Referirnos a las relaciones entre literatura y la sociedad nos remite a las implicancias mutuas trazadas por una teoría de la sociedad que ubique y ponga en correlación las producciones culturales con la totalidad social: una teoría que explique los fenómenos culturales como hechos típicamente interrelacionados aunque, y aquí reside la cuestión a resolver, también relativamente autónomos.
Se entiende, entonces, que la pregunta sobre la articulación de literatura y sociedad supone ya, en su misma formulación, haber adoptado una hipótesis previa, que la investigación sociológica de la literatura deberá convalidar: producción literaria y formación social se vinculan por un sistema de lazos y correspondencia.
Precisamente sobre este sistema versa lo fundamental de la problemática en nuestro siglo. El conjunto de mediaciones que conectan al escritor con su obra, a ésta con la cultura que le es contemporánea y con la tradición cultural en la que se inscribe: a todos estos elementos con la sociedad concreta dentro de la cual la obra encuentra su público, es difundida y leída; los códigos literarios y culturales que hacen posible este proceso, diseñando un espacio por lo menos relativamente compartido entre obra, escritor y lectores; tales son los grandes problemas de las diversas corrientes que se han propuesto o de su creación, ya una historia social del público y del gusto, etc.
Cristina Eseiza
Profesora en Letras – UBA
Escritora