Atorrar: Lunf. Dormir
«¿Vamos a atorrar? Son las once». Piaggio, Caló…
Directamente de atorrar procede atorro: sueño, acto de dormir y atorrardero: dormitorio, lugar destinado a dormir.
Atorro: v. Atorrar.
“Una vez que ha llenado en mondonguera
Pecha atorro en la mistonga pichonera
Y no labora ni se aflije mucho”
“El Pechador” – F.H. Fernández “Yacaré”
Si bien el párrafo de Yacaré, “Atorro” en su contexto tiene alusión directa al “atorrante” que no “labora ni se aflige mucho” y considerando un vagabundo, haragán, una persona sin ocupación que vive mendigando, en este caso “pecha atorro” es se duerme.
Es de destacar lo señalado por Fernando Casullo en su Diccionario de Voces Lunfardas y Vulgares, donde dice que atorro es la acción y el efecto de “atorrar”.
A su vez atorrar es definido como: hacer vida de atorrante, vagabundear. Pero es la segunda acepción de este término la que nos aproxima a o buscado: por extensión, dormir. Confirma así este sentido Alcides Gandolfi Herrero en su Soneto del Poligriyo “Y así todas las noches a mi atorro/ alucinado, yo te siento mía”.
En tanto que Ricardo Guiraldes en sus Cuentos de Sangre y de Muerte dice: “Los que no pudieron entrar, atorraban en el rosario del monte”.-
De origen incierto. Sobre este término, Eduardo Gutiérrez creó el término atorrante para designar a la persona que, apartada de la convivencia, se entregaba a la mendicidad y pernoctaba preferentemente en los caños de las obras de salubridad, antes de que ellos fueran emplazados definitivamente.
Y será Julián Centeya evocando su futuro sueño eterno, quien dará una idea clara respecto a esta significación:
Atorro
Encanutao en la última pilcha,
negao a todo, piantao de mí,
en la pinchada que da el atorro
como de nada, puesto en el forro
del jonca‘e pino me iré de aquí.
¡Linda sbrufata la de mi vida!
Me puso chanta mamá miseria
si todo ha sido una piojería
no se dió una… siempre en la vía.
Pa mi cincharla fue cosa seria.
Sobre mi llaga pasé la lengua
cuando la chanta se tomó el piro,
y en la mentira de otra salvada
me jugué el todo, quedé sin nada…
¡Si es de milagro creé, que respiro!
No tuve un llanto que me llorara
y no habrá un llanto cuando finisca,
Solari y Rossi voy de zarpada
y, cuando se haga, no habrá mancada
que otro baraje para otra brisca.
Algún gomía de esos que quedan
rante y polenta como Barquina
batirá el justo de la pulpeta
y acaso cuente que fui un poeta
dueño del mundo que da la esquina
y que no tuve más berretines que los comunes,
que fui sencillo, hecho a ternuras,
solo en la lleca, con horizontes que me dio el feca,
sin otra cosa que un cuore grillo.
No quiero nada. No se escapelen. Paz de lamentos.
Si me voy piola… En el finirla está la salvada…
se va conmigo mi alma cansada
que hace diez siglos no quiere lola.
Julián Centeya
La Palabra Lunfarda- Liberio Paz- Revista Alternativa La Tecla – Diciembre 1982