron demasiado tiempo en llegar a la pantalla grande. El proyecto iniciado en 1972 tuvo que superar innumerables trabas impuestas por el Ente de Calificación Cinematográfica y se pudo exhibir finalmente en 1981, con Carlos Márquez como responsable de la animación. Lo dibujos y el guion, por supuesto, estuvieron a cargo de Joaquín Lavado, más conocido como Quino.
Mientras la censura se empeñaba en prohibir Mafalda, María de los Ángeles Medrano protagonizaba en 1977 Jacinta Pichimahuida se enamora. El filme era una derivación de las novelas televisivas que interpretaron sucesivamente Evangelina Salazar, María del Carmen Valenzuela, la Medrano y Cristina Lemercier. Estas telenovelas, a su vez, eran versiones deformadas de los recuerdos escolares que Abel Santa Cruz había redactado en Patoruzú con ilustraciones de Oscar Biotta (padre) en los años cuarenta.
Los cantitos que Clemente gritó por la tevé durante la disputa del Mundial de 1982 fueron recopilados en el telefilme de animación que se estrenó ese mismo año en el cine Ideal. La barra de Clemente y sus hinchadas conto con el aporte de un letrista notable: Alejandro Dolina. Pero el animalito de Carlos Loiseau (Caloi) ya tenía nueve años de vida en la contratapa del diario Clarín, aunque en sus comienzos debió compartir el espacio de la tira con el tranviario Bartolo.
Las últimas películas que se nutrieron del humor gráfico fueron las dos experiencias del director Alberto Fischerman: La clínica del doctor cureta (1987) y Las puertitas del señor López (1988). Ambas historietas tuvieron gran repercusión cuando se publicaron a comienzos de los 80 en la revista Humor, aunque su traslado al cine tuvo resultados disimiles. La comedia encabezada por Gianni Lunadei – como el maquiavélico Cureta- logró algunos buenos gags que hicieron recordar los mejores momentos de las historias escritas por Meiji y dibujadas por Ceo y Rep.
La Maga – 27-05-92- Por Sergio Ranier y Diego Batlle
Fuente: (La Historieta Argentina en el Cine – Daniel Sendrós)