“Recuerdo el silencio. Las manos una suya, una mía, se habían tocado y ese roca no dejado lugar para nada más.- Enmudecidos entonces. Los cuerpos se nos estiraron o mejor dicho, como si no fuéramos más que una piel conteniendo agua, todo se volcó en las manos, en los dedos, en las palmas rosadas y suaves y siempre un poco húmedas, en el puño abierto ofreciendo esa intimidad que encierra, que se abren más para pedir que para darse, en acariciar esa palma con los dedos en un silencio que creo que hoy, más de treinta años después. Me sería insoportable y entonces fue pura delicia, una progresión que empezó así, en las manos, con las manos se detuvo ahí unos días como en una meseta hasta arrojarse, claro, el cuerpo entero.”
Escritora, autora de La Virgen Cabeza, Le Viste la Cara a Dios y El Romance de la Negra Rubia
Las 12- 13-02-15 – Por Gabriela Cabezón Cámara, “Las Manos”
La Virgen Cabeza – Literatura Random House – 2019
Autora de las novelas Las Aventuras de la China Iron (2017) y La Virgen Cabeza (2009); de las Nouvelles Romance de la Negra Rubia (2014) y Le Viste la Cara a Dios (2011) y del libro de relatos Sacrificio, ha sido traducida al inglés y al italiano.
Estudió Letras en la UBA y en 2013 fue escritora residente en la Universidad de California en Berkeley. Desde entonces, coordina talleres y clínicas de escritura y enseña en la Universidad Nacional de las Artes (UNA). Actualmente ejerce el periodismo en forma independiente en medios como Crisis, Página 12 y Fierro.
Exuberante y desbocada, barroca y veloz, exquisita y barriobajera, es esta novela. “Pura materia enloquecida de azar”, como pensaba que era la vida Qüiry, la periodista locuaz que termina enamorada de Cleopatra, una travesti carismática entregada al plan salvador que le dicta la Virgen.
Del conurbano bonaerense a Miami, esta santísima y plebeya trinidad, sus hijos, amigos y vecinos, encarnarán una rebelión popular y sagrada, villera y delirante. Pero ni los milagros, ni la celebración, ni la música que revienta los pasillos de El Poso protegerán esta utopía fiestera, anticlasista y transgénero.
Cristina Eseiza
Profesora en Letras UBA
Escritora